Los aduladores, una lacra de la política coahuilense

 

José Guadalupe Robledo Guerrero.
EL pasado 21 de marzo, en el acto que conmemoró el natalicio de don Benito Juárez, el representante de las Logías Masónicas, Enrique Estrada, que a la vez es empleado gubernamental, pues es Director del Centro Estatal del Adulto Mayor, dio una muestra más del chambismo y del oportunismo político que desde el gobierno de Flores Tapia anida en la otrora “respetable y augusta” institución masónica.

Como por arte de magia, estudio que han abandonado los masones de nuestros días, Enrique Estrada recobró el habla, y como merólico lanzó su perorata “izquierdizante” en contra del gobierno federal, que se ha convertido en Coahuila en el villano favorito de los aduladores y beneficiarios del moreirismo, que con esto tratan de ganarse la simpatía de sus poderosos mecenas en turno.

Los masones -que no se dónde están- llevan décadas de silencio y de tenidas “rebosantes de ignorancia”, mientras los políticos confesionales y la jerarquía católica hace lo suyo para seguir explotando, saqueando y manipulando a los mexicanos. Pero ahora sus representantes, como Enrique Estrada, salen de las catacumbas de sus Logías a repetir lo que ya han dicho los Moreira.

Sin embargo, lo importante que quería señalar Enrique Estrada, no era su visión aldeana de la derecha gobernante, el PAN, sino unirse al coro de empleados estatales que aseguran que Humberto Moreira será el próximo Presidente de México, olvidándose que el mismo gobernador se descartó -momentáneamente- de la contienda presidencial, asegurando que llegando los tiempos apoyará al candidato que designe su partido.


Sin atreverse ha hablar claro, el representante masón dijo que en el gobierno de la gente se encuentra el nuevo Juárez que necesita México, pero no dijo quién era el moderno “Benemérito de las Américas”. ¿Humberto, Rubén, Jericó, Homero, Fausto? ¿Quién?

Pero no es la medianía ni la medrocidad masónica lo que nos interesa resaltar, sino la actitud lambiscona y oportunista de esos especímenes “juaristas”, que durante el gobierno de Flores Tapia adularon a más no poder al exgobernador, a quien abandonaron cuando cayó en desgracia, para luego oponerse a que OFT fuera el Venerable Maestro de las Logías Masónicas de Coahuila, porque ya no tenía poder para darles chambas y dádivas.

A dos años de gobierno, cuando Humberto Moreira ha consolidado su poder, los “masones” salen a darle su convenenciero respaldo. Pero ninguno apareció para defenderlo.

Lo grave del asunto, es que por alguna razón desconocida, los gobernantes son presa fácil de los aduladores. Les hacen creerse extraterrestres, inmunes y divinos. Flores Tapia y Enrique Martínez fueron víctimas de la frivolidad “masónica”, pero cuando dejaron el poder, ningún masón los defendió ni habló a su favor. Los masones coahuilenses llevan décadas haciendo lo mismo.

A Flores Tapia lo olvidaron y lo bloquearon en su pretensión de dirigir la masonería estatal, pero cuando fue reivindicado, se apresuraron a montarle escenarios de reconocimiento, en los cuales los halagos vomitados eran los mismos que como gobernador le dijeron.

Seguramente todo esto lo sabe Humberto Moreira, y por lo tanto evitará caer en las redes de la adulación, que tanto daño le hizo a OFT, quien era proclive a recibir halagos, más aquellos que le hablaban de míticas virtudes y valores personales que poco conocen los masones de ahora.

Si los Moreira no quieren flotar, deberán taparse los oidos ante los cantos de las sirenas, aunque sean masónicos. De lo contrario en poco tiempo andarán volando en los ámbitos de la fantasía sin haber dejado el piso. Es cuanto...