Crónica de un Congreso socialista
“Un fantasma recorre el mundo, es el fantasma del comunismo…” así comienza el Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels publicado en 1848 en una Europa renovada por la Revolución Industrial y convulsionada por los enfrentamientos de los nuevos protagonistas de la sociedad industrializada: patrones y obreros, poseedores de los medios de producción y desposeídos.
José Alejandro Robledo Flores.
Hoy, a 160 años de distancia del manifiesto marxista, casi la mitad del mundo vive bajo regímenes que surgieron de revoluciones socialistas inspiradas en la filosofía marxista, lo cual deja claro que esta visión politica, social y económica, sigue vigente en nuestros días, y por lo tanto sigue siendo la otra parte de la realidad global.
Actualmente, algunos pueblos hermanos de América Latina, que por siglos han sido explotados, saqueados, humillados y oprimidos, han puesto sus esperanzas en el socialismo, como forma de reivindicar, emancipar y desarrollar sus naciones. El socialismo es el otro camino, la opción por la que algunos países latinoamericanos, como Cuba, tuvieron que transitar, para conseguir una ruta alternativa que transformara a su sociedad y recuperara su identidad y soberanía.
En este contexto, a mediados del pasado marzo, tuvo lugar en el Distrito Federal un seminario de partidos, cuya organización estuvo a cargo principalmente del Partido del Trabajo. Este Congreso aglutinó a los partidos socialistas, comunistas y movimientos sociales de todo el mundo, al cual asistieron numerosas delegaciones de distintos países y de diversos continentes.
En esta reunión se dieron cita, los partidos comunistas de Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte, Rusia, Brasil, entre otros; así como el Partido Socialista de Venezuela, Izquierda Unida de República Dominicana, Izquierda Unida de España, Frente Farabundo Martí de El Salvador, Frente Sandinista de Nicaragua, Movimiento al Socialismo de Bolivia, Partido Revolucionario de Laos, Comité Revolucionario de Libia, Patria Libre de Paraguay. Tambien asistieron el Movimiento V República y Patria para Todos de Venezuela y el Frente por el Socialismo de Colombia.
Sin duda, la asistencia de movimientos populares organizados fue importante, hubo representación de movimientos como el Pachakutik de Ecuador, Patria Roja de Perú, Organización para la Liberación de Palestina, Movimiento Independentista Hostosiano de Puerto Rico, Batasuna del País Vasco y el Frente Amplio de Uruguay. Una de las delegaciones confirmadas era la de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ahora tan de moda en México, que no pudo asistir por los sucesos del primero de marzo, en el cual varios de sus guerrilleros fueron masacrados por el ejército colombiano en territorio ecuatoriano.
A pesar de la importancia de las delegaciones representadas y de la agenda sobre la que se trabajó, este evento pasó inadvertido para los grandes medios de comunicación nacionales que no le dieron la cobertura que ameritaba, sólo medios electrónicos sudamericanos como Telesur se encargaron de darle una gran difusión en nuestro continente.
Algunos de los temas que se trataron se referían al avance y consolidación del socialismo en el mundo, al medio ambiente y los recursos naturales, a las estrategias de contención anti-imperialistas, a la construccción de proyectos alternativos de nación, a los Congresos Constituyentes, a los movimientos sociales y a la construcción del Poder Popular.
Todos los temas se ilustraron y enriquecieron con las experiencias que expusieron las delegaciones de China, Cuba, Venezuela, Vietnam, así como de Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Estas aportaciones, además de interesantes, fueron importantes, ya que los gobiernos socialistas y comunistas de estos países, son una realidad hoy en día en el mundo de la globalización y la competencia productiva.
La intervención de la delegación cubana fue sobre la necesidad de construir el Poder Popular, como la principal meta de la Revolución, y cómo defienden los cubanos este logro con la movilización del pueblo, que es el que tiene la misión de vigilar sus conquistas, sobre todo con la lucha ideológica, la batalla de ideas, que son las que conservan las revoluciones.
La delegación cubana señaló que aquel país que no defiende su revolución, está condenado a perderla. Seguramente los mexicanos que asistieron al Congreso, recordaron que eso mismo pasó en nuestro país, porque no defendimos nuestro origen nacional: la Revolución Mexicana.
La delegación de Vietnam fue la más indicada para exponer el tema de lucha anti-imperialista. Este pueblo heroico ha sufrido la invasión y el genocidio imperialista, pero nunca ha dejado de ser digno. Por eso vencieron a los franceses y estadounidenses. La dignidad, orgullo, y entrega del pueblo vietnamita a su patria, fueron los elementos que derrotaron los intentos imperialistas por esclavizar a su nación.
Los chinos aportaron su visión económica, la cual han intentado distorsionar los voceros del capital. Visión que tiene como fundamento la repartición de la riqueza a través del desarrollo de sus fuerzas productivas, con esquemas de empresa estatal al servicio del pueblo, que hacen que los empresarios se definan en China como constructores de la empresa socialista, que junto al estado y al partido tienen como meta terminar con la pobreza.
La necesidad de refundar los países a través de Congresos Constituyentes, es un tema en que los bolivianos intervinieron, pues ellos están transitando por esa etapa, no para fortalecer sus instituciones, sino para construir nuevas en las que el pueblo base sus aspiraciones y autodetermine sus destinos.
Uno de los temas más importantes, por la coyuntura que hoy se presenta en nuestro país, fue el de los recursos naturales. Los venezolanos dejaron claro que los países deben ser libres y soberanos, para poder tener potestad absoluta sobre sus recursos, en particular el petróleo, y no entregarlo como pretende el gobierno mexicano. La geopolítica actual, hace de este recurso el más importante para emancipar a los países que cuentan con reservas petroleras, para desarrollar su productividad en beneficio popular y lograr la soberanía nacional.
En el Congreso quedó también claro que para lograr los grandes cambios que requieren nuestros países, se deben refundar las repúblicas con un sistema socialista, libertario y popular, que permitan construir una América Latina mejor, más próspera y desarrolllada, más libre y autosuficiente.
Este congreso fue un diálogo abierto, hubo propuestas y autocríticas. Algún funcionario de alto nivel en el gobierno cubano señaló, tras la intervención de un indefinido mexicano que dio un discurso panfletario de veinte minutos en el que repitió hasta el cansancio la palabra “izquierda moderna mexicana”, haciendo alusión a la confusa ideología que priva en su partido, el PRD. El cubano lo corrigió ilustrándolo: “para empezar a construir opciones distintas a los esquemas manipulados, tenemos primero que dejar de llamarnos de izquierda, pues somos socialistas o no somos, y si somos socialistas tenemos que ser revolucionarios”. La lección fue avalada por los aplausos de las delegaciones presentes.
En este Congreso hubo rituales conmemorativos: se le brindaron sonoros y entusiastas aplausos a Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, considerado por los socialistas y comunistas del mundo como el más grande revolucionario de todos los tiempos. Se festejaron los primeros 160 años de la publicación de la primera edición del Manifiesto Comunista. Y a 125 años de su muerte, hubo una gran ovación para Karl Marx, que con su pensamiento nos enseñó como debe ser el mundo: sin explotados ni explotadores, y le dio a los revolucionarios la herramienta teórica para transformar su realidad en un habitat justo y sin miseria ni amos.
El Congreso socialista dejó muchas enseñanzas, una de ellas la de la esperanza, que en los marginados y explotados es la última que muere, pero dejó constancia de que los revolucionarios de todos los países lacerados por la explotación y el saqueo imperialista, no están solos en su lucha, pues hay muchos de sus iguales combatiendo en todo el mundo, por reivindicar a sus pueblos y a la humanidad...