Raúl Vera López, ejemplo
de inmoralidad y simulación
Desde hace años, más de seis, cuando Raúl Vera López llegó a nuestra ciudad como Obispo de Saltillo, lo primero que hizo fue exhibir su protagonismo, el que comparado con lo que ahora se comenta entre la feligresía, es su defecto menos importante, pues así como Vera López se ha quitado la capucha -mas no la sotana- para mostrar sus inmoralidades, también algunos católicos saltillenses han perdido el temor al infierno para delatar sus simulaciones y mundanas desviaciones.
Desde aquella ocasión que nos presentó por primera vez su querencia a los reflectores y sus mesiánicos y tendenciosos señalamientos, en este espacio le explicamos que el norte de México no era el bajío donde nació y donde se incubaron los cristeros. Que Coahuila no era Chiapas, ni Saltillo era San Cristóbal de las Casas. Y más aún, que en nuestro municipio no había coletos de golpe de pecho y mentalidad esclavista, con quienes acordar generosos donativos a cambios de que todo siguiera igual, incluso con la parafernalia de un ejército armado de rifles de madera, con el que hacen más redituable el negocio religioso.
Pero el obispo no entendió, no tenía por qué hacerlo, su mente estaba en su paraiso chiapaneco, en donde le dio rienda suelta a sus desviaciones sexuales y a sus simulaciones políticas, y no se percató que en Saltillo no había indígenas a quien “proteger”, los que después de 500 años de explotación, abusos y miserias, siguen condenados al yugo de los “hombres” de sotana, y continúan sometidos a sus perversiones sexuales y a los crucifijos de la manipulación religiosa.
Por eso Vera López buscó la forma de mantener su protagonismo vigente y redituable, y pronto la encontró en dos sectores: las viudas y familiares de los 65 mineros muertos en el accidente de Pasta de Conchos, y los migrantes mexicanos y sudamericanos que cruzan por territorio coahuilense en camino al “sueño americano”, incluidos en este paquete a los polleros Maras Salvatruchas.
Raúl Vera insiste en que las viudas de los infortunados mineros se empeñen en desenterrar lo que la explosión y el tiempo han desaparecido: los cuerpos de sus esposos, para -paradojicamente- darles “cristiana sepultura”. Por otro lado, Vera López encontró con otro de sus iguales, el cura Pedro Pantoja, la oportunidad de seguir saliendo en los medios de comunicación, simulando un amor cristiano por los migrantes, a los que ignoró en la otra frontera, la de Chiapas, en donde verdaderamente sufren su principal viacrucis.
A su llegada, en el gobierno de Enrique Martínez, el obispo de Saltillo se concretó a defender todas las tropelías que en ese entonces hacía el corrupto Presidente Vicente Fox. Una de aquellas perlas nos la dio cuando Fox retiró los subsidios a las tarifas de la energía eléctrica diciendo: “La feligresía debe guardar la calma, evitar el desorden y la violencia ante el aumento a la electricidad, pues es el efecto de una globalización que exige controles a los países pobres”. Obviamente Vera López desconoce que México, aún con Fox, todavía es una de las ocho principales economías del mundo. Pero había que defender a su Presidente.
En ese momento Fox era el Presidente santificado por la jerarquía católica, pues era títere de El Yunque, esa cofradía fascista y confesional que tanto daño le ha hecho a México, sobre todo en los últimos 8 años. Pero hoy Raúl Vera ya cambió sus preferencias panistas. Ya no es Fox el Presidente y El Yunque es enemigo de Felipe Calderón. Por eso ahora su chismoso séquito de lambiscones son los difusores de todas las ocurrencias de Andrés Manuel López Obrador, las que utilizan para manipular a los ignorantes y simular su derechismo.
En estos años, desde la diócesis de Saltillo, Vera López ha hecho señalamientos sobre todo lo que se le ocurre para salir en las notas de los periódicos. Sus temas predilectos son la democracia, la justicia, los derechos humanos y por supuesto, los diezmos. Para su desgracia, los tres primeros conceptos son desconocidos en la iglesia católica. Pero a pesar de su nula autoridad moral, Raúl Vera no ha cesado de hablar, de mentir y engañar a quienes todavía, y a pesar de la historia, siguen respetando el hábito religioso.
Pero dejemos la historia y aterricemos en el obispado de Vera López, quien en un afán de mostrar su amor por los mancebos sacerdotes, y hacerle “justicia” a sus favoritos, ha mandado a la “jubilación” forzosa y miserable a una decena de viejos sacerdotes laicos, con el fin de retirarlos de sus parroquias, para dárselas a sus preferidos.
Sin ningún sustento para sobrevivir fueron lanzados a la calle los sacerdotes José Luis Dávila, José Luis Rodríguez, Antonio Elizondo, Alejandro Aguilera, Antonio Mendoza, Jorge Sepúlveda, Carlos Dávila (+), Juan de la Cruz Medina, Antonio Usabiaga y José Luis del Río. Y por lo que se sabe y espera, la nómina de “jubilados” por Raúl Vera aún no llega a su fin.
Algunos de estos “jubilados” viven en una miserable condición, viejos y enfermos, solos y desprotegidos, callados y temerosos, olvidados y retirados de su labor sacerdotal ¿Será esa la justicia y el respeto a los derechos humanos de los que nos habla el obispo de Saltillo?
Esta situación ha provocado infinidad de inconformidades entre la feligresía saltillense, pero la sordera y soberbia episcopal impidió corregir la abusiva actitud, lo que dio pie a que los rumores contra el obispo de Saltillo se incrementaran y corrieran por la ciudad, y comenzó a darse a conocer, mejor dicho se delató, la conducta pervertida de Raúl Vera.
La primera respuesta a la altanería del obispo de Saltillo fue sacarle a la luz sus “relaciones inconfesables” con su vocera Jacqueline Campbell, conocida entre los católicos como “La Obispa”. Pero eso no preocupó a Vera López, al contrario, como si estuviera cubierto de divinidad, mostró que su conducta estaba más allá de la crítica humana. Seguramente se sentía en su querida y añorada Chiapas. Sin embargo, al recrudecerse la inconfor- midad, la cuestión llegó hasta la televisión local, en donde se mostró una de las tantas fotos que circulan del mundanal jerarca católico, en donde se encuentra plácidamente brindando con su vocera en un restaurante-bar del centro de la ciudad, a una cuadra del obispado.
Pero a decir verdad, la foto de una de las juergas cotidianas del jerarca católico se antoja de color de rosa, comparado con lo que se difunde entre la feligresía saltillense. El conflicto ha llegado a extremos inusitados. En los rumores se habla de pederastia, homosexualismo, bisexualismo, orgías, en donde incluso se involucra a monjas, y se proporcionan datos sobre amoríos de sacerdotes con mujeres de la localidad. Incluso se acusa de pederastia a otro sacerdote de la diócesis de Saltillo que tiene la protección del obispo y el amparo de la sotana. Se divulgan algunos enriquecimientos sacerdotales con dinero de las limosnas, de los diezmos y donativos. Además de otras escenas que parecen salidas de la edad media y de los muy católicos Borgia.
Quizás por eso, a últimas fechas Raúl Vera y su vocera han callado. Ya no quieren entrevistas con los reporteros, seguramente para evitarse preguntas incómodas. Para qué convalidar el enfrentamiento público, si con los rumores que corren por Saltillo son más que suficientes para provocar la indignación, incluso de aquellos que no son católicos. A tanto ha llegado el pleito que se afirma que de estas inmoralidades y perversiones se ha informado al Vaticano... y seguramente también a la carabina de Ambrosio.
En qué terminará esta inmoral historia. No lo sabemos, pero sea cual fuere el fin, ya nada volverá a ser lo mismo. Ya para estas fechas, Raúl Vera López no tiene la inmunidad y la impunidad que le da la sotana y su jerárquica, al menos no para ser criticado, denunciado y delatado, pues como generosamente le advertimos desde un principio con el afán de centrarlo y hacerlo aterrizar de su viaje galáctico: Coahuila no es Chiapas ni Saltillo es San Cristóbal de las Casas...
Chema González Lara,
otro simulador confesional
José María González Lara, mejor conocido en los corrillos universitarios como “El marxista guadalupano”, también se quitó la capucha de la simulación, y utilizando su cargo de Coordinador de Extensión Universitaria, y por supuesto los recursos institucionales, ha montado tribunas en la UAC, con ayuda de sus iguales, para que el obispo de Saltillo, Raúl Vera López y su asociado, el cura Pedro Pantoja, derramen su ignorancia y oscurantismo derechista en el campo universitario.
Esta situación no tuviera relevancia si la UAC fuera una institución privada y confesional, como hay muchas diseminadas en el territorio nacional, pero llevarlos a los recintos de una universidad pública y laica es una falta de respeto a los fundamentos que rigen la enseñanza del conocimiento científico, en donde como señala la Declaración de Principios de la UAC “Se transmitan sistemas formales de razonamiento en vez de creencias, se favorezca la duda como actitud frente a cuestiones esbozadas con determinismo dogmático”. Chema González ha realizado en la Universidad lo que ni los córporos se atrevieron ha hacer, a pesar de que eran miembros de una organización confesional manipulada por sacerdotes.
Por ejemplo, a Pedro Pantoja, lo llevó recientemente a que impartiera una conferencia sobre la crisis económica y sus efectos en la migración, como si no hubiera un profesor o investigador en la UAC que pudiera hablar -con mayores conocimientos- del tema. Para algunos universitarios esto fue una afrenta, porque se les marginó para darle cabida a los oscurantistas y simuladores curas católicos, que buscan confundir a los universitarios.
A Raúl Vera, lo ha llevado a la UAC en dos ocasiones, la última vez dizfrazado de activista del 68, que junto con otros farsantes, presumieron a los universitarios de su supuesta participación en aquel movimiento estudiantil. La presentación de estos fanfarrones por sus fantoches publicistas, constituye un engaño a la conciencia universitaria, pues es sabido que los sacerdotes católicos y sus esbirros confesionales, fueron de los principales enemigos de aquella lucha estudiantil que terminó en una masacre alentada por la iglesia católica, pero que cambió al México contemporáneo.
Por otra parte, hay quienes se preguntan a qué está jugando Chema González, y en ese juego a quién está sirviendo, pues todos saben que el cargo universitario que hoy ostenta el simulador Chema González lo consiguió en el Palacio de Gobierno y no en la diócesis de Saltillo. Incluso, el propio Chema González entodas sus actividades usufructua su relación con el poder estatal.
La confusión viene, porque en los precisos momentos en que Chema promueve el protagonismo de Raúl Vera y Pedro Pantoja en la UAC, éstos se encuentran enfrascados en vertir todo tipo de críticas y cuestionamientos en contra de los supuestos mecenas de González Lara: los Moreira.
A través del Palacio Rosa, González Lara consiguió otro de sus beneficios, aparecer en un programa dominical de la televisión local. De ahí que el “marxista guadalupano” se ostenta como “periodista y politólogo” para sacar ventajas.
También a ese programa televisivo, Chema González ha llevado en dos ocasiones a Raúl Vera y una vez a Pedro Pantoja, para que regurgiten, junto con él, todas las estupideces de que es capaz su ignorancia, oportunismo y simulación.
Chema quiere ser Rector a pesar de no tener simpatías, conocimientos y proyecto para serlo. Por eso abandonó el perredismo para afiliarse al priismo moreirista. De allí que ofreciendo puntos en la calificación y algunas canongías académicas más, esté organizando pequeños grupos de estudiantes, para llevarlos a ejidos y colonias a repartir despensas, cobijas, etc., con recursos oficiales.
Pero al parecer, González Lara ya no confía en los Moreira para conseguir su quimera rectoral, por eso a través de su tío, “el cura de los ricos” Humberto González, estableció una relación con el obispo y sus asociados, con el fin de tener apoyo para su fantasía rectoral. Incluso, aseguran que a él se debe que en el aniversario sacerdotal de su tío Humberto González, estuviera presente el gobernador y todo su gabinete.
Lo cierto es que Chema González es un versátil simulador: se dice marxista pero es confesional, juega al perredista, pero sus expectativas están en el priismo, y últimamente se ha destacado como publicista episcopal. Aúan así, al interior de la UAC engaña con sus rollos pro autonomía. Incluso mandó editar una revista publicitando su nuevo rol de distribuidor de dádivas oficiales. Para su desgracia, el bodrio que editó, en cuya portada exhibe un collage de fotos del programa Universidad Comprometida y encima un párrafo de la Declaración de Principios, se utilizará en la escuela de Comunicación, para mostrarla en la clase de Diseño Editorial como un ejemplo de lo que no se debe hacer.
Aún cuando ya no engaña a nadie, Chema González se siente tan seguro en la UAC, que además de no cumplir con la responsabilidad por la que le pagan, insiste en llevarle las contras a su actual patrón, el Rector Mario Alberto Ochoa. Pero Chemita González Lara siempre se equivoca, su oportunismo le impide actuar correctamente. Por eso, su ignorancia, simulación y oportunismo es un secreto a voces en los corrillos universitarios...