|
|
|
|
|
|
Noviembre 2009 |
|
|
|
|
El Rectorado de Jesús Ochoa Ruesga cumplió su cometido:se pacificó a la UAC, a través de meter a los líderes delmovimiento en una rebatinga por los puestos universitarios,las coordinaciones de las escuelas y el favoritismo político. |
|
|
Mis sexenios (20) |
|
José Guadalupe Robledo Guerrero. |
Sobre los motivos que obligaron a Valeriano Valdés Valdés a renuncia
existen dos versiones: 1.- Que renunció a cambio de que no se realizara la
auditoría contable en la UAC y que no se persiguiera a sus simpatizantes. 2.-
Que se le obligó a renunciar luego de que una centena de colonos ligados a
Francisco Navarro Montenegro se manifestaron en su domicilio particular
acusándolo de asesinato por el homicidio de “El Kalimán”. Según se dijo,
esto amedrentó a Valeriano y lo orilló a abandonar su intransigencia.
Ambas cosas fueron ciertas: Nunca se realizó la auditoría contable, y
ni “Catón”, ni Jimmy, ni Xicoténcatl Riojas (alfil de Luis Horacio Salinas)
exigieron que se realizara. El plantón en la casa de Valeriano también fue
una realidad, tiempo después me platicaría los pormenores del hecho uno de
los operadores delasfuentistas que se encargaron del operativo.
El rectorado de Ochoa Ruesga logró su cometido: se pacificó a la
UAC, a través de meter a los líderes del movimiento en una rebatinga por los
puestos universitarios, las coordinaciones de las escuelas y el favoritismo
político. Tanto “Catón” como Jimmy y Xicoténcatl, se enfrascaron en
conseguir posiciones para sus incondicionales, ahondando con ello la pugna y
la desconfianza entre ellos que se originó durante la marcha. |
|
|
|
|
|
|
Por su parte,
los dirigentes porriles de Torreón, Rodolfo Castro y Enrique Huber, siguieron
detentando el poder en la Coordinación lagunera, apoyándose en los porros y
en la estructura villeguista.
Mientras tanto, afuera de la UAC, los voceros de la Iniciativa Privada
seguían creando conflictos y presionando. El 13 de junio de 1984, luego de la
renuncia de Valeriano Valdés y el arribo a la Rectoría de Jesús Ochoa Ruesga,
la Canaco de Saltillo dirigida por Kerim Saade y Jorge Rosales realizaron un
paro del comercio organizado, con el pretexto de la inseguridad pública que
privaba en Coahuila, pero principalmente por la ola de asaltos a expendios
de vino que no había resuelto la PGJ. La presión de los comerciantes consiguió
la destitución del Procurador Pablo Pechir, y en su lugar se nombró a Luis
Treviño Medrano, gente ligada a Óscar Villegas Rico.
Inmediatamente que Ochoa Ruesga se hizo cargo de Rectoría, en el
interior de la UAC los grupos universitarios de Jaime Martínez Veloz y
Xicoténcatl Riojas comenzaron la disputa por el sindicato universitario. Esta
lucha sindical tuvo serios conflictos entre quienes querían apoderarse del
Stuac, pues su control era importante para hacer proselitismo en favor del
candidato a la Rectoría que apoyaran sus dirigentes.
Para ese momento, en lo personal no estaba de acuerdo cómo se
estaban manejando las cosas en la UAC. En su lucha por posiciones
administrativas y políticas, los líderes universitarios habían olvidado las
banderas que originalmente levantó el Movimiento Pro Dignificación de la
UAC, una de ellas era la Auditoría Contable, que comprobaría la gran
corrupción con que Villegas había manejado el presupuesto de la UAC. Para
ese entonces se sabía que decenas de millones de pesos de los recursos
universitarios habían ido a parar a las arcas del periódico Vanguardia.
Buscando aliados para su causa, Martínez Veloz me pidió que me
involucrara en el conflicto, pues Anselmo Pinales se había acelerado y había
tomado las oficinas de la Junta de Conciliación y Arbitraje para presionar el
reconocimiento de la destitución de Octavio Orellana Wiarco y Manuel Estrada
Villarreal, quienes manejaban al Stuac como Secretario General y Secretario
de Conflictos del sindicato universitario.
Como primera medida para ayudar a Jaime, hablé con José de las
Fuentes, quien aceptó que la Junta de Conciliación reconocería a los nuevoslíderes sindicales, siempre y cuando contarán con el respaldo mayoritario de
los sindicalistas y que las cosas se hicieran legales. Para cumplir su promesa,
el gobernador puso una condición: “Usted me dirá quiénes serán los nuevos
líderes sindicales, pero no quiero que en el Comité incluyan a Anselmo Pinales.
Ese queda fuera”.
Jimmy aceptó las condiciones, y empezaría por convencer a Pinales
para que no apareciera en la planilla. Pero faltaba lo más importante: concertar
una alianza con el otro grupo sindical. Por eso me reuní con Xicoténcatl
Riojas y José Ángel Reyes. Los puse al tanto de la situación y como respuesta
en tono autosuficiente José Ángel señaló: “Si Jimmy quiere un acuerdo con
nosotros, que apoye a Heliodoro Garza que es nuestro candidato para la
Secretaría General del Stuac”. Nada dije, los pendejos no escuchan.
Le comenté a De las Fuentes sobre mis frustadas gestiones, le
recomendé que reuniera a Martínez Veloz y a Xicoténcatl Riojas para terminar
con el conflicto, y me contestó: “Déjelos que se enfrenten y que gane el
mejor. Yo ya me comprometí con usted que si las cosas son legales, la Junta
de Conciliación reconocerá al ganador”. El gobernador, como era su
costumbre de “amarranavajas”, quería que los grupos se dividieran para
imponer al dirigente del Stuac.
Y comenzó el enfrentamiento. Días después Luis Horacio Salinas me
invitó a su casa para que platicara con Xicoténcatl Riojas y José Ángel Reyes,
pues según él no quería que se pelearan con Martínez Veloz, “porque
finalmente todos perderían”. Pero fue inútil su actitud conciliadora, tal vez
porque también Luis Horacio quería que los suyos se quedaran “con todas
las canicas”. Tampoco hay que olvidar que la prepotencia y la intolerancia
son recursos de los pendejos. Pero de algo me sirvió esa incursión, pues
determiné apoyar a Martínez Veloz, que siempre mostró conmigo madurez
en los acuerdos. Jimmy me dio el nombre de su candidato: José Guadalupe
Santiago, un arquitecto a quien no conocía y nunca traté, a pesar del cortejocon que me distinguió mientras su aspiración dependía de mis gestiones.
Dos días antes de celebrarse el Congreso sindical que eligiría a los
nuevos dirigentes, el gobernador me invitó a platicar en su casa. Me recibió
con una pregunta: ¿Conoce a Mavi Flores?, y antes de contestarle apareció
doña Elsa Hernández, saludó, se disculpó por la interrupción, y aproveché
para preguntarle al gobernador frente a su esposa: ¿Por quién me preguntaba?
-Por el que usted cree que ganará, me contestó. -José Guadalupe Santiago,
le dije, es el candidato de Jaime Martínez Veloz. “Bueno, por allí nos vamos”,
concluyó. Inmediatamente me despedí, antes que De las Fuentes cambiara
de opinión y sugiriera a otra persona para que dirigiera al Stuac.
El 27 de junio de 1984, José Guadalupe Santiago ganó las elecciones
de una manera legal y sin conflictos, y 15 días después De las Fuentes
cumpliría su promesa: la Junta de Conciliación y Arbitraje reconocía al nuevo
Comité sindical del Stuac. A los pocos días de haber sido reconocido como
Secretario General del Stuac, José Guadalupe Santiago, a quien nunca traté,
en una reunión etílica con tres de sus incondicionales planteó: “Nosotros
somos los dirigentes del Stuac, a partir de ahora debemos hacer a un lado a
Robledo y a Jimmy. No tenemos porque hacerles caso”. Lo dicho: “El poder
trastorna a los inteligentes y ensoberbece a los pendejos”.
Finalmente, José Guadalupe Santiago y su Comité no terminarían su
periodo sindical, fueron destituidos del Stuac acusados de haber gastado los
dineros del sindicato en francachelas y viajes de placer “lunamieleros”. José
Antonio Valdéz Bazaldúa, afín a Xicoténcatl Riojas, fue quien lo sustituyó en
la dirigencia del sindicato universitario.
Lo único bueno que hizo José Guadalupe Santiago durante su gestión
sindical, fue haber ordenado una auditoría a los manejos contables de sus
antecesores. De acuerdo a los resultados de la Auditoría se encontraron
desfalcos por 30 millones de pesos, pero nunca se procedió en contra de los
responsables: Octavio Orellana Wiarco y Manuel Estrada Villarreal.
Jesús Ochoa Ruesga tampoco ordenó la auditoría del manejo del
presupuesto universitario que Villegas Rico realizó durante sus seis años como
Rector. Pero tampoco “Catón”, ni Jimmy ni Xicoténcatl hicieron algo para
obligarlo, pues se encontraban ocupados en negociar chambas para sus amigos
e incondicionales.
Por su parte, Ochoa Ruesga continúo nombrando a sus cuates como
funcionarios de la UAC: A Daniel Héctor Saldívar (relacionado con Luis
Horacio Salinas) le dio la Tesorería de la UAC, a Roberto Orozco Melo lo
metió en la nómina universitaria como su “asesor”, a Octavio Olvera Martínez
(el principal encubridor de la corrupción villeguista) lo ratificó como Contralor
de la Universidad, y a Urbano González Santos lo hizo Oficial mayor. El
amiguismo-chambista estuvo en todo su esplendor y la UAC -otra vez- fue
considerada como botín de guerra.
Los otros grupos también consiguieron puestos: Xicoténcatl Riojas se
convirtió en director de Planeación y Mario Valencia Hernández ocupó la
Coordinador de Extensión Universitaria. En ese tiempo “El Gato” Jaime Isaías
Ortíz Cárdenas era desconocido para el grueso de los universitarios, sin embargo
para ese tiempo “El Gato” ya era reconocido como un miembro más
del grupo de Xicoténcatl Riojas, mejor dicho de Luis Horacio Salinas, y se
mostraba sumiso, obediente, servicial y disciplinado con sus nuevos jefes que
le aseguraban mantenerse en el juego. En ese tiempo a “El Gato” Ortíz no le
pasaba por la mente la posibilidad de convertirse en Rector. Su arribo a la
Rectoría fue eminentemente circunstancial.
Por nuestra parte, en las páginas de “El Sol del Norte” seguimos
denunciando el oportunismo y la politiquería en que habían sumido a la UAC
aquellos que supuestamente querían dignificarla.En respuesta a nuestros
señalamientos periodísticos, a tres meses de iniciado su interinato, Ochoa
Ruesga dio a conocer parte de los resultados de una auditoría parcial que
había ordenado sobre el último año de Villegas como Rector, en donde salieron
a flote algunos desfalcos millonarios: 80 millones de pesos en el área de
recursos físicos y 280 millones de pesos en Difusión Cultural y adquisiciones
de la Unidad Torreón.
Los responsables visibles de esos desfalcos eran: Juan Manuel Carrillo
(ex Director de Ingeniería Civil), Rodolfo Castro (ex Coordinador de la Unidad
Torreón) y Enrique Huber (Ex Director de Planeación). Pero los principales
responsables de esos ilícitos eran: Óscar Villegas Rico, el tesorero Francisco
Javier Valdés Valdés y el Contralor Octavio Olvera Martínez.
Enfrascados en la lucha por la Rectoría, ninguno de los líderes del
movimiento se interesó por las raterías villeguistas. Para ese entonces “Catón”presionaba para que las elecciones fueran lo más pronto posible, pues sabía
que su popularidad había sufrido un desgaste. Sabía que no contaba con la
simpatía del gobernador, que le apostaba a la división de los universitarios
para imponer al Rector de su conveniencia. Para ese tiempo “Catón” ya
contaba con el apoyo de los porros villeguistas que se habían aglutinado en el
Frente Universitario Democrático, convirtiéndose en el grupo favorito del
periódico Vanguardia, que había sido el principal sostén del villeguismo, y que
ahora presumía a “Catón” como su candidato único a la Rectoría. |
|
|
|
Por otra parte, a Ochoa Ruesga, a Martínez Veloz y a Xicoténcatl
Riojas les convenía que la convocatoria a elecciones se retardara para seguir
fortaleciendo sus planes rectorales. Ante las presiones catonistas, a principios
de octubre de 1984 se reunió el Consejo Universitario con el fin de analizar la
posibilidad de convocar a elecciones. Por votación mayoritaria (177 contra
43) se determinó que se aplazaran las elecciones para Rector. En ese Consejo Universitario, cuyo resultado fue adverso a las pretensiones de “Catón”,
unieron fuerzas Jaime Martínez Veloz y Xicoténcatl Riojas. “Catón” fue el
único que logró el milagro de unificar en su contra al agua y al aceite.
Al siguiente mes, el 19 de noviembre, Villegas Rico acudió a la
Procuraduría del Estado a rendir su declaración para aclarar su
responsabilidad en los desfalcos que había resultado de la Auditoría parcial.
Tres días después compareció el ex tesorero universitario Francisco Javier
Valdés, hermano de Valeriano, quien en su declaración dijo no saber de los
fraudes, asegurando que como tesorero sólo había hecho lo que Villegas le
ordenaba y acusó al ex Director de Ingeniería Civil de ser el verdadero
responsable de los ilícitos. Lo cierto es que las ratas son las primeras en
abandonar el barco cuando se está hundiendo.
Enmedio de este denigrante espectáculo, “Catón” publicó una carta
abierta en Vanguardia, en donde acusaba al Jimmy de estar apoyando al que
suponía el candidato oficial: Jesús Ochoa Ruesga, y de utilizar la difamación,
la calumnia y la mentira para desprestigiar su imagen. La carta de “Catón”
fue originada por una declaración que hizo Martínez Veloz, dándole
posibilidades a Ochoa Ruesga de convertirse en Rector por la vía de las
elecciones. |
|
|
Con Ochoa Ruesga el amiguismo-chambista estuvo en todo su
esplendor, y la UAC
-otra vez- fue considerada como
botín de guerra. |
|
|
|
|
|
|
|
Muchos, entre ellos “Catón”, pensaron que la declaración de Jimmy
había sido por sugerencia de “El Diablo”. Lo cierto es que Martínez Veloz
sabía que no tenía posibilidades de llegar a la Rectoría, pues tenía en contra
la opinión y la presión de los empresarios coahuilenses, y por otro lado, no
simpatizaba con “Catón”, ni con el grupo de Xicoténcatl Riojas, es decir de
Luis Horacio Salinas; además sentía un sincero afecto por Ochoa Ruesga.
Por muchas razones, a Jimmy le convenía que su amigo continuara al frente
de la UAC, pues para ese entonces las sirenas de la corte comenzaban a
cantarle al oido del Encargado del Despacho de Rectoría.
Martínez Veloz contestó la carta abierta de “Catón” acusándolo detraidor y de haber impuesto a Xicoténcatl Riojas en la Dirección de Planeación,
lo cual además de cierto, “balconeaba” a “Catón en sus relaciones no
confesadas con el grupo de Salinas Aguilera, a quien Armando Castilla
consideraba su principal enemigo.
Para agosto de 1984 las cuestiones de la política electorera en pos de
la Alcaldía saltillense ya estaban definidas. Para ese momento se vislumbraban
dos precandidatos que pelearían por hacerse del cargo: Carlos de la Peña,
entonces Director de Obras Pública y sobrino político de José de las Fuentes;
y Jorge Masso Masso, empresario local ligado a la hotelería, a la construcción
y a los bienes y raíces. En ese entonces Masso estaba asociado con Armando
Castilla Sánchez política y económicamente. Para todos era obvio que Carlos
de la Peña, después conocido como “El Cabal”, aventajaba en el PRI a Jorge
Masso, debido a la malquerencia que le tenía el gobernador, quien incluso no
lo reconocía como priista, a pesar de serlo y de haberle dedicado parte de su
vida política al PRI.
En el interior de la UAC el ambiente político también se calentaba,
estaba cercano el día que el Consejo Universitario decidiría el lanzamiento
de la convocatoria para elegir al Rector. Los únicos precandidatos visibles
eran Armando Fuentes Aguirre y Jaime Martínez Veloz, algunos incluían a
Jesús Ochoa Ruesga, pero no tenía posibilidades, pues había realizado su
interinato con el método de “dejar hacer, dejar pasar”, que no dejó satisfecho
a nadie. Pero “Catón” y Jimmy tampoco las tenían todas consigo, ninguno
podía ganar sin el apoyo del otro, aún así ninguno hizo algo por llegar a un
acuerdo de unidad, ambos se rechazaban, su pugna iba más allá de lo político,
sus desacuerdos eran ideológicos. Para asegurar su arribo a la Rectoría, el
oportunista de “Catón” había realizado una alianza con los grupos asociados
a Armando Castilla y al periódico Vanguardia. Esta estrategia catonista enterró
para siempre los sueños rectorales del notable cuenta chistes saltillense.
Mientras tanto, Xicoténcatl Riojas (mejor dicho Luis Horacio Salinas) se
mantenía en una actitud oportunista, esperando el momento para colarse.
Por estas fechas se dio a conocer el resultado de la Auditoría que se le
hizo al Stuac, arrojando el faltante de 30 millones de pesos, de los cuales 16
millones de las cuotas sindicales no tenían comprobación alguna y 10 millones
de pesos del Fondo de Defunción no habían sido entregados al nuevo Comité
sindical, además de 4 millones de deudas por pagar. El deshonesto manejo de
los recursos sindicales, era un ejemplo de la corrupción que Villegas había
instaurado en la UAC. Los responsables de los faltantes del Stuac eran:
Octavio Orellana Wiarco y Manuel Estrada Villarreal. Pero nunca se actúo
contra ellos. El gobierno se hizo guey y los interesados también.
Para principios de septiembre, incluí en mi columna periodística a otro
precandidato a la Rectoría: Jaime Isaías Ortíz Cárdenas “El Gato”, quien
había logrado notoriedad en la UAC, porque como Director mantuvo a la
Escuela de Ciencias Químicas independiente de la corrupción villeguista, lo
que permitió salvaguardar su alto nivel académico. También en septiembre
de 1984, Adolfo Olmedo Muñoz dejaba la dirección de “El Sol del Norte” por
instrucciones directas de Mario Vazquez Raña, propietario de la cadena
periodística, y por consecuencia decidí abandonar las páginas del periódico.
Nunca supe, ni le pregunté a Olmedo las razones de ese movimiento, pero
me preparé para adaptarme a las circunstancias y a las nuevas coyunturas.
|
|
|
|
|
|
|
Jorge Masso Masso tenía la malquerencia de José de las
Fuentes, quien no lo reconocía como priista a pesar de serlo
y de haberle dedicado parte de su vida a la política del PRI. |
|
|
De todos modos, para esas fechas, el movimiento universitario había
cumplido con su objetivo principal: echar a Villegas y a los suyos de la Rectoría
de la UAC, lo que de allí saliera sería el resultado de las incapacidades,
ambiciones y falta de madurez de los dirigentes formales de los grupos
universitarios. En cuanto a “El Sol del Norte”, periodísticamente se había
cumplido con los lectores. Siempre se mantuvo al periódico independiente al
poder. Se hizo periodismo y por primera vez, “El Sol” fue el diario de mayor
circulación en Coahuila. Nunca más volvería a tener esa importancia.
Para septiembre de 1984, Luis Horacio Salinas ya llevaba dos meses
editando una revista semanal, “Criterios”, a la que nos invitó a Adolfo Olmedo
y a mí, y a partir del número 4 de la revista nos incorporamos a ella y nos
hicimos cargo de su edición: Olmedo como su Director y yo como
administrador. Allí comenzamos a escribir al lado de María Guadalupe Durán,
Luis Horacio Salinas (Cicerón), Dora Elizabeth Molina, y otros amigos y
compañeros que se fueron incorporando al proyecto periodístico.
El 14 de septiembre, murió doña Elsa Hernández, esposa del gobernadorde las Fuentes, luego de una lucha tenaz contra el cáncer que la agobiaba. Su
deceso fue un duro golpe a las ideas de reivindicación que acariciábamos,
pues ella era nuestra principal aliada en los ámbitos de poder. La muerte de
doña Elsa terminó con las expectativas de una nueva universidad, la que
habíamos diseñado en 1973, y con la que doña Elsa estaba de acuerdo. Sin
doña Elsa, mis desacuerdos con JFR se hicieron cotidianos, ya no estaba
quien lo aconsejara, ni quien cubriera sus deficiencias políticas. |
|
|
|
|
|
|
La incorporación de Jaime Isaías Ortíz Cárdenas a la nómina de
precandidatos rectorables se debió a que cierto día nos citó el gobernador en
su casa a Jaime Martínez Veloz, Xicoténcatl Riojas y a mí. Allí, jugando al
demagogo, nos pidió que nos pusiéramos de acuerdo para ver quien de los
tres sería el Rector. De inmediato me deslinde de tal acuerdo, yo no reunía
los requisitos para ser Rector, tenía un año de profesor universitario y se
necesitaban tres. José de las Fuentes insistió, incluso en que cambiaramos el
Estatuto Universitario para que yo tuviera cabida. Rehuí al canto de las sirenas,
lo mandé a la chingada con un rotundo no.
Xicoténcatl se fue con la finta, y a la salida me dijo que si yo era el
candidato del gobernador, me apoyaría siempre y cuando les diera la mitad
de los puestos administrativos, desde luego los más importantes. Jaime por
su parte fue solidario, y me dijo que me apoyaría sin condiciones. Les respondí
que ninguno de los tres estabamos en el ánimo del gobernador, que lo único
que quería era que nos pelearamos. Los invité a no caer en el juego de JFR.
Nos fuimos a platicar, y bien recuerdo que Jimmy fue quien propuso la
posibilidad de que “El Gato” fuera el candidato. Xicoténcatl estuvo de acuerdo,
y me pidieron que se lo comunicara al gobernador, a quien se lo dije el 17 de
septiembre, que fue mi último contacto cordial con él.
Ya para entonces, Olmedo y yo estabamos fuera de “El Sol del Norte”,
mi apoyo principal, doña Elsa, había muerto, y mis relaciones con José de las
Fuentes se habían enfriado, debido a que durante el rectorado de Ochoa
Ruesga siempre estuve cuestionando las acciones y omisiones del Rector
impuesto por “El Diablo”. Por otro lado, no me interesaba mucho involucrarme
más en los pleitos tradicionales de los grupo políticos. Me sentía satisfecho
con el resultado que tuvo el movimiento contra Villegas, y en la UAC no
había razones para pensar en un posible cambio, la política universitaria había
caído en pocos meses en la simulación y la demagogia. El objetivo de los
dirigentes grupales era el poder por el poder mismo. No había un proyecto.
El 26 de noviembre se reunió el Consejo Universitario, y decidió que el
Primero de marzo de 1985 se llevaran a cabo las elecciones de Rector. Con
esto se determinó el fin del interinato de Jesús Ochoa Ruesga, quien se
encargó del Despacho de Rectoría poco menos de diez meses, del 17 de
mayo de 1984 al 13 de marzo de 1985, fecha en que entregó la Rectoría a
Jaime Isaías Ortíz Cárdenas que le había ganado las elecciones a Armando
Fuentes Aguirre con el apoyo de Jaime Martínez Veloz y Xicoténcatl Riojas...
(Continuará).
Las elecciones municipales... |
|
|
|
|
|
robledo_jgr@hotmail.com |
|
|
|
|
|
|