Mis sexenios (29)
José Guadalupe Robledo Guerrero.
El primer año de Eliseo y el arribo a la
Presidencia de Carlos Salinas de Gortari...
A principios de noviembre de 1987, poco antes de que José de las Fuentes saliera corriendo de su Sexto Informe de Gobierno custodiado por decenas de policías judiciales, Carlos Salinas de Gortari ya estaba “destapado” como candidato del PRI a la Presidencia de la República, y en ese mes también se destapó el pleito entre el candidato priista y el dirigente moral del Sindicato Petrolero, Joaquín Hernández Galicia (a) “La Quina”. En un acto de apoyo electoral, el primero sostenía que en México se había terminado la época de los caciques, en tanto que el segundo afirmaba que la alta burocracia mexicana vivía muy bien mientras el pueblo sobrevivía miserablemente. Así empezó, lo que terminaría en una vendetta organizada desde “Los Pinos” en contra del poderoso líder petrolero que terminó encarcelado.
Con la decisión en favor de Salinas de Gortari, el Fondo Monetario Internacional, los financieros de Wall Street y las voraces transnacionales norteamericanas, finalmente habían elegido a CSG para cuidar sus intereses en México, lanzando a la “izquierda priista” encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas a la oposición. Por tal razón, antes de finalizar noviembre el PAN eligió como su candidato presidencial a Manuel J. Clouthier, y el PFCRN (Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional antes Partido Socialista de los Trabajadores -PST-) postularía a Cuauhtémoc Cárdenas como su candidato a “Los Pinos” en un Frente Democrático Nacional en donde participaba el Partido Verde, El PARM, el PRS y otros partiditos.
Diciembre comenzó con un nuevo gobernador en Coahuila: Eliseo Mendoza Berrueto, quien ganó en unas elecciones plagadas de abstencionismo, violencia, corrupción y fraude. En aquel proceso electoral hubo de todo: golpeados, presos, acuerdos PST-PAN, siete candidatos a gobernador, enfrentamientos, heridos, venta de candidaturas, incendio de la Presidencia Municipal de Piedras Negras, anulación de las elecciones en Monclova y por supuesto elecciones extraordinarias, etc. Los inconformes acusaban de la violencia, los fraudes y la corrupción electoral a los priistas Romeo Flores Caballero, Cervantes Acuña y a Marcos Espinoza Flores (actual propietario del motel La Torre), a los saltilleros Mario Eulalio Gutiérrez (Presidente del PRI coahuilense), a su primo Alejandro Gutiérrez (Presidente del Congreso estatal), y obviamente a Mendoza Berrueto.
A principios de diciembre, Cuauhtémoc Cárdenas visitó Saltillo como candidato presidencial. A solicitud mía, Francisco Navarro Montenegro, entonces influyente cardenista, me consiguió una entrevista exclusiva con Cuauhtémoc. En la casa de Navarro me reuní con el candidato del PFCRN, quien con una retórica fría, sin mostrar entusiasmo y llena de las tradicionales críticas light al sistema, consumió el tiempo que estuvimos dialogando. La entrevista, en cuatro partes, fue publicada en El Diario de Coahuila.
En dicha entrevista, Cuauhtémoc se cuidó de no comprometerse en sus respuestas, pero insistí en preguntarle si como Presidente seguiría atendiendo las órdenes del FMI y las transnacionales que saquean nuestras riquezas naturales, lo cual le molestó, mostrando su falta de compromiso nacionalista, en un momento que se consideraba un parteaguas de la política mexicana. Por mi parte critiqué la simulación cuauhtemista.
El candidato presidencial le reclamó a Navarro Montenegro los comentarios personales que hice en la entrevista. Tiempo después, a principios del sexenio salinista asistí en el Distrito Federal a un acto de protesta por la muerte de dos trabajadores de La Jornada, convocado por la Asociación de Periodistas Independientes que por aquel entonces lidereaba Eduardo Valle (a) “El Buho”, allí Cuauhtémoc Cárdenas me mostraría su enojo.
Recuerdo que en ese evento me encontré al Ingeniero Heberto Castillo, acompañado de Porfirio Muñozledo y Cuauhtémoc Cárdenas. Al saludarnos el Ingeniero Castillo y yo, cordialmente extendí mi mano a sus acompañantes, pero sólo Muñozledo me correspondió, Cuauhtémoc por su parte me negó el saludo y me dijo: estoy muy disgustado con usted. Sonreí, no me extrañó su descortesía, a los “izquierdistas” tampoco les gusta que les señalen su demagogia y simulación. Ante el hecho, don Heberto esbozó una sonrisa.
Por otra parte, Carlos Salinas de Gortari también era objeto de duras críticas de los periodistas afines al priismo tradicional y al cardenismo. A CSG se le acusaba de neoliberal, vendepatrias, ultraderechista y sirviente de los intereses norteamericanos. Todo esto era fomentado con el dinero del poderoso Sindicato Petrolero, cuyo líder principal, “La Quina”, apoyaba a Cuauhtémoc.
Mientras tanto seguí adelantando vísperas, señalando en mis columnas periodísticas lo que sería el gobierno de Mendoza Berrueto. Me adelanté a lo que la historia después comprobaría: Eliseo sería uno de los peores gobernadores que hubiera tenido Coahuila, lo cual es mucho decir si consideramos a Román Cepeda, Raúl Madero y José de las Fuentes, entre otros semejantes.
En Coahuila la principal competencia de los candidatos del PRI y del PFCRN fue en La Laguna. Tanto Salinas como Cuauhtémoc querían ganarse la simpatía de los laguneros, debido a lo que representaba el reparto agrario en la historia de México, ambos candidatos quería el voto de los laguneros. Salinas lo quería porque para el PRI el reparto agrario era una de las pocas demandas revolucionarias que había cumplido su partido, y Cuauhtémoc Cárdenas quería ganar en la tierra en que amaban a su padre, el ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien repartió las tierras en La Laguna.
Lo cierto es que en 1988 por primera vez se enfrentarían en un proceso electoral dos proyectos ideológicos de nación, ambos emanados del PRI: la visión nacionalista de la Revolución Mexicana y la nueva moda de Wall Street: el neoliberalismo económico, que sin la Rectoría económica del Estado quería mantener a México como su bodega de materias primas, mano de obra barata y un país de consumidores de artículos transnacionales. Esto finalmente se logró gracias al respaldo que le dieron a Salinas los mismos de siempre: empresarios, iglesia católica, transnacionales, grupos políticos, etc.
En Coahuila, Mendoza Berrueto dedicó sus primeros meses de gobierno a aceitar la maquinaria del PRI para conseguir una buena cosecha de votos en favor de CSG, pero no logró meter disciplina en La Laguna que peligrosamente se convulsionaba a medida que se acercaban las elecciones.
Meses antes, como lo dije en la edición pasada, me había reencontrado con mi amigo Hugo Andrés Araujo de la Torre, y en un par de ocasiones platicamos sobre el tema obligado de la política nacional: las próximas elecciones presidenciales. Hugo Andrés era partidario de CSG, no sólo porque era uno de sus más cercanos amigos y compadre, sino porque ambos coincidieron ideológicamente en el proyecto campesino lagunero del ejido de Batopilas. No sé si Carlos Salinas fue ejidatario en Batopilas, pero a su hermano Raúl si se le reconocía como tal. Raúl era reconocido también como uno de los líderes y benefactores de Línea de Masas, una gran organización popular que aglutinaba en todo el país a campesinos, colonos, estudiantes y trabajadores asalariados del campo y la ciudad. Batopilas era parte de ese proyecto que en su inicio fue maoísta, revolucionario y antipriista.
En Torreón, San Pedro de las Colonias, Francisco I. Madero, Gómez Palacio y Lerdo, Línea de Masas tenía combativas organizaciones de orientación maoísta que hacían diariamente “Política Popular”. En Monclova también estaba presente la organización con Línea Proletaria, en donde a través de Virgilio Maltos Long había dirigido la sección 147 del Sindicato Minero que aglutinaba a los obreros de Altos Hornos de México (AHMSA). Asimismo, Línea de Masas se desarrollaba en otros estados de la República: Nuevo León, Chihuahua, Chiapas, Zacatecas, Durango, el Distrito Federal, San Luis Potosí, Guanajuato, Sonora, etc.
En pocos años Línea de Masas tuvo un crecimiento vertiginoso, el proyecto de Política Popular elaborado por dirigentes y activistas del Movimiento Estudiantil del 68 había cristalizado en la praxis cotidiana de millares de mexicanos de los sectores más pobres de la sociedad. Quizás por eso para el sistema era necesario frenar a la organización opositora, y en octubre de 1976, en Coahuila, fueron detenidos mediante una movilización policiaca el dirigente popular Hugo Andrés Araujo, los sacerdotes Benigno Martínez y Jesús de la Torre, y el ex cura Armando Sánchez de la O. Todos acusados de despojo. Después serían liberados por falta de pruebas y por la intervención del Obispo de Torreón y “un personaje muy poderoso de la política nacional que pidió su libertad”, como me diría Flores Tapia cuando alguna vez tocamos el tema. Desde entonces se dijo que el principal intrigoso para que Flores Tapia encarcelara a los maoístas fue Luis Horacio Salinas Aguilera, que en ese entonces era Director de Productividad Rural del gobierno florestapista.
Aquella agresión fue un parteaguas en Línea de Masas. Ante la represión, algunos de sus dirigentes y militantes emigraron a Chiapas en donde la organización estaba trabajando desde hacía tiempo por invitación del Obispo Samuel Ruiz. 18 años después, el Primero de enero de 1994, de la región chiapaneca de la selva alta (La Lacandona) saldría el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, cuyos líderes de tendencia maoísta declaraban la sui generis guerra al gobierno mexicano que hasta la fecha subsiste.
Conocí de cerca a Línea de Masas porque en los 70 milité en esa organización. Me integré con mi familia a una de sus colonias, construí mi jacal con madera y cartón encerado, conviví con los compañeros colonos con la misma disciplina y pobreza que ellos. Participé en las asambleas y eventos de la organización, y me convertí en jefe del trabajo colectivo que los domingos todos realizábamos en favor de la comunidad, ayudando a levantar los jacales de otros compañeros, construyendo policlínicos, consultorios y dispensarios, y limpiando la colonia. La solidaridad y fraternidad eran el sustento de nuestras relaciones comunales. Nos sentíamos orgullosos de nuestras plazas principales, porque en ellas ondeaba la bandera roja y de un sonido surgían repetidamente los coros de “El Pueblo Unido Jamás Será Vencido”, interpretada con gran pasión por el grupo chileno de música flolklórica y de protesta: Quilapayún.
Conocí las organizaciones de Línea de Masas de La Laguna, Monclova, Monterrey y SLP y a algunos de sus principales dirigentes: Hugo Andrés Araujo, Adolfo Orive, Javier Gil y Salvador Hernández Vélez, con quienes aún guardo una relación fraternal. A Raúl Salinas de Gortari sólo una vez lo saludé en el edificio de la CNC de la ciudad de México, cuando era cautivo de las atenciones de los gobernadores de los estados y de los funcionarios de todos los niveles que se sentían agraciados con solo tocar sus dedos.
De Línea de Masas conocí sus documentos, sus lecturas, sus principios ideológicos, su proyecto revolucionario, su método de hacer política y algunas de sus importantes relaciones. Por eso no me extrañó la simpatía que tuvieron por Carlos Salinas de Gortari, cuando éste obtuvo la candidatura presidencial, lo cual no era un apoyo oportunista, sino el resultado de un proceso de vinculación política e ideológica y relaciones amistosas.
Para principios de 1988, Línea de Masas era nuevamente tema periodístico, pero a sus dirigentes ya no los acusaban de subversivos, agitadores, y enemigos de las instituciones, ahora simplemente eran “los amigos comunistas del candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari”. Y Salinas daba pie para que los periodistas señalaran su mejor parte, la ligada a su familia materna: los Gortari, cuyos miembros eran intelectuales, científicos, jabobinos y socialistas. Durante su campaña, CSG se empeño en mostrar sus relaciones con los maoístas, por eso pernoctó en el ejido Batopilas. Y en Monclova se reunió a platicar con Virgilio Maltos Long y Leticia Ramírez a ojos de todos.
Las pláticas con Hugo Andrés fueron clarificantes para mi. Supe con tiempo, cuando aún no se destapaba al candidato priista, que Salinas sería el elegido, mientras el gobernador José de las Fuentes y el candidato priista Eliseo Mendoza Berrueto le habían prendido veladoras a su favorito: Alfredo del Mazo. Esa equivocación los marcaría. Pero no sólo ellos se equivocaron, también cometieron el mismo error sus lacayos y otros funcionarios. La privatización de AHMSA tuvo como pretexto político esa equivocación.
También supe anticipadamente el día que Salinas de Gortari sería destapado por uno de los sectores del PRI, y me dí cuenta que los compañeros de Línea de Masas de Monterrey salieron a manifestarse en favor de Salinas antes que lo hicieran las fuerzas vivas del PRI. Hugo Andrés me nutrió de información y a decir verdad me convenció su entusiasmo por Salinas. Hugo Andrés me resumía a mi en una frase que alguna vez me dijo a su manera: “Eres el único de nosotros que degeneró en periodista”.
De todos modos para Salinas de Gortari La Laguna era una región difícil. Allá los ejidatarios recibían los apoyos del PRI, y muchos lo utilizaban para apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas, el hijo de quien les había repartido sus tierras y a quien le guardaban gratitud y respeto. En La Laguna fue donde le lanzaron piedras al candidato priista. Desde un principio se acusó a Francisco Navarro Montenegro de haber sido el organizador y promotor de las pedradas. Tiempo después, cuando Salinas ya era Presidente se revivió el caso a través de Jacobo Zabludovski en Televisa. La intención era encarcelar a Navarro Montenegro, y sin que él me lo pidiera busqué la forma de intervenir.
A principios del sexenio salinista, Jacobo Zabludovski repetiría a nivel nacional que Francisco Navarro Montenegro había sido el que había organizado las pedradas que le lanzaron al candidato Salinas de Gortari en La Laguna. Esto, según dijo, se desprendía de las investigaciones judiciales, mientras pasaba un cintillo que repetía la noticia: “Francisco Navarro Montenegro fue agresor del Presidente Salinas en La Laguna coahuilense”.
Al día siguiente traté de localizar a Navarro, nadie sabía en dónde estaba, pero su esposa Magdalena me reveló su escondite. Hablé con él, se veía muy preocupado por lo vengativo de Salinas y el omnipresente poder presidencial. Le pedí autorización para hablar de su caso con Hugo Andrés, pero Navarro ni en el mundo lo hacía, pues él no se distingue por lecturas, análisis o información, es exageradamente pragmático. Ante mi insistencia aceptó. Hablé con Hugo Andrés y le pedí que hablará con el Presidente. -No, eso no lo puedo hacer, el Presidente está convencido que fue Navarro el que lo agredió, las investigaciones así lo demuestran. Insistí y finalmente lo convencí: -Déjame ver qué puedo hacer. Después Navarro se trasladó a México, la Presidencia le organizó una rueda de prensa para que contestara las preguntas de un guión hecho de antemano, y santo remedio.
Tiempo después le pregunté a Hugo Andrés cómo se había solucionado el asunto. Y a su manera Hugo Andrés me contestó: “Navarro le dijo a la prensa nacional que Carlos Salinas de Gortari era el mejor gobernante que México ha tenido desde Acamapichtli, por eso no podía ser él su agresor”. Cierto o no, las condiciones de Navarro cambiaron, y hasta logró notoriedad frente a su amigo Eliseo Mendoza Berrueto. Fue la época en que Navarro y Jaime Martínez Veloz se relacionaron con el Secretario de Desarrollo Social del salinismo, Carlos Rojas Gutiérrez, quien les abrió las puertas de la poderosa Sedesol para sus actividades asistenciales y populacheras.
Durante el primer año de “Los Nuevos Tiempos”, Eliseo se ocupó en tratar de quedar bien con el candidato presidencial del PRI. EMB debía corregir el error de haberse equivocado de candidato, porque no tenía amistad con CSG. Luego de la anulación de la victoria electoral del priista Enrique Neávez Muñiz, el contratista de AHMSA, Benigno Franco Coronado, fue el elegido para contender en las elecciones extraordinarias de Monclova como candidato del PRI a la Alcaldía, mientras tanto Arturo Berrueto González sustituía a Mario Eulalio Gutiérrez en la Presidencia del PRI coahuilense.
Para entonces ya era Alcalde de Saltillo Eleazar Galindo Vara, quien se decía había sido impuesto por su compadre Arturo Berrueto González, y desde finales de febrero la UAC tenía un nuevo Rector impuesto por EMB: Remigio Valdés Gámez, quien llegó al cargo violando el Estatuto Universitario por su edad. También eran candidatos a diputados federales Enrique Martínez y Martínez y Rogelio Montemayor, y el gutierrista Humberto Gaona Silva se desempeñaba como Director de Prensa del Gobierno del Estado, mientras Roberto Orozco Melo era el Secretario Particular del Ejectivo.
Por cierto, antes de que Eliseo tomara posesión de la gubernatura, Roberto Orozco Melo fue con Flores Tapia a informarle entusiastamente que EMB lo había invitado a su gobierno como su Secretario Particular, a lo cual OFT le contestó: -No se te olvide que fuiste Secretario de Gobierno en mi administración, y lo que te ofrece Eliseo nada tiene qué ver con lo que ya tuviste. Para Flores Tapia era indigno que Orozco Melo aceptara ese cargo, luego de que fungió como el segundo hombre de su gobierno. Sin embargo, Roberto Orozco logró convencerlo, ya sabía cómo hacerlo.
Finalmente OFT me diría: -Qué bueno que Roberto vaya ser Secretario Particular de Eliseo, pues viéndolo objetivamente, ningún funcionario tiene mayor cercanía y contactos diarios con el gobernador, como su Secretario. Orozco Melo que se llegó a creer “El poder tras el trono” y Humberto Gaona sólo durarían un año en sus cargos: sus errores, intrigas e incapacidades no lograron sostenerlos. “El Tesorito” Jesús García desde la Tesorería estatal tenía más influencia que el resto de los lacayos, incluyendo a ROM.
Antes de las elecciones presidenciales, en Coahuila comenzaron a surgir críticas contra los comunistas-salinistas. Hugo Andrés ya estaba identificado como gente cercana a Salinas de Gortari y Salvador Hernández Vélez era el Coordinador de la Unidad Torreón de la UAC. Para responder a los señalamientos Hugo Andrés me concedió una entrevista en La Laguna, donde era su centro de operaciones, que fue publicada en El Diario de Coahuila.
En la entrevista Hugo Andrés señaló algunas verdades: “El Control político del campesinado está en quiebra”. “Fortaleceremos la organización de los campesinos a través de la CNC”. Y a sus críticos les respondió: “Nos señalan de izquierdistas, pero no podrán acusarnos de inmorales o deshonestos”. “No aspiro a disputar cargos públicos, influencia o poder político”. “Queremos ser colaboradores y actores en un nuevo proyecto nacional de modernización”. Para completar la serie, semanas después realicé un reportaje en Batopilas, privilegiando la productividad del ejido y su organización administrativa, política e ideológica que también fue publicado en El Diario de Coahuila.
Las facturas políticas que debía JFR seguían cobrándose. A mediados de mayo, Navarro acusó al ex gobernador de corrupto por el manejo que tuvo la construcción de diez mil casas con la técnica Meccano, en donde además del beneficio personal que consiguió José de las Fuentes, también se vieron beneficiados Humberto Acosta Orozco (Tesorero de “El Diablo”) y Armando Castilla Sánchez (propietario del periódico Vanguardia).
Por esos días un senador norteamericano pidió que el gobierno de EUA sancionara a México, económica y comercialmente, porque no estaba colaborando en la lucha contra el tráfico de estupefacientes como lo deseaban nuestros vecinos. Todos callaron menos el candidato Salinas de Gortari que contestó: “México no necesita certificado de buena conducta dictados por otros países. Los mexicanos no estamos dispuestos a permitir injerencias en nuestros asuntos internos. El narcotráfico tiene características multinacionales y para terminarlo se necesita la colaboración -sin presiones- de todos los países involucrados. Los norteamericanos sólo ven la paja en el ojo ajeno, sin darse cuenta de la viga que tienen en el propio: son los EUA los grandes consumidores de la droga, por lo tanto son quienes promueven, con su insaciable mercado, que en otros países se organice el ilícito negocio de la producción de drogas”. A decir verdad, esta respuesta me acarreó la simpatía hacia CSG, allí supe que para bien o para mal, Salinas cambiaría el país si se lo proponía.
A mediados de abril, fue removido de su cargo el gerente regional del Banrural, Juan Manuel Grosso Montemayor, uno de los principales responsables del desmadre que había en La Laguna. Apenas para ese mes, el director de Obras Públicas del Estado, Antonio Harb Karam, expedía la convocatoria para licitar las primeras obras que haría el gobierno de Mendoza Berrueto.
Por mi parte, siete días antes de la elección, al finalizar junio, dejé de escribir para El Diario de Coahuila. Mi segundo ciclo en ese periódico había terminado. Con el transcurso del tiempo, las relaciones entre Luis Horacio Salinas y yo se habían deteriorado totalmente, mis desavenencias con él eran cotidianas, porque el “periodismo” que hace es para fomentar sus negocios. La intriga de sus amigos y socios ya era insoportable, según ellos yo perjudicaba sus negocios escribiendo en contra del gobernador y sus inútiles funcionarios, dándole tribuna a Cuauhtémoc Cárdenas y a los “amigos comunistas” de Salinas de Gortari, e informando el lado oculto que originaban los problemas coahuilenses. Decidí cortar por lo sano, y me dispuse a crear el modesto Periódico de Saltillo que nació el día de la elección presidencial.
El 6 de julio de 1988, que según mi entendimiento es el parteaguas de la política nacional, triunfó Salinas de Gortari enmedio de un gran escándalo que acusaba al PRI de fraude. “Se cayó el sistema” y CSG se convirtió en el ganador, gracias a que el Frente Democrático Nacional se quedó inmóvil, lamentándose sin que el Presidente los viera y los oyera...
(Continuará).
El nacimiento de El Periódico y el primer año de CSG...
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