La generación perdida...
de ninis y algo más
Lilia Rabiela Garcíacano.
Hace unos días con gran asombro leí la siguiente nota periodística:
“El Ponchis, sicario de 12 años que degolla a rivales”
Aunque es un niño, lidera un grupo de asesinos que trabaja para el Cártel del Pacífico Sur.
‘El Ponchis’, que tiene la costumbre de filmar y fotografiar los homicidios que comete y publicarlos en Internet, es considerado uno de los más sádicos y sangrientos miembros del cártel.
“El Ejército mexicano no sabe a ciencia cierta cómo se llama en verdad ‘El Ponchis’, dónde vive ni quiénes son sus padres, sólo que trabaja con sus hermanas (‘Las Chavelas’), quienes están a cargo de conducir la camioneta que transporta los cadáveres que produce su hermano”, explicó el periódico argentino ‘Diario Norte’ en su página de Internet.
El pequeño, que lidera una banda integrada por hombres y mujeres que oscilan entre los 12 y 23 años, aparece en un video en Internet donde dice que gana “3000 dólares por cabeza. Y cuando no damos con las personas, matamos a gente inocente para que nos paguen. No importa si son albañiles, taxistas... Los hacemos pasar por sicarios o ‘mañosos”.
Cuando terminé de leer la nota, que por cierto no fue muy difundida en México, me quedé así como usted amigo lector ahora, con la boca abierta, e incrédula ante tal realidad de nuestro querido México. Hace algunos años todavía encontrar a un joven entre 13 y 22 años sin quehacer era sumamente raro, en las fiestas, o cualquier otro sitio de reunión juvenil, la típica pregunta que se hacía al conocer a alguien era: ¿trabajas o estudias?, actualmente abría que agregar o NINI es decir ni lo uno ni lo otro, y aunque nos parezca gracioso a simple vista es totalmente patético.
Un país donde sus jóvenes no tienen oficio ni beneficio está realmente al borde de la quiebra socialmente hablando, ya que si se supone que la juventud es la esperanza del futuro, entonces... ¿Qué esperanza tenemos?, ¿En manos de quién está dicho futuro? Aún me pregunto que esperamos pues de este país en el que cada vez es mayor el número de personas que no se dedican a nada productivo, y si a muchas otras cosas que en la mayoría de los casos rayan en la ilegalidad.
Que si la falta de oportunidad para estudiar, que si los problemas económicos, que si la crisis y el desempleo, que la falta de valores, la desunión familiar, las madres solteras, la desconfianza en las prácticas abusivas de la iglesia, la falta de fe, en fin qué excusa, pretextos, razones y sin razones sobran para tratar de encontrar y en cierta forma “justificar” este problema que es muchísimo más grave de lo que se piensa.
Casi la mayoría de personas conocemos a un hermano, hijo, primo, sobrino, tío, vecino, etc., que está en esta situación, la cual es igual en hombres y mujeres y que les resulta muy cómoda ya que no tienen ninguna responsabilidad a cuestas, y además siempre vienen acompañados de la novia(o) o amigos(as) que en el mejor de los casos no hacen nada, pero que en su gran mayoría pasan a formar parte de las filas de la delincuencia , o de las estadísticas de menores embarazadas o violadas, en fin que el problema social que tenemos encima es demasiado grave para tratar de no verlo, y ante esto ¿Qué papel jugamos los padres de familia, maestros, líderes religiosos y gobierno?
La verdad sea dicha es que todos hacemos como que no pasa nada, sólo exclamamos que esto está mal, que no debe hacerse, que pobre juventud, pero no actuamos en consecuencia, y del gobierno mejor ni hablar, ya que quien debiera encabezar una seria cruzada por el rescate y dignificación de este grupo de jóvenes que según las alegres estadísticas presidenciales “va cada vez más en aumento”, se la pasa con la brújula perdida, atacando a diestra y siniestra sin sentido a todo aquello que huela a PRI, sin ver que él está parado en su propia mierda, (aunque suene feo), pues eso es lo que ha hecho de este país que prometió gobernar para bien, y seguramente que ésta ya lo rebasó pues cada vez que abre la boca sólo es para decir una serie de mentiras y tonterías (pregunta ¿no se cansará de mentir tanto este hombrecito?).
En fin, la cuestión es que nos queda una ardua labor a los padres de familia y maestros, ya que debemos tomar a cuestas y muy en serio nuestra tarea de formar y reformar a estos muchachitos que ahora están viviendo tan desorientadamente, gracias a la permisividad y “manga ancha” que les hemos dado porque “no se vayan a traumar” o porque definitivamente nos hemos vuelto tan egoístas que ni siquiera nos interesan nuestros propios hijos.
En colonias, barrios y escuelas los padres de familia hemos de tomar a cuestas nuestra tarea y unirnos en serio para rescatar a este grupo de “NINIS” que se está convirtiendo en una generación perdida en todos los sentidos si no queremos lamentarnos, como ya lo estamos haciendo, esa falta de cuidado para con estos jóvenes; definitivamente debemos trabajar en esta labor y no esperar nada del gobierno federal, pues de lo contrario entonces si estaremos perdidos, o usted qué opina estimado lector.
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