La guerra contra la pobreza:
una lucha que perdió Calderón
Alejandro Robledo Flores.
El pasado 30 de noviembre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dio a conocer su más reciente estudio acerca de la pobreza en Latinoamérica, en éste señala que en México, en el periodo de 2008 a 2009, la población que se ubica en este umbral aumentó en 3.1 por ciento.
Los países latinoamericanos donde repuntó la pobreza, según la CEPAL, fueron Ecuador que tuvo un incremento de 1.2 %; Costa Rica con 2.5 % y México con el mayor incremento, de 3.1. %.
El aumento de la pobreza en nuestro país fue diametralmente opuesto al comportamiento de otros países de América Latina que fueron objeto de este estudio, los que en su mayoría lograron reducir significativamente sus índices de marginación. Contrario a México, los países en los que la pobreza disminuyó fueron Argentina en un 9.7 %; Brasil en .9 %; Uruguay en 3.5 %; Chile en un 2.2 %; Paraguay 2.2% y República Dominicana 3.2 %.
Según la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, los países de América Latina donde se redujeron los índices de pobreza lo lograron debido a que estos orientaron su rumbo a una política macroeconómica prudente, una política social progresista e incluyente y a la innovación productiva.
México en cambio padece una mala política económica que ha pauperizado las condiciones de vida. La caída de las condiciones productivas, la informalidad y el desempleo son algunas de las consecuencias del incremento de la pobreza en nuestro país.
Aunado a la pobreza alimentaria (cuando no pueden adquirir la canasta básica) y la pobreza de capacidades (imposibilidad para costear salud y educación), se suma la pobreza patrimonial (no se puede costear vivienda, vestido y transporte) y es el 50 por ciento de los mexicanos los que viven en estas condiciones.
Refiriéndose a este estudio, y a otros más en los que se ha advertido el incremento de la pobreza, el Presidente Felipe Calderón dijo que este aumento se debió a la crisis que vino de fuera, discurso que ha utilizado para justificar las erradas políticas económicas de su gobierno, un ejemplo son las medidas anti cíclicas que no funcionaron.
La CEPAL recomendó al gobierno mexicano la creación de empleo formal y el aumento del gasto social, esto es, realizar ajustes para mantener e incrementar los programas sociales, tal como lo hicieron otros países al crear una Red de Protección Social; también recomendó más apoyo a las pequeñas y medianas empresas para la creación de empleos.
Un dato de este estudio que dimensiona el problema de la pobreza en nuestro país, es que en América Latina hay 71 millones de personas que viven en extrema pobreza, de los cuales el 38 % (27 millones) habitan en México. Estos pobres no pueden satisfacer ni siquiera sus necesidades alimentarias.
Otro dato por demás alarmante, es el señalado por la ONU de que algunas comunidades indígenas mexicanas tienen un nivel de desarrollo humano similar al que tienen los países más marginados de África del sur, como el Congo o Angola.
La degradación económica que ha condenado a la miseria a gran parte de los mexicanos se debe también al aumento de precio de los satisfactores. Al constante incremento al precio de la canasta básica, se suma también los aumentos del precio de la vivienda, la salud y los insumos para la producción.
La pobreza en México es generalizada, existe tanto en comunidades urbanas, indígenas y rurales, en este último son 13 millones de mexicanos los que no pueden costear una vida digna.
La pérdida de empleos es otro reflejo de la difícil situación, la CEPAL señala que en el año 2009 hasta el tercer trimestre, se había registrado una pérdida de 500 mil empleos ese año. A falta de empleo, el comercio informal ha sido el “mercado laboral” a donde ha mudado gran parte de la población económicamente activa. La informalidad y las remesas son fuentes importantes de ingresos para las familias mexicanas, estos se han convertido en la válvula que libera la presión de la crisis económica que atraviesa nuestro país.
La enorme desigualdad que existente en México, ha abierto la brecha entre los estratos socio-económicos, haciendo cada vez más difícil la cohesión social. La clase media ha ido decreciendo, y con ello aumentan las posibilidades de conflictos sociales.
La política económica del gobierno federal ha reducido los derechos sociales y causado la marginación. Uno de los sectores de la población que más ha resentido esta situación, es la juventud, es por ello que uno de los debates recientes es sobre los jóvenes en exclusión, mal llamados “ninis”, pues este término no especifica que “ni trabajan ni estudian” por encontrarse en una situación que los desvincula de alguna de estas actividades a causa de las políticas erradas del gobierno.
Con jóvenes sin posibilidades se crea un caldo de cultivo, debido a la lumpenización muchos de ellos encuentran en el crimen una opción. La pobreza afecta las relaciones sociales y está estrechamente ligada al aumento de la delincuencia y la inseguridad. El desgarramiento del tejido social provoca que este sea penetrado por la delincuencia, es por ello que se ha urgido al gobierno a implementar una política integral que cree las condiciones de desarrollo y de una vida digna para todos los mexicanos.
Sin posibilidades de movilidad social el rumbo de México será igual que en los últimos años, en los cuales millones de mexicanos padecemos la exclusión, desigualdad e inseguridad, además de un Presidente que no se dio cuenta que la principal guerra que se debe librar en México es contra la pobreza...
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