1.- Sólo a Armando Luna Canales se le pudo ocurrir sobre politizar el asunto de la mina de
Pasta de Conchos, al enviar a la policía local a retirar de la boca mina a los familiares de los
mineros muertos para sellarla, precisamente el mismo día que la policía federal rompía la huelga
de los mineros de Cananea, Sonora, por una razón distinta. Y para justificar su incapacidad,
dijo la letanía acostumbrada: Actuamos por órdenes del gobierno federal. ¡Qué obediente!
2.- El imberbe secretario de Gobierno le hizo un favor al protagónico obispo gay de Saltillo,
Raúl Vera López, quien quiere seguir manipulando al pequeño grupo de deudos de los mineros
muertos, para seguir haciendo negocios, con la idea de “desenterrar a los muertos de la mina
para darles cristiana sepultura”. El homosexual dominico no quiere que el negocio se le escape
de las manos e intenta hacerlo un problema estatal para darle resonancia nacional. Vivillo.