Hace seis meses, cuando Jericó Abramo Masso tomó posesión como
gerente del Ayuntamiento de Saltillo (el verdadero alcalde según los
conocedores es Álvaro Moreira), apostamos que el lambiscón junior endeudaría
a los saltillenses en su primer año de “administración”.
Como un destino manifiesto, nuestro pronóstico se está cumpliendo al
pie de la letra. A los seis meses o 180 días de haber comenzado su improvisado
“mandato” y aprovechando las inundaciones por las copiosas lluvias, Jericó
anunció que endeudaría al Ayuntamiento de Saltillo con 47 millones de pesos,
según él para la construcción de dos colectores pluviales en la zona norponiente
de Saltillo.
Lo que no dijo el simulador funcionario municipal es que acudirá en
auxilio de sus iguales (fraccionadores, “coyotes” y latifundistas urbanos), para crearles la infraestructura que necesitan a fin de que continuen vendiendo
“casas”, mejor dicho palomares, a precios de palacios. Para eso están los
recursos del Ayuntamiento (propios y prestados). Para eso está en la
Presidencia Municipal un farsante prófugo del intelecto: Jericó Abramo Masso,
acompañado de sus incapaces asesores.