Adolfo Olmedo Muñoz.
Parece una frase muy manida, pero en realidad el champurreado “panperredismo”
que se gestó tras el arrogante “matrimonio” (más conocido tal vez como alianza) que pactaron
César Nava y Jesús Ortega, no ganó nada en las pasadas elecciones de gobernadores que se
llevaron a cabo el pasado domingo 4 de julio. La realidad es que el PRI ganó, y con un
margen insospechadamente favorable para su proyecto nacional del 2012.
La comidilla en el cotarro político que se da vista en los medios masivos de comunicación
nacional, es que los resultados en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, fueron adversos en las urnas a
las fórmulas priístas que iban en las boletas.
Se presume con ello que los “ganadores” suman grandes cantidades de “posibles”
nuevos votos, utilizables en la contienda presidencial, tan próxima para los panistas, que no
han tenido empacho en poner en práctica las más sucias y aberrantes maniobras de espionaje,
tráfico de influencias, chantajes, y dudosas complicidades criminalísticas.
Por las que no resultaría tan extraño, que en los meses por venir (hasta el 2012)
continuaran las “ejecuciones” de destacados políticos, atribuibles al “crimen organizado”.
Como si éste, el sindicato del crimen, estuviera en la mejor disposición de “seguirle haciendo
favores” al chaparrito bocón que le declaró la guerra poco después de iniciado su “mandato”.
Como tampoco será nada extraño tener que seguir soportando las bravatas del monito
cilindrero, alias César Nava, sobre todo ahora en que pasa de ser un simple muñeco de
ventriloquia, a manejador de un nuevo patiño cuyo motete es Jesús Ortega o líder de “los
chuchos”.
Pero en realidad, ¿Qué hay de nuevo? ¿El espionaje? Hace muchos años que el sistema
lo empleó, pero cuya actividad se vio incrementada, tras ser liberada sobre todo a la muerte
de gente que como Fernando Gutiérrez Barrios, tenia un mejor y más limpio control de la
política; además de una mayor participación con el avance tecnológico de las comunicaciones
y la creciente participación de la llamada “sociedad civil” desde donde rapaces inmorales
han cohabitado con gente de bien, quienes les han significado efectivas corazas como “tontos
útiles”.
Sin embargo, el verdadero problema es que el tiempo avanza y no surge el buen análisis
político. La opinión pública vive hoy en la política, en un mundo de apariencias, a veces
fantasmagórico, a veces dramático y otras tantas ridículo, pero siempre falso. Quién sabe
hoy cómo se conforman los grupos políticos “locales”, denominados así antaño para designar
las influencias que en cada una de las entidades del país, se manifestaban con un verdadero
poder territorial, ideológico, social, y desde luego económico.
Y qué decir de la fuerza coercitiva, por la que hasta el hampa era “controlada”: ¿Quién
sabe ahora los nombres de los verdaderos caudillos, capaces de hinchar los fervores ideales
de la masa popular? ¿Quién sabe el verdadero poder del pueblo? ¿Sabe el pueblo de su
poder?
La camarilla política de las últimas dos décadas ha creado a una clase media híbrida,
incolora, insabora, pero perversamente utilitaria; chaquetera a veces, oportunista y sin bandera.
Ese es el verdadero problema, y si no, tan solo rasque un poco para conocer el origen
de los candidatos de la “coalición” “chuchinabasquiana” (SIC). No sólo que habían militado
en las filas del PRI, sino con quién y quienes son sus mentores; a qué grupo pertenecen.
Ahí pareciera que el PRI de Beatriz Paredes ha ido perdiendo la perspectiva de los
verdaderos grupos de poder en su rebaño. Aunque también pudiera ser que: Ante la
escandalosa como denigrante actuación de algunos políticos locales, se entiende que tanto en
Oaxaca como en Puebla, el tricolor sacara las manos para dejar que los coaligados PAN y
PRD traten de poner orden en dichos cacicazgos estercoleros.
El caso de Sinaloa, me parece, tiene implicaciones más burdas. No por ello desdeñables,
por el contrario. Hay que recordar que la falta de definición y la ingenuidad de creer que
dentro de su partido había todas las de confiar, le costó a Francisco Labastida la derrota ante
el bobalicón de Vicente Fox. Esta vez, bien pudo hacer influido para limar toda posible
desavenencia entre los priístas de la entidad que alguna vez gobernó.
Beatriz Paredes, si acaso, lo único que tiene que revisar
de estas elecciones, es la necesidad de pasar lista y hacer un
nuevo mapa político y ejercer el liderazgo capaz de redefinir
los límites del poder, para que los mayorazgos no se conviertan
de nuevo en cacicazgos.
Por lo demás, qué bueno que tanto el PAN como el
PRD hayan mostrado sus miserias, tanto internas, como las
del PRI. Parece un contra sentido, pues “sus” miserias,
pareciera que no caben semánticamente, pero no, si caben,
pues desde ahora que han ganado “la rifa del tigre” y con la
tendencia actual de que los gobernadores, al no haber un
verdadero liderazgo moral en la silla presidencial, son, no
sólo más autónomos, sino hasta libertinos.
Vamos a ver si en realidad los nuevos paniaguados
son capaces de ejercer un poder que no está en sus genes y
si en sus nuevos engendros.
Los nuevos gobernadores, producto de un matrimonio
político tan ad oc a la corriente reformista de la identidad de
géneros y sus uniones “legales”, que dicho sea de paso,
también tendrán que poner a prueba su verdadera fuerza,
pues la imagen que traían hasta poco antes de su elección,
bajo la “fórmula”: PAN, PRD y familia que les
acompañó…no era de generación espontánea. La habían
adquirido bajo la tutela de “padrinos” a los que tendrán que
“responder”.
La señora Paredes los conoce y seguramente sabrá
hablar con todos ellos.
Cesar Nava o el “socialista” Ortega, ¿podrán hablar
el mismo lenguaje?