Candidaturas independientes, ¡Ya!
“Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible
porque es una manera de vivir con bastante facilidad”.
Miguel Delibes. Escritor español.
Manuel Padilla Muñoz.
Necesitamos diputados independientes no
sumisos al poder, al gobernante en turno. Pero los
necesitamos ya, no para el 2017 como fue
autorizado en la mal llamada reforma política que
acaban de aprobar “nuestros” diputados y que sólo
responde a los intereses de ellos, de sus grupos y
de sus partidos pero no a los de los coahuilenses.
Una reforma que no llegó ni a esos sino a un simple
parche más de la muy ultrajada y violada
Constitución Política del Estado de Coahuila.
En sus inicios, vimos con buenos ojos la
creación de las candidaturas ciudadanas o
independientes con la finalidad de romper el
monopolio que se han agenciado los partidos
políticos y que nos mantienen en una perjudicial
partidocracia. La tardanza en las candidaturas
independientes hasta el 2017 no fue más que una
maniobra de los panistas porque lo mismo da que
sean para el 2011.
Sabedores de que el moreirismo trata de
ampliarse por 12 años, los panistas urdieron, de
último momento, un bloqueo a la posible candidatura
priista de Rubén Moreira de tal forma que le
apuestan a que en el interior del PRI, el grupo de
Beatriz Paredes, imponga -porque en realidad no
se puede hablar de otra figura democrática en un
partido que nunca lo ha sido- como candidato a su
delfín, Javier Guerrero, y deje fuera al hermano
del gobernador.
En este caso, el actual diputado federal
pudiera haber utilizado una candidatura
independiente para participar en la contienda del
2011, y visto que él y su hermano han realizado
una campaña proselitista de casi 5 años pues todos
los programas sociales “del gobierno de la gente”
eso son, tuviera casi seguro el triunfo a pesar de
la infraestructura partidista del PRI.
El misil fue dirigido directamente a los
Moreira. Rubén ahora, si no es candidato por el
PRI, puede utilizar un partido de la “chiquillada”.
Y para eso el ex cacique de Matamoros, Jesús
Contreras Pacheco, está formando un partido
“bonsai” mal llamado Primero Coahuila. Y es que,
en las condiciones actuales, un candidato no puede
ser registrado si no lo hace un partido político
vigente.
Tanto los diputados priistas como los
panistas y sus compinches menores idearon una
reforma política de acuerdo a sus planes, a sus
intereses personales, de grupo y de partido, que
solamente benefician, como siempre, a las pandillas
que detentan el poder y tienen secuestrados a los
partidos políticos. Pero nunca, jamás, responden
a los intereses de los coahuilenses porque estos
nada les importan, creen erróneamente que solo
servimos para obedecer y callar, para votar por
ellos y nunca exigirles el cumplimiento de su deber,
mientras ellos se enriquecen a costa del pueblo y
su sufrimiento.
La función de un diputado es legislar, es
decir, hacer leyes para brindarnos el marco jurídico
que norme la conducta social de los coahuilenses.
Desgraciadamente, es tan pobre la capacidad y la
calidad moral de nuestros diputados que son
incapaces de legislar: en ésta y muchas otras
legislaturas anteriores de Coahuila hemos sabido
que los diputados hayan hecho leyes: han hecho,
eso sí “reformas”, que no son más que parches de
las leyes y reglamentos ya existentes.
No son legisladores, son vulgares
“levantadedos” que aprueban todo lo que su amo
-léase gobernador del estado- les dice, de acuerdo
a sus intereses personales y de partido. Son simples
“bocinas” del gobernante en turno a quien le deben
el cargo que los hará ricos.
La labor legislativa debería extenderse hasta
obligar a los diputados no solamente a crear buenas
leyes para los ciudadanos sino hasta darles el
seguimiento para su cumplimiento. Nada ganamos
con tener buenas leyes si éstas no se cumplen.
No es que sean malas nuestras leyes; los malos
son los funcionarios públicos que no las cumplen
como prometieron al asumir el cargo. Ello deriva
en el mayor de los males de México: La impunidad.
Gracias a ellos estamos como estamos.
Durante años hemos padecido un Congreso
local integrado por personas ineficientes, transeros,
que han obtenido las candidaturas a base de mañas
perversas de tal forma que el Congreso ha perdido
la H que antiguamente lo hacía honorable, porque
en algunas ocasiones llegó a ser un órgano
legislativo ahora degenerado en arena de lucha
política entre priistas, panistas, udecistas,
perredistas y demás lacras políticas.
A esos malos diputados es a los que pueblo
debe echar al lugar que les corresponde: el
estiercolero de la historia para dar paso, mediante
las candidaturas ciudadanas, a personas preparadas
y bien intencionadas salidas del pueblo. O, ¿a poco
nos vamos a quedar así?
¿Por qué le tienen, no miedo, sino pavor,
nuestros políticos a las candidaturas ciudadanas?
Porque saben muy bien que dentro de la sociedad
civil hay personas capaces y honestas que
responderían a los verdaderos intereses del pueblo
y de esta forma serían desplazados los ineficientes,
los vividores del quehacer políticos y los
delincuentes que aprovechan el cargo para sus
intereses personales.
Sin candidaturas ciudadanas o independientes,
no puede concebirse la democracia. Así de
simple. Para que exista en Coahuila tendremos
que esperar, pues, hasta el 2017. Lástima.
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