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Julio 20, 2010
Julio 2010, No. 256

Candidaturas independientes, ¡Ya!

“Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible
porque es una manera de vivir con bastante facilidad”.
Miguel Delibes. Escritor español.


Manuel Padilla Muñoz.
Necesitamos diputados independientes no sumisos al poder, al gobernante en turno. Pero los necesitamos ya, no para el 2017 como fue autorizado en la mal llamada reforma política que acaban de aprobar “nuestros” diputados y que sólo responde a los intereses de ellos, de sus grupos y de sus partidos pero no a los de los coahuilenses. Una reforma que no llegó ni a esos sino a un simple parche más de la muy ultrajada y violada Constitución Política del Estado de Coahuila.

En sus inicios, vimos con buenos ojos la creación de las candidaturas ciudadanas o independientes con la finalidad de romper el monopolio que se han agenciado los partidos políticos y que nos mantienen en una perjudicial partidocracia. La tardanza en las candidaturas independientes hasta el 2017 no fue más que una maniobra de los panistas porque lo mismo da que sean para el 2011.

Sabedores de que el moreirismo trata de ampliarse por 12 años, los panistas urdieron, de último momento, un bloqueo a la posible candidatura priista de Rubén Moreira de tal forma que le apuestan a que en el interior del PRI, el grupo de Beatriz Paredes, imponga -porque en realidad no se puede hablar de otra figura democrática en un partido que nunca lo ha sido- como candidato a su delfín, Javier Guerrero, y deje fuera al hermano del gobernador.

En este caso, el actual diputado federal pudiera haber utilizado una candidatura independiente para participar en la contienda del
2011, y visto que él y su hermano han realizado una campaña proselitista de casi 5 años pues todos los programas sociales “del gobierno de la gente” eso son, tuviera casi seguro el triunfo a pesar de la infraestructura partidista del PRI.

El misil fue dirigido directamente a los Moreira. Rubén ahora, si no es candidato por el PRI, puede utilizar un partido de la “chiquillada”. Y para eso el ex cacique de Matamoros, Jesús Contreras Pacheco, está formando un partido “bonsai” mal llamado Primero Coahuila. Y es que, en las condiciones actuales, un candidato no puede ser registrado si no lo hace un partido político vigente.

Tanto los diputados priistas como los panistas y sus compinches menores idearon una reforma política de acuerdo a sus planes, a sus intereses personales, de grupo y de partido, que solamente benefician, como siempre, a las pandillas que detentan el poder y tienen secuestrados a los partidos políticos. Pero nunca, jamás, responden a los intereses de los coahuilenses porque estos nada les importan, creen erróneamente que solo servimos para obedecer y callar, para votar por ellos y nunca exigirles el cumplimiento de su deber, mientras ellos se enriquecen a costa del pueblo y su sufrimiento.

La función de un diputado es legislar, es decir, hacer leyes para brindarnos el marco jurídico que norme la conducta social de los coahuilenses. Desgraciadamente, es tan pobre la capacidad y la calidad moral de nuestros diputados que son incapaces de legislar: en ésta y muchas otras legislaturas anteriores de Coahuila hemos sabido que los diputados hayan hecho leyes: han hecho, eso sí “reformas”, que no son más que parches de las leyes y reglamentos ya existentes.

No son legisladores, son vulgares “levantadedos” que aprueban todo lo que su amo -léase gobernador del estado- les dice, de acuerdo a sus intereses personales y de partido. Son simples “bocinas” del gobernante en turno a quien le deben el cargo que los hará ricos.

La labor legislativa debería extenderse hasta obligar a los diputados no solamente a crear buenas leyes para los ciudadanos sino hasta darles el seguimiento para su cumplimiento. Nada ganamos con tener buenas leyes si éstas no se cumplen. No es que sean malas nuestras leyes; los malos son los funcionarios públicos que no las cumplen como prometieron al asumir el cargo. Ello deriva en el mayor de los males de México: La impunidad. Gracias a ellos estamos como estamos.

Durante años hemos padecido un Congreso local integrado por personas ineficientes, transeros, que han obtenido las candidaturas a base de mañas perversas de tal forma que el Congreso ha perdido la H que antiguamente lo hacía honorable, porque en algunas ocasiones llegó a ser un órgano legislativo ahora degenerado en arena de lucha política entre priistas, panistas, udecistas, perredistas y demás lacras políticas.

A esos malos diputados es a los que pueblo debe echar al lugar que les corresponde: el estiercolero de la historia para dar paso, mediante las candidaturas ciudadanas, a personas preparadas y bien intencionadas salidas del pueblo. O, ¿a poco nos vamos a quedar así?

¿Por qué le tienen, no miedo, sino pavor, nuestros políticos a las candidaturas ciudadanas? Porque saben muy bien que dentro de la sociedad civil hay personas capaces y honestas que responderían a los verdaderos intereses del pueblo y de esta forma serían desplazados los ineficientes, los vividores del quehacer políticos y los delincuentes que aprovechan el cargo para sus intereses personales.

Sin candidaturas ciudadanas o independientes, no puede concebirse la democracia. Así de simple. Para que exista en Coahuila tendremos que esperar, pues, hasta el 2017. Lástima.