José Flores Ventura.
Los insectos, por si no lo había notado, son de los animales más
numerosos que existen en el planeta, llegando a representar hasta un 40% de
la biodiversidad agrupados en 30 órdenes y más de ¡500,000 especies! Y aún
se siguen descubriendo nuevas formas alrededor del mundo. Por estas épocas
es más que evidente su presencia ya sea en la ciudad o en el campo ya que
con el florecimiento de la foresta y de las primeras lluvias salen en grandes
cantidades, a veces constituyendo auténticamente una plaga.
Es de sorprender la cantidad que de la nada parecen surgir, los
hormigueros se ensanchan para dar paso a ejércitos de miles de hormigas
que se abren paso en el suelo buscando alimento, marcando su paso por
senderos delimitados por las hojas secas y granos de arena a lo largo de
decenas de metros alrededor de sus madrigueras. En el cielo, mientras tanto,
con la humedad evaporizándose por el sol extenuante, enjambres de millares
de abejas o avispas cruzan velozmente el firmamento en gran cantidad que a
veces ensombrecen el suelo por donde van pasando en sordo zumbido
encabezadas por las reinas en busca de nuevos lugares para hacer sus panales.
También numerosas son las chicharras que con su característico sonido
ensordecen las cañadas y barriales de mayo a junio en busca de pareja, ésta
es la última actividad que harán pues luego se posan inertes en las ramas de
arbustos para morir desecadas bajo el sol esparciendo sus cuerpos por el
suelo para ser comidos por reptiles, aves, arañas y otros insectos devolviendo
a la tierra ricos nutrientes, ésta es una época de abundancia en el desierto a
pesar de las inclemencias del clima.
En una ocasión viajando de la región Lagunera a Saltillo en un lugar
conocido como Cerro Bola de repente el cielo se obscureció por una gran
nube formada por millones de langostas (acrídidos) que a su paso tapó el
radiador de los vehículos que por ese momento cruzaban. Ante tal fenómeno
poco usual me detuve a contemplar su apresurado paso hacia el sur mientras
devoraban todas las plantas de hoja comestible que hallaban, principalmente
en las orillas de la carretera.
También por ese lugar, pero internados en la laguna de Mayrán, son
comunes en los tiempos de calor las grandes concentraciones de zancudos
que tratan de picar al visitante posándose en cualquier parte del cuerpo
desnudo por docenas tratando de sacar la sangre, una pesadilla para los que
no están acostumbrados a ello sobre todo en las noches.
Es de sorprender que los escarabajos, que son el orden más numeroso
de los insectos, ocupen tan diversos nichos ecológicos; lo mismo hay que en
una sola flor de cactácea conviven en reducido espacio alimentándose de su
polen, crecen, se desarrollan y se aparean mientras la flor se mantiene abierta,
hasta aquellos que del estiércol de vaca hacen bolitas para llevarlos a sus
guaridas subterráneas o los que hacen de su hábitat las vainas del mezquite,
hojas frondosas o suculentas.
Como no recordar las bellas “mariquitas” que en las plantas de
maceta se posan a descansar, o los “mayates” que con su colorido verde
metálico nos llegan a recordar la niñez de hace muchos ayeres, hace poco
tuve el agrado de ver muchos de ellos posando en los elotes tiernos de un
campo vecino a la ciudad, una especie que creía extinta de estos lugares.
Mencionar también a las mariposas, un orden que comprende
solamente en nuestra región unas 400 especies distintas; este año fueron
numerosas las de la familia Papilionidae o papillos que son de las más grandes
que llegan a visitarnos con su distintivo colorido con fondo negro y forma de
sus alas; cruzaron los campos y la ciudad por miles, decenas de ellas se
agrupaban bien en las inflorescencias de agaves como en los truenos en flor
de la ciudad, llegando a contabilizar decenas en solo un árbol junto a otras
especies especialmente los denominados comúnmente “gallitos” (Libytheana
carinenta).
Es también el tiempo de ballet grácil de los caballitos (Odonatos) con
su característico vuelo van y posan en los extremos de los tules contiguos a
los charcos tratando de atraer pareja, es común verlos en casi todos los
lugares donde el verdor se aglutina, al ras del suelo y en el cielo cruzando
como flechas que trae el viento.
En la base de la estructura piramidal de la biodiversidad y junto a las
plantas, el manto de la Tierra, los insectos han jugado desde épocas muy
antiguas un papel fundamental en el desarrollo y evolución de ellos mismos y
en la foresta; día a día trabajan sin cesar para asegurar su efímera existencia,
para mantener desde sus inicios la cadencia de la cadena de la vida, haciendo
posible la existencia de otros seres vivos más grandes y complejos como
nosotros los humanos.