El contenido de esta página requiere una versión más reciente de Adobe Flash Player.

Obtener Adobe Flash Player

15-Ene-2010 
Enero 2010, No. 250
 
HMV sale a pelear batallas
ya perdidas por sus funcionarios

Jorge Arturo Estrada García.
El desempleo, la inseguridad y el estancamiento, invaden este 2010 los hogares de la región Sureste y varias localidades de la entidad. Lo más grave es que no se están realizando acciones importantes para revertir la situación. Ni en el corto, ni en el largo plazo.

Pareciera que con retórica, excusas y aventar culpas se busca evadir responsabilidades. Sin embargo, no se realizan ajustes ni de funcionarios ni de proyectos para retomar el rumbo. Se percibe, a dos años de terminar el sexenio, un ambiente de cierre de administración.

Y sin embargo, tarde o temprano los problemas hacen crisis y estallan. Son tan grandes que es imposible ocultarlos.

Los problemas mal atendidos hacen crisis recurrentemente y sobreviene el desgaste. Y es cada vez más frecuente ver al gobernador salir a pelear las batallas perdidas por sus funcionarios. Perdidas de antemano. Las perdieron ellos por incapaces.
El jefe debe salir a reflectores a lucirse y recibir los elogios y reconocimientos. No hay por qué exponerlo a justificar fallas, deficiencias y negligencias de subalternos. No es políticamente rentable, ni mucho menos justo.

Es un hecho que los miembros del gabinete estatal no dieron el ancho. También es un hecho que el liderazgo y la pericia de Humberto Moreira para aterrizar proyectos fueron muy mal canalizados. Incluso, hasta desperdiciados.

Humberto queda atrapado en polémicas en materia de seguridad, porque ni Jesús Torres Charles ni Fausto Destenave le construyeron corporaciones fuertes, profesionales, certificadas, confiables, capacitadas y valientes para que los delincuentes no se atrevieran a asesinar, secuestrar, asaltar, extorsionar o robar en Coahuila. Tuvieron la confianza y el respaldo del gobernador, y además miles de millones de pesos a su disposición. Y no lo hicieron

Armando Luna ni siquiera estaba enterado que uno de sus vecinos era detenido por autoridades federales por delincuencia organizada. Y es la cabeza del sector.

El gobernador Moreira saca la cara por dos mil millones que sólo existieron en las malas estimaciones de Javier Villarreal. Era obvio que ante las limitaciones y desplome de los ingresos del gobierno federal habría ajustes.

El gobierno estatal tuvo que recurrir a la deuda pública por 3 mil 500 millones para terminar los puentes y algunas obras menores. Perdiéndose la oportunidad de usarlas para construir obras con pase directo a la historia como terminales multimodales que aporten competitividad, trenes suburbanos, el metro de Saltillo y sistemas de metrobús.

Javier Villarreal en un año quebró a Coahuila evidentemente no supo presupuestar. En contraste, su antecesor Jorge Torres, como alcalde interino encontró un ayuntamiento completamente desmadrado por Fernando de las Fuentes, y sin problemas cumplió con los compromisos sin contratar deuda. En cambio 16 ayuntamientos y el gobierno estatal tuvieron que pedir prestado.

La verdad Javier Villarreal no tiene la estatura para conversar con el doctor en Economía Carstens, no le entendería ni jota. El gobernador tuvo que sacar la cara de nueva cuenta.

En materia de desempleo, Jorge Alanís no advirtió al gobernador que las armadoras quebrarían, que había que cambiar la vocación económica de la entidad, que ni siquiera los electrodomésticos escaparían a los estragos de la crisis. En suma que el modelo maquilador manufacturero de la región Sureste era obsoleto y que había que evolucionar.

Era más fácil festejar la llegada inercial limitada de empresas grandes y culpar a la crisis y al gobierno federal que apoyar al gobernador con conocimientos y trabajo.

Así miles de hogares no pudieron solicitar aumentos salariales desde hace más de un año, además de que han estado a medio sueldo casi 20 meses. Otros miles se fueron a la calle sin esperanzas de encontrar trabajos. Insistimos en la manufactura mientras los demás nos sacan ventaja emigrando a la mentefactura y a los empleos de alto valor agregado.

En la educación ni Jaime Castillo ni Víctor Zamora se comprometieron a hacer al sistema educativo de Coahuila uno de los mejores del mundo. Ya tienen a los maestros mejor pagados de México y los mejores planteles de país. Pero es más sencillo andar en los negocitos y comprando casas y terrenos. Esa negligencia es traición a su jefe.

El plan estatal de desarrollo es un mamotreto realizado por inexpertos y burócratas poco conocedores. No incluye diagnósticos serios ni metas que impliquen potencializar el desarrollo en que estaba inmerso Coahuila en el 2005.

Las pocas metas que ahí se establecieron eran tan limitadas y sencillas, tan poco sustanciales, que Humberto las cumplió en tres años de gobierno. El documento es una colección de palabras que rodean los proyectos de los 70 puentes, varios hospitales y el limitado programa de Cero marginación.

Las “metas estatales” de generación de empleo del documento establecen 10 mil nuevos puestos de trabajo cada año. En realidad, Coahuila demanda 23 mil nuevos empleos anualmente.

En el rubro de desarrollo social trabajaron intensamente para llevar servicios públicos a poco más del uno por ciento de la población. Las características del gobernador Moreira y los enormes recursos que dispone eran para retos mayores.

Vemos como Nuevo León, el Distrito Federal, León Guanajuato y hasta Nayarit avanzan hacia la sociedad del conocimiento. Y nosotros no dimos un solo paso en esa dirección. Miramos al pasado y nos regocijamos de que hemos gastado más millones como nunca antes y dejamos pasar la viabilidad de nuestro estado.

Los funcionarios con su pobre desempeño le estorban al gobernador Moreira a trascender. A su paso a la historia. Y además lo limitaron a hacer obras de alcalde, cuando le correspondían también las de gobernador.

 
jjjeee_04@yahoo.com
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino