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15-Ene-2010 
Enero 2010, No. 250
  Mis sexenios (22)

José Guadalupe Robledo Guerrero.

Elecciones en la UAC y el arribo
de “El Gato” la Rectoría...

1985 comenzó, como ya lo dijimos, con serios conflictos políticos derivados de las protestas postelectorales de los candidatos perdedores del PARM y del PAN, quienes argumentaban haber sido víctimas de un fraude orquestado desde el Palacio de Gobierno. La agitación se dio principalmente en Saltillo, Piedras Negras y Monclova, pero “El Diablo” de las Fuentes respondió a los reclamos, ciertos o no, con represión. Por primera vez “El Diablo” se sentía gobernador, y como tal ordenó la agresión para intimidar a sus adversarios políticos. ¿Qué se podía esperar de un porro?

También el año se inició con tres visibles precandidatos a la Rectoría de la UAC, cuyas elecciones serían el Primero de marzo: Armando Fuentes Aguirre “Catón”, Jaime Martínez Veloz “Jimmy” y Jaime Isaías Ortíz Cárdenas “El Gato”.

Armando Fuentes Aguirre no era de las simpatías del gobernador, pero tampoco tenía posibilidades de ganar la elección, pues -a su estilo- había cometido nuevamente el error de traicionar a sus simpatizantes, los que lo habían seguido para luchar en contra de la corrupción villeguista y la imposición de Valeriano Valdéz. Hacía meses que “Catón” se había aliado con los sectores villeguistas, lo que le hizo perder el apoyo de gran parte de los universitarios que antes lo habían respaldado en sus pretensiones rectorales.

Jaime Martínez Veloz era el aspirante que menos posibilidades tenía de ganar las elecciones.Su simpatía no rebasaba el 25 por ciento del electorado universitario, y según los empresarios y sus voceros de derecha, el “Jimmy” era un peligro por su ideología “comunista”. La única alternativa de Martínez Veloz era aliarse a otro de los precandidatos.

Jaime Isaías Ortíz Cárdenas era el tercer aspirante, quien había conseguido ligarse a Luis Horacio Salinas Aguilera a través de uno de sus testaferros: Xicoténcatl Riojas Guajardo. “El Gato” había logrado colarse al nivel cupular, aprovechando las circunstancias de desunión que prevalecía entre los principales líderes universitarios, y Xicoténcatl lo cobijó “por órdenes superiores”. Tal vez por eso, Luis Horacio insiste en que él hizo Rector al “Gato”, pero también Rodrigo Sarmiento Valtier disputa esa paternidad.

Por su parte, el Secretario General Encargado del Despacho de Rectoría, Jesús Ochoa Ruesga, sería sacrificado por de las Fuentes, porque no aseguraba el triunfo electoral, a pesar de que contaba con el apoyo incondicional de Jaime Martínez Veloz.

Pra documentar el evento, semanas antes de las elecciones entrevisté para la revista “Criterios” a la mayor parte de los protagonistas. Jesús Ochoa Ruesga me dijo que le agradaría ser Rector electo, y para justificar su indolente labor durante su interinato de nueve meses, incluso señaló que como Rector electo desarrollaría mejor sus funciones. También informó algunas cosas que no se le habían notificado a la prensa, por ejemplo: que el villeguista Juan Manuel Carrillo (ex director de Ingeniería) había confesado ante el Ministerio Público su responsabilidad en la falsificación de facturas, y que de acuerdo a los resultados de la Auditoría parcial que se había hecho del último año del rectorado de Villegas Rico, había un faltante de 130 millones de pesos. Aún con estas evidencias nunca se encarceló a nadie por el saqueo de la UAC. Lo cierto es que Jesús Ochoa Ruesga terminó sus nueve meses de interinato rectoral firmando un cheque de cinco millones de pesos a nombre de Armando Castilla Sánchez.

Por su parte, Jaime Martínez Veloz enfatizó en la entrevista su animadversión por “Catón”, insistió en que se dieran a conocer los resultados de la Auditoría, solicitó que los empresarios y el gobierno sacaran las manos de la UAC y evadió responder si se lanzaría o no de candidato. Pero Jaime Isaías Ortíz Cárdenas tampoco dijo nada importante, a tirabuzón señaló que “Catón” era un traidor y aseguró que lo que requería la UAC era que se recuperara su desarrollo académico y científico. De la corrupción villeguista nada dijo.

Otro de mis entrevistados fue el Contralor de la UAC, Octavio Olvera Martínez, quien además de quejarse de que Villegas y sus funcionarios no le hacían caso a sus recomendaciones y señalamientos, dijo que había 200 millones de pesos sin comprobación legal en la Tesorería universitaria de Francisco Javier Valdés Valdés, hermano de Valeriano.

Debido a que para esas fechas yo no tenía ninguna relación con “Catón”, ni la quería tener, Adolfo Olmedo decidió enviar a otro compañero de la revista a entrevistar a Armando Fuentes Aguirre, pero “Catón” no aceptó ser entrevistado, seguramente para no disgustar a Armando Castilla. Además, en “Criterios” habíamos dado a conocer que “Catón” se desempeñaba como Asesor personal de Óscar Villegas Rico y cobraba en una nómina confidencial $ 48,396.00 quincenales ($ 96,792.00 mensuales) al lado de otros reconocidos aviadores como: Ramón Garza de la Rosa, Arturo Berrueto González y Roberto Martínez Cuéllar.

Antes de las elecciones universitarias, Jaime Martínez Veloz y Jaime Isaías Ortíz Cárdenas llegaron a un acuerdo. El Jimmy apoyaría al “Gato” para evitar que llegará a la Rectoría Catón, José Fuentes García o Rodrigo Sarmiento Valtier. Si “El Gato” era el candidato, Martínez Veloz lo apoyaría a cambio de que el Jimmy y otros de su grupo se integraran al equipo de gobierno universitario con Jaime Isaías Ortíz Cárdenas como Rector. Por su parte, Jaime Martínez Veloz quería ser Secretario General de la UAC, y le dieron a conocer al gobernador el acuerdo a que habían llegado.

Hay quienes aseguraban que Catón nunca había buscado el apoyo de “El Diablo”, pero eso no es cierto. Armando Fuentes Aguirre buscó el apoyo gubernamental antes de lanzarse como candidato opositor a Valeriano Valdés. Me tocó ser testigo., pues varias veces “Catón” trató de hablar con de las Fuentes y éste nunca lo recibió ni le contestó sus llamadas.En ese entonces “Catón” cultivaba mi amistad, y cierto día me pidió que lo ayudara a conseguir una entrevista con el gobernador. Acepté el encargo y le comenté al “Diablo” la petición de Armando Fuentes, solicitándole que lo recibiera. “El Diablo” me respondió políticamente: “Claro que si, despreocupese yo lo llamo”. Con esa respuesta era obvio que el gobernador no hablaría con “Catón”.

Pero no desistí en mi compromiso, pues en ese tiempo era determinante que “Catón” participara en las elecciones para evitar que Villegas Rico impusiera a su concuño Valeriano Valdés. Por eso, saliendo del despacho gubernamental me trasladé al DIF estatal, para solicitarle a doña Elsa Hernández que interviniera con su esposo, el gobernador, para que recibiera a Armando Fuentes Aguirre.

Cuando le comenté a doña Elsa lo que pensaba de la respuesta del gobernador, con toda seriedad me dijo: “No crea que Pepe (JFR) se quiso burlar de usted, él le tiene una gran estimación, lo que pasa es que no ha olvidado como lo trató el licenciado Fuentes Aguirre cuando fue Procurador”. Para que comprendiera la actitud del gobernador, doña Elsa me comentó sobre una colaboración periodística de años atrás, donde “Catón” hablaba de un borrachito que se había encontrado tirado en una calle céntrica de Saltillo... “Ese pobre hombre era el Procurador de Justicia”. Ya ve -terminó diciéndome- hay cosas que la gente no olvida, pero no se preocupe yo hablo con Pepe, y dígale al licenciado Fuentes Aguirre que mañana lo recibirá el gobernador”.

“El Diablo” recibió a “Catón”, quien le comentó que numerosos grupos de universitarios le pedían que se lanzara como candidato a la Rectoría, “pero antes de decidir quise escuchar su opinión señor gobernador”. De las Fuentes le contestó: “Está muy bien, usted tiene derecho y méritos, hágale caso a sus simpatizantes. No los deje colgados”. Así fue como “Catón” se atrevió a contender y perdió por fraude ante Valeriano Valdés.

Posteriormente, en la segunda ocasión que “Catón” fue candidato a Rector volvería a buscar que el gobernador no se le opusiera, y al menos en palabras lo consigió. Por eso Armando Fuentes se lanzó las dos veces como candidato a la Rectoría, aunque siempre aseguró públicamente ser un candidato independiente al gobernador. Así es “Catón”. Genio y figura...

Catón se disponía a lanzarse como candidato con el apoyo de Armando Castilla Sánchez y los grupos que giraban en torno al periódico Vanguardia, y en febrero, un mes antes de la elecciones, “El Diablo” lanzó un mensaje de apoyo a Ortíz Cárdenas, quien había sido el artífice del II Congreso de Polímeros, al cual asistió de las Fuentes con todo su gabinete. Con la asistencia del gobernador a este evento se despejó la incógnita y los grupos universitarios se dieron cuentas que el elegido gubernamental era “El Gato”.

Pero días antes de las elecciones, Jaime Martínez Veloz determinó inscribirse como candidato. Esto confundió a los universitarios que sabían que el Jimmy había pactado apoyar al “Gato” a cambio de cogobernar la Universidad con él. Por tal razón, Martínez Veloz tuvo fisuras en su grupo, sobre todo con la corriente que estaba de acuerdo que se apoyara a Jaime Isaías Ortíz Cárdenas a cambio de chambas.

La repentina decisión de Martínez Veloz tenía sustento político, pues “El Gato” asesorado por Xicoténcatl Riojas y José Ángel Reyes “La Pelleja” (léase Luis Horacio Salinas), había roto roto el compromiso de gobernar la UAC con Jimmy, quien pedía un conjunto de puestos para sus gentes, pero “El Gato” y sus asesores no aceptaron que se convirtiera en Secretario Ge- neral de la Universidad. Otra vez el agandalle.

No volvieron a ponerse de acuerdo, y en las elecciones del Primero de marzo se disputaron los votos de los universitarios tres candidatos registrados: Armando Fuentes Aguirre, Jaime Isaías Ortíz Cárdenas y Jaime Martínez Veloz. Pero ninguno obtuvo el porcentaje que señala el Estatuto Universitario: 50 por ciento más uno de los votos emitidos. De acuerdo al Estatuto se convocó a una segunda ronda de votaciones, en la que se disputarían la Rectoría los dos candidatos que habían sacado mayor número de sufragios: Armando Fuentes Aguirre y Jaime Isaías Ortíz Cárdenas.

Martínez Veloz quedó fuera de la contienda, pero su situación se vio favorecida, pues de la noche a la mañana se convirtió en el fiel de la balanza, y su apoyo se hizo determinante para cualquiera de los dos candidatos. Tanto “Catón” como “El Gato” buscaron ganarse el respaldo del Jimmy, pero ninguno de los candidatos cedió a la pretensión de Martínez Veloz de convertirse en Secretario General, por tal razón “El Diablo” intervino para que se pusieran de acuerdo, de lo contrario la UAC volvería a incendiarse.

Poco antes de la segunda ronda electoral, el gobernador le impuso al “Gato” y a sus asesores la presencia de Martínez Veloz en la Secretaría General, pues sabía que si no los obligaba a ceder, el Jimmy apoyaría a “Catón”, con quien ya estaban en pláticas sus emisarios.

El 6 de marzo de 1985 se llevó a cabo la segunda ronda electoral, y Jaime Isaías Ortíz Cárdenas, con el apoyo de Martínez Veloz, ganó las elecciones con 10,845 votos contra 7,440 sufragios que obtuvo “Catón”.
 
     
Esta segunda derrota de Armando Fuentes frustraría para siempre sus aspiraciones rectorales. El 13 de marzo Jaime Isaías Ortíz Cárdenas rindió protesta como Rector para el período 1985-1988, y ese día se iniciaría el período rectoral que convertiría al “Gato” en uno de los más corruptos rectores que ha tenido la UAC. Ese día comenzaría el descarado y abierto saqueo, en donde mucho le ayudaron las mañas de sus amigos y protectores políticos.

Ese día también se iniciaría mi primer enfrentamiento con “El Gato” y su pandilla. Mi inconformidad y de muchos universitarios fue la presencia en el Presidium de Óscar Villegas Rico contra quien se había luchado y quien recientemente había acudido al Ministerio Público para responder por los multimillonarios desfalcos en perjuicio de la UAC. En la toma de protesta, el Paraninfo del Ateneo Fuentes estaba repleto de politiquillos y los universitarios estaban ausentes. El clímax de ese contaminado ambiente fue cuando un pequeño grupo de estudiantes de Jurisprudencia, comandado por Fernando de las Fuentes, hijo del Gobernador, comenzó a lanzar porras en favor de Villegas Rico.

Por esa razón, en el evento hubo una manifestación de repudio, pues cuando el gobernador dirigía un mensaje, un estudiante exigió a gritos el uso de la palabra para protestar por la presencia de Villegas Rico en el presidium. De las Fuentes ignoró la petición y continuó con su perorata, en ese momento “El Diablo” disertaba sobre la libertad de expresión. Los gritos obligaron a los organizadores a dar por terminado el acto. Yo abandoné el recinto antes de que se acabará la función, ya habría mejores condiciones para hacer valer mi indignación.

Para ese mismo día, con anticipación, Luis Horacio Salinas nos había invitado a cenar a su casa. La cita era a las 8 de la noche, Adolfo Olmedo y yo llegamos premeditadamente a las 10. Entre los invitados se encontraban: Jaime Isaías Ortíz Cárdenas, Xicoténcatl Riojas, José Ángel Reyes, Daniel Héctor Saldívar, Jaime Martínez Veloz, Mario Valencia y por supuesto el anfitrión, Luis Horacio Salinas, además de otros sujetos de menor importancia.

De inmediato fui al gano, a sabiendas que tenía autoridad para protestar por la burla de que habíamos sido objeto en la toma de protesta de “El Gato”. Luis Horacio intervino para calmar mis “exaltados ánimos”, pero no lo logró. Al final “El Gato se justificó diciendo: “Invitamos a Villegas Rico porque el gobernador lo ordenó”. Enfurecido dirigí mis críticas hacia de las Fuentes, y por primera vez dije en público lo que pensaba del gobernador. El silencio que me rodeó fue total ante mis apolíticas palabras. Desde ese momento estuve claro que “El Gato” y sus socios nunca me perdonarían el trato que les dí al calor de la indignación. Tomé conciencia que tarde o temprano me cobrarían mi poco respeto por la abyección que habían mostrado.

Allí pinte mi raya y mostré mi independencia ante la nueva administración universitaria, que luego se convertiría en una pandilla de saqueadores. A la salida del lugar, luego de haber guardado silencio, Mario Valencia y Martínez Veloz me dirían en corto: “Que bueno que pusiste en su lugar a estos cabrones”., pero ninguno se solidarizó con mi justa protesta. En esos momentos, ambos eran parte de la administración de “El Gato”, Jaime como Secretario General y Mario como Director de Difusión Cultural.

Precisamente para conservar mi independencia nunca acepté enrolarme en un puesto directivo en la UAC, aún cuando José de las Fuentes insistió en ello. Por la confianza que le tenía el gobernador, Edilberto Leza fue testigo de la propuesta que me hizo “El Diablo”. Días antes de la segunda ronda de votaciones, de las Fuentes me llamó para decirme: “Quiero que usted sea el tesorero en la Universidad, porque necesito que les cuide las manos a estos cabrones”. Le dije que no me interesaba, porque sabía que tarde o temprano saldría de pleito con “El Gato”. Además no quería que un puesto universitario sometiera mi criterio y me impidiera disentir de las cosas que no me pareciera. La libertad no tiene precio.

El gobernador insistió porque quería hacer lo mismo que Braulio Fernández Aguirre había hecho con él cuando fue Rector. El gobernador Fernández Aguirre puso como Tesorero a Adalberto E. Guillén para que cuidara los dineros de la Universidad. El tesorero informaba al gobernador y recibía órdenes de él. Por eso aún con la insistencia de “El Diablo” no acepté. Yo veía venir un enfrentamiento con “El gato” y su pandilla, pues desde el interinato de Jesús Ochoa Ruesga, la UAC comenzó a ser saqueada por Luis Horacio Salinas con la complicidad de Daniel Héctor Saldívar y el encargado del Despacho de Rectoría, porque no hay que olvidar que Ochoa Ruesga había sido parte de la administración municipal cuando Luis Horacio fue alcalde, incluso se decían compadres. Por tal motivo, de antemano sabía que con “El Gato” ya no sería Armando Castilla Sánchez el saqueador de la UAC, ahora Luis Horacio Salinas tomaría su lugar.

 
“El Gato” inició su rectorado, teniendo en los principales cargos universitarios a los siguientes personajes: a Jaime Martínez Veloz en la Secretaría General, a Daniel Héctor Saldívar como Tesorero, a Xicoténcatl Riojas como Oficial Mayor, a Agustín Ramos Arizpe (cuñado del Jimmy) como Director de Asuntos Académicos, a José Ángel Reyes “La Pelleja” como Director de Planeación, a Armando de la Peña Rodríguez como Director de Extensión Universitaria, a Mario Valencia como Coordinador de Difusión Cultural y a José Luis Dovalina como Director de Asuntos Académicos.

El reparto de los puestos fue parte del pacto de unidad que hicieron Jaime Martínez Veloz y Jaime Isaías Ortíz Cárdenas para vencer a “Catón”. Sin embargo, la luna de miel duraría poco. Meses después el Jimmy y Mario Valencia serían expulsados de la UAC por “El Gato” y su pandilla. Armando de la Peña también renunciaría cuando se dio cuenta que no había interés en las cuestiones culturales y sus proyectos eran bloqueados.

Desde que tomó posesión “El Gato” hizo su aparición el grupo del CIQA (Centro de Investigación de Química Aplicada) que por su cercanía al “Gato” se convertiría en el grupúsculo más nocivo de la UAC.

Este grupito de inmorales era dirigido por Ortíz Cárdenas y sus miembros principales eran: José Ángel Reyes “La Pelleja” (Planeación), Félix Hernández Barragán (Preparatoria Nocturna), y Jesús García Delgado (Postgrado). Las funciones de este grupo eran de complicidad, saqueo, intriga y acompañamiento en las parrandas y orgías cotidianas del Rector. A ellos y a otros iguales se debe la inmoralidad que privó en la Universidad los siguientes tres años, cuando superando a Villegas Rico convirtieron la UAC en un harén con cantina. Algunos vestigios que aún sobreviven son polvos de aquellos lodos.

Es justo decir que “El Gato” y su pandilla siempre reconocieron a Luis Horacio Salinas como su protector y jefe, y eso le trajo grandes beneficios económicos a LHSA. Desde que arribó “El Gato” a la Rectoría mucho se habló del enorme saqueo para beneficiar a Luis Horacio Salinas, en los primeros meses se rumoraba que centenas de millones de pesos había ido a parar a las cuentas de Salinas Aguilera, incluso se dijo que la primera rotativa de El Diario de Coahuila había sido adquirida con esos recursos universitarios, lo cual no es descabellado si consideramos que todos los diarios saltillenses que actualmente existen se han constituido con dinero del erario público.

Tal vez por eso Luis Horacio sigue presumiendo la paternidad del rectorado de Jaime Isaías Ortíz Cárdenas, pero eso también lo presume Rodrigo Sarmiento Valtier. Por cierto, hace un par de meses, concretamente a mediados del pasado octubre, me cité con Adolfo Olmedo en un restaurante, al llegar me topé con Rodrigo Sarmiento Valtier, quien al verme mostró una cara de pocos amigos, y me abordó haciendome referencia a “nuestra” amistad, y se quejó de que lo había mencionado en “Mis sexenios”. Me dijo que mi escrito tenía algunas “imprecisiones” y comenzó a platicarme de cuando José de las Fuentes le encomendó algún asunto importante que yo había abordado, pero no le dí tiempo a que me lo dijera.

Inmediatamente le respondí que yo escribía lo que había visto, lo que me constaba, lo que había vivido, pero que no sabía cómo se habían dado las malandronadas y enjuagues del poder, y lo puse en el banquillo de los acusados: “Usted, ‘El Diablo’, Luis Horacio y ‘El Gato’ destruyeron la Universidad cuando la rescatamos de Villegas Rico”. Sarmiento no me desmintió, y para justificarse dijo: “Lo que pasó es que nos traicionó la Rata del Desierto (léase Luis Horacio Salinas) y saquearon 400 millones de pesos de la Universidad. Se lo digo al amigo para que lo sepa, pero no quiero tener problemas con Luis Horacio Salinas”. Terminó y se fue, llevándose consigo la amnesia que tanto sufren los políticos luego que abandonan el poder.

A Rodrigo Sarmiento Valtier se le olvida que es uno de los funcionarios más odiados por su proclividad a hacer daño. Rodrigo fue en el sexenio de “El Diablo” el encargado de los trabajos sucios y era eficiente en sus encomiendas, porque gozaba haciendo malandronadas e intrigas. Por eso en alguna ocasión Mariano López Mercado le mentó la madre en público, por eso nadie lo quiere, ni su más connotado mecenas, protector y maestro: LHSA.

Cuando Sarmiento era el poderoso supersubsecretario del gobierno delasfuentista, mis críticas a sus actitudes abusivas, intrigosas y dañinas fueron constantes. Siempre estuvimos encontrados. Un día me habló para decirme en nombre del gobernador que ya no criticara “A nuestro amigo Javier López del Bosque”. Me dijo que podía sacar beneficios si aceptaba ayudarle en su encargo. Le respondí que si quería que hablaramos de negocios, lo hiciéramos. Y si quería ponerle precio a mi criterio, lo haríamos. Para hacerle fácil el asunto, le pedí que valorara cuánto valía su criterio personal, y me diera el cinco por ciento de su valor. “Con eso dejaré de ‘atacar’ a su amigo ‘Rasputín’ (como le llamaba en mis escritos a Javier López del Bosque)”.

Todavía sigo esperando que Rodrigo Sarmiento Valtier me dé una respuesta. Seguramente cuando valoró su criterio se dio cuenta que valía pocos centavos y no quiso que lo supiera, aunque pudiera evitar que siguiera “atacando” a Javier López del Bosque, le hubiera salido muy, pero muy barato. Yo calculó que no hubiera pasado de 5 centavos. Amnesia al fin.

(Continuará).
El despido del Jimmy y más del sexenio delasfuentista...

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino