Cortinas de humo
Eloy Dewey Castilla.
Está más que probado que a los pueblos se les puede manipular fácilmente con false- dades y causas despreciables cuando éstos son incapaces de pensar y razonar.
Cuando un gobierno no emplea la razón o la lógica en sus acciones, necesariamente recurre a encubrir la verdad.
El mecanismo predilecto son las llamadas cortinas de humo.
Cortina de humo: conjunto de hechos para ocultar la rea- lidad.
¿Cómo ocurre esto?
“Olvidan” proporcionar información: se guardan para sí los datos, los esconden para que queden fuera del escrutinio público, filtran parcialmente los que conviene que salga a la luz ciudadana cuando no los alteran para su beneficio.
Con nada o casi nada de información, no se puede evaluar algo, decir si es mucho o poco, si es razonable, si vale o no la pena.
“Olvidan” también ponerle fecha a las cosas: vamos a hacer tal o cual cosa, conseguiremos recursos, corregiremos tal falla, erradicaremos x males, reorganizaremos algo, etc., etc., pero ¿para cuándo?, ¿en qué fecha?
Quizás son buenas ideas que por lo imprecisas pueden llegar o no a realizarse.
Orden alterado: Se atreven a anunciar “cosas” sin tener información precisa, utilizan el tanteómetro, cuando lo inician se les ocurre algo mejor en el trayecto y alteran la idea original, o sea adquieren muebles para la casa cuando ni siquiera la han comprado o rentado.
Sus acciones no tienen una secuencia.
Falsedades: se nos exponen cosas para ser algo cuando en realidad son diferentes. Se recurre a la propaganda para mostrar algo que no es así en realidad y se emplea de manera defensiva o como una falsedad calculada.
Importancia alterada: cuando a algo se le da más importancia de la que tiene, o cuando se le asigna una importancia menor a la que tiene.
Se exageran las cosas o se les devalúa.
Con sólo estos cinco tipos de estratagemas tendríamos para estar perdidos o alejados de la verdad.
Seriamos engañados.
Estas técnicas desviadas no son para aprenderse, son para tomar conciencia de que las cosas no son como nos las presentan o se nos venden.
Entre más se insista en llevarlas a cabo, más alejados estaremos de la razón y por supuesto no estarían bien las cosas.
¡Es aberrante!
Sensatamente preferiríamos que nos den a conocer los hechos como son, que siempre nos proporcionen el tiempo en que ocurrirá algo, que los planes tengan un orden y los hechos se puedan comprobar en su importancia correcta tal como son.
Sabríamos que nos estamos moviendo en la dirección correcta.
Aleje el humo y observe.
Vea lo que ve sin aditivos.
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