El perfil vale madre si no tiene amigos influyentes ni dinero

Fidencio Treviño Maldonado.

Como si para ocupar un puesto en la política a cualquier nivel se necesitara un perfil, si así fuese hasta la Presidencia de la República estuviera acéfala, (en México se gobierna con la ley del menor esfuerzo). Ese día el señor Peñaluz agotó parte de su poco peculio para sufragar el transporte, y para ahorrar visitó algunos lugares a pie, aún así el dinero se le fue como agua en manos abiertas en comprar formas, copias, sacar fotos y llenar formatos de solicitudes, más allá del tiempo que tuvo que esperar para que la secretaria o algún subalterno en los lugares que solicitaba trabajo se dignara atenderlo.

Días antes compró algunos diarios, se fue directo a los “Avisos de Ocasión” y olímpicamente arrojó las buenas y malas nuevas en el cesto de basura, no leyó la parte en donde el Congreso de la Unión ya se está poniendo de acuerdo para ver si le dan entrada a la reforma laboral.

Tampoco el Licenciado, Doctor y Máster en comercio exterior de apellido Peñaluz vio la noticia en la que el secretario de Hacienda de apellido Cordero (fácil de sacrificar) declaraba que México ya no es un país pobre, que la miseria en el territorio nacional desde hace unos años está desterrada, que es virtual; mucho menos revisó las declaraciones del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, en donde declara y da cifras de que en este país tan sólo en lo que va el año ya se han generado 850 mil nuevos empleos, y quien no consigue empleo es porque no quiere.

El señor Pañaluz tampoco vio el encabezado de un diario de circulación nacional que a ocho columnas destacaba las declaraciones del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, de que las reservas del país rebasan los ciento veinte mil millones de dólares, y que el peso está más vigoroso que nunca, mucho menos observó el encabezado que decía que la profesora más rica del mundo de apellido Gordillo deja su partido político en manos de su hija, y su yerno será el director del ISSSTE.

Pero mientras estos acontecimientos de bonanza suceden en el país y son cotidianos para la “casta divina”, el joven padre de familia Sergio Peñaluz sigue buscando un trabajo que se acople a su perfil de estudios y a su edad de 28 años. “Deje su solicitud y nosotros le llamamos” ha sido la respuesta en las doce empresas en que ha intentado conseguir empleo.

“Mire joven, en esta empresa para entrar a trabajar hay que ser pariente o muy cercano a algún jefe, o hay que aflojar mucha lana y si fuera mujer pos, hasta le pedirían que aparte de la lana, afloje otra cosa, el perfil vale madre ¿me entiende? sin trapujos dijo el que vigilaba la ventanilla en el corredor. -¿Y cuánto es mucha lana?, preguntó inocentemente el joven desempleado Peñaluz. “Aquí en PEMEX la plaza va desde un millón de pesos hasta unos quinientos o cuatrocientos mil la más barata, pos yo conozco a un amigo que se avienta el tiro y en tres o cuatro semanas está usted adentro de esta empresa. En la CFE también se puede y está un poco más vara y también tengo ahí conocidos”.

Este es el mismo viacrucis en el ISSSTE y en el IMSS, y no se diga en la SEP en donde las plazas están en manos de coyotes o seudosecretarios y algunos lidercillos seccionales, lo que nos da una idea de cómo andan estos institutos y secretarías, y como estamos en educación o en el sector salud, basta ver la prepotencia de algunos trabajadores.

La aplastante y sombría verdad explica lo inexplicable que resume todo, incluyendo las secretarías en los Estados y a nivel nacional, comprueban el arquetipo que guarda el país en cuanto a eficiencia.

¿Cuantas personas sin perfil están ocupando puestos públicos con ínfulas de grandeza? ¡Un Chingo¡, contestaría con esta palabra usada por el Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, ahora en boca de la joven señora de Peñaluz, impotente ante la avalancha de influencias, usufructos y miasmas de los onagros que mandan en el sistema.

Sucede lo mismo en las pruebas que aplican a algunos ilusos abogados para ganar plazas como Ministerios Públicos en los Estados, las plazas para esos puestos ya están asignadas así que algunos licenciados sólo participan para seguirles el juego, llenar su currículo y de paso engordarle el caldo a los encargados de aplicar esas virtuales y postizas pruebas, como aquel caballo viejo del Piporro que sólo relinchaba para que el burro manadero no lo confundiera con una yegua y lo fuera a montar.

Esto está pasando y sigue sucediendo con los miles de jóvenes brillantes que con sacrificios terminaron su carrera universitaria, como el caso del joven Sergio Peñaluz, es decir el país desperdicia estas mentes calificadas en las distintas disciplinas del saber sólo porque los puestos son ocupados por otros rufianes.

Sergio Peñaluz no tiene padrinos ni parientes encumbrados como funcionarios públicos, el joven Peñaluz sólo reclama lo que le debe la patria, lo que sus conocimientos e ideales en la formación e información adquirida en los largos años de estudio pudo aprender. Lo que tal vez este joven ignora, es que la casta divina que manda en México, quiere, persigue y está consiguiendo que el país siga sumido en el oscurantismo, y amedrentan a la patria, entre influencias, transas, lacayos y ahora sumergidos en el terror y el miedo, estos dos últimos rasgos en la actualidad camuflados de respeto y disciplina.