Antropofagia
Luis Eduardo Enciso Canales.
México se debate entre una guerra absurda que ya ha cobrado la vida de más de sesenta mil seres humanos y otra guerra quizá igual de terrible pero que se vive en el campo del canibalismo social, una neo cultura alentada desde las cúpulas del poder económico, político y mediático, que permea todas las escalas sociales del país y se vale de armas letales que atentan contra la dignidad de las persona enlodando todo lo que las rodea, la calumnia como modus vivendi para avanzar en logros y metas personales o de grupo, el chisme y el rumor como armas cortas que van minando la buena convivencia entre los miembros de esta sociedad, la ignorancia y la desinformación como caldo de cultivo de una serie de vicios acendrados y validados por la cosmovisión de una miopía colectiva, se tienden cortinas de humo con la ayuda de bombas molotov llenas de combustibles altamente inflamable de información, barata pero que vende al más puro estilo de la “señorita” Laura de América, que recorren en infinitum los recovecos del ciberespacio en fracciones de segundos. La consigna destruir, aniquilar, anular, sacar de la jugada, inhabilitar, etc. Las formas son muchas pero el fondo es uno solo.
Todo esto hace que nos olvidemos de lo más importante, de lo esencial, de qué somos, de quiénes somos y dónde estamos parados, nos olvidamos de vernos frente al espejo y ahí en nuestra soledad cara a cara quitarnos la máscara y contemplar el horror en lo que nos hemos convertido, ¿Cómo podremos luego exigir algo que nosotros mismos no somos? Nos olvidamos del valor de la vida humana y nos preocupa más el valor material de las cosas, ¿Cuánto nos gusta que cueste la vida de una de las tantas víctimas de este sexenio? ¿Cuánto nos gusta que cueste la dignidad de una persona? Parte de la estrategia de guerra es criminalizar a las víctimas y enlutar con esto todavía más profundamente a las familias, eso es lo que no debemos olvidar para que ya no suceda, ¿Por qué seguimos cayendo en la trampa del sistema actual de gobierno? ¿Será por nuestras propias limitaciones cognoscitivas? ¿Por la naturaleza social de las personas? ¿O por la riqueza y complejidad de la verdad en sus distintos aspectos? ¿Por la complejo de los escenarios, de las ideas que circulan y la forma de expresarlas? Se debería por tanto acudir a la moderación, al respeto, aunque nos parezca equivocado e incluso pernicioso, dicho respeto se manifiesta en el modo de cómo nos relacionamos, tratamos y nos expresamos.
Confucio nos regaló una regla de oro universal “No hagas con los demás lo que no quieras que hagan contigo”, mejor aún lo dejó expresado Jesucristo en un pasaje bíblico: “Tratad a los hombres de la manera en que vosotros queréis ser de ellos tratados” (Lc 6, 31). Algo muy sencillo pero extremadamente complicado de aplicar a nuestro diario vivir, pero sucumbimos placenteramente a la “grilla” las patadas debajo de la mesa. La cuchillada por la espalda y a gran escala, la guerra sucia, campañas millonarias de desprestigio, en lugar de apostar al trabajo, las propuestas de altura, el ganarse un lugar dignamente, con méritos y no por la descalificación a los otros, el diálogo como vía de entendimiento entre seres desarrollados, demostrar en lugar de maquillar y manipular, para con ello restablecer la confianza, el trabajo auto reflexivo y crítico del contexto actual ayudaría a los principales actores de la descomposición a aminorar la factura que muy pronto llegara en las elecciones del 2012.
Juan José Rodríguez Prats, integrante del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, uno de los miembros ortodoxos de ese partido ligado al grupo de la línea dura junto con Manuel Espino, hizo recientemente reflexiones críticas a su propio partido que fueron publicadas en la revista PROCESO. Reconoció entre otras cosas que el escenario no les favorece. En un contexto de violencia, anemia económica, retroceso electoral y desánimo entre su militancia, la derrota en Michoacán, la indefinición y rezago para elegir a su candidato, la muerte del secretario de Gobernación entre otros, ha hecho que se acumulen los problemas para este partido y plantea que: “Nuestra preocupación debe ser con qué argumentos convencemos a la ciudadanía de que merecemos una tercera oportunidad. Ese es el drama hoy del PAN”. Rodríguez Prats, ve saldos positivos, pero insuficientes y reconoce que: “Hubo falta de habilidad, malicia y coraje. Pudiendo haber hecho tanto, nos atrevimos a tan poco”, además lamenta el bajo nivel del gabinete de Calderón y la falta de contundencia en el combate a la corrupción.
Si comenzamos a reconocer la endeblez del piso donde hoy estamos parados y donde es prácticamente imposible la cimentación que soporte el peso del andamiaje social que se ha convertido en una moderna Torre de Babel, estaremos también abonando a fraguar el recipiente sólido que requiere el país, como lo plantea Zygmunt Bauman en su libro “Tiempos Líquidos” en donde esboza que el Estado y la Democracia se han orientado más a la administración de la gestión de los miedos de la sociedad, que a la construcción de bases fuertes para el desarrollo sostenible. El sufrimiento humano, sustenta Sigmund Freud, proviene de la supremacía de la naturaleza, de la caducidad de nuestro propio cuerpo y de la insuficiencia de nuestros métodos para regular las relaciones humanas en la familia, el Estado y la sociedad. Por lo tanto si la incertidumbre quiere decir miedo, entonces tratemos de recuperar la utopía, recuperar la capacidad de soñar que representa ese imaginario colectivo que nos ayude a estimular un cambio de actitud y de rumbo ante el panorama que hoy se nos revela.
|