Inmersos en una “guerra de guerrillas”, FCH es acusado ante la Corte Penal Internacional
Adolfo Olmedo Muñoz.
Un severo mentís a la mediática imagen del panista gobierno de Felipe Calderón en el ámbito internacional, propinó un joven abogado, al poner el dedo en la llaga dolorosa que vive nuestro país, por la ineficiencia, el oportunismo y entreguismo de la actual administración que en su afán por cubrir la mala imagen como estadista, emprendió una “guerra”, que como todas, va dejando una secuela de injusticia, perversidad y odio.
Una “guerra” tan falsa, que no tardó mucho en convertirse en una “guerra de guerrillas”, clasificación que es bien conocida en el medio militar, pero que al someterse al capricho de una administración de tendencia derechista, no queda más que pensar en una coadyuvancia, que les comparte el escarnio con el que en la esfera internacional, se califica a nuestro país, merced a una política de estado calificada ya de violatoria de los derechos humanos y homicida por supuestos “crímenes de guerra”.
La denuncia formal que presentara el abogado Netzaí Sandoval Ballesteros, la última semana de noviembre, fue radicada ante la Corte Penal Internacional. De inmediato, la vocera presidencial, Alejandra Sota, no sólo vertió un sumarísimo veredicto de “falsedad” de las “temerarias acusaciones” que hace Netzaí, sino que, muy al politiquero estilo panista del “pleito ratero”.
Fórmula de los tinterillos mediante la cual se defienden contrademandando al actor de la denuncia, no sólo con la idea de alargar un juicio, sino enredar las pruebas, ensuciar los pasos procesales y finalmente llegar a un “arreglo”, (más vale una mala tranza que un buen juicio, dicen los leguleyos), en caso de no salirse con la suya con la contra demanda.
La defensa de la actual administración, por las acusaciones, que quedaron desde luego registradas y divulgadas por miles de correos electrónicos, será muy difícil de sostener, ante un generalizado descontento por hechos violatorios, ejecutados por “fantasmas” que quedan impunes. El pueblo eso no lo perdona ni lo olvida.
Uno de los ejemplos más viles, es el reciente asesinato de un activista del Movimiento por la Paz que encabeza Javier Sicilia, el señor Nepomuceno Moreno Nuñez, quien reiteradamen- te reclamó a las autoridades el esclarecimiento de la desaparición de su hijo Jorge Mario Moreno, ocurrida desde el año pasado, en céntrica avenida de Hermosillo, la capital del estado de Sonora.
Los genios leguleyos del aparato oficial, en lugar de dar una justificación, o esbozar un plan para seguir las pesquisas pertinentes, se apresuraron para escudarse diciendo que don Nepomuceno “tenía antecedentes penales”; no se si como “atenuante” para los asesinos, o como “agravante” del hoy occiso, pero en ambos casos se denota la supina pendejez de los supuestos administradores de la justicia en el estado de Sonora, gobernado por Guillermo Padrés Elías, a quien Javier Sicilia culpa por este artero crimen.
Otra “medalla” que se llevará Calderón Hinojosa para su ruinoso recuerdo es el caso de la señora Marisela Escobedo Ortiz, ejecutada arteramente, (¿se acuerda usted amable lector de aquella foto que le dio vuelta al mundo, que muestra cuando se ejecuta a un vietnamita de un balazo en la cabeza, por parte de un testaferro del poder yanqui?), cuando protestaba ¡de hinojos! en una resistencia pacífica, frente al Palacio de Gobierno del estado de Chihuahua.
Aquel 16 de diciembre del año pasado, el gobernador y con él el sistema de injusticia imperante, “terminaron” las protestas de doña Marisela, cuyo “pecado” fue pedir justicia para castigar al asqueroso sujeto, Rafael Barraza Bocanegra, quien incluso había confesado ya su crimen en contra de Rubí Marisol Frayre Escobedo de tan sólo 16 años.
Como ellos, hay cientos, si no es que miles de casos de “expedientes desaparecidos”, o que el gobierno y sus cómplices creen haber “borrado”, pero no para la óptica de la justicia internacional. A nivel doméstico, el sistema del miedo, si bien ha encadenado la acción ciudadana, ha generado un odio y una sed de venganza que tal vez muy pronto explote, rompa las ataduras y cobre justicia por su propia mano.
Otra característica de los tinterillos leguleyos, hechos al vapor, es el del llamado “derecho del pataleo” cuando ven que les han dejado ir el rigor de la contundencia de pruebas, y optan por armar escándalo, quejas, berrinches, amenazar, y demás patrañas, como aquella de acusar prácticamente de antipatriotas a sus acusadores y amenazar con la integración de expedientes criminales (para luego decir que “tenían antecedentes penales”) a la parte demandante.
Como lo hizo ya Felipe Calderón, quien “advirtió” que “analiza todas las alternativas para proceder legalmente en contra de quienes” han denunciado al gobierno en foros y tribunales internacionales de cometer delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra en el marco de la lucha contra el crimen organizado.
El chaparrón señaló recientemente que las acusaciones ante la Corte Penal Internacional “constituyen en sí mismas verdaderas calumnias, acusaciones temerarias que dañan no sólo a personas e instituciones sino que afectan terriblemente el buen nombre de México”.
Lo único que le falta es envolverse en la Bandera, pero en picada, ya va.
Cosas coahuilenses
En otro orden de cosas, más del ámbito local, dos notas causaron, en lo personal, un asco nauseabundo, y aunque parece que son cosas aisladas, tienen su común denominador.
Se trata de la fiera defensa por parte de un “determinado” sector de la sociedad del derecho que, dicen, tienen los homosexuales para poder adoptar a personas yo supongo, pues no puede la ley circunscribirse a un reducido estrato de la propia sociedad, ya que sería tan discriminatoria como los… homosexuales se quejan de que lo es ante ellos.
Patrañas que se eliminarían si se hablara con sinceridad y lógica humanista. Se les teme que usen la adopción para embozar la pedofilia, la promiscuidad y/o el proxenetismo, a corto o a largo plazo.
Esto es lo que muchos persignados piensan y en corto comentan, pero que no se atreven a denunciar en público, y les da “pena” defenderlo ante los órganos legislativos. Aunque hay otros que “in extremis” los equiparan con Asmodeo.
El verdadero problema es que, lejos, pero muy lejos de un estudio lógico, sociológico, filosófico, humanista y científico, los diputados podrían crear un nuevo monstruo que dañe a largo plazo a la zarandeada sociedad
El otro asunto es la misteriosa muerte de un conocido personaje que actuó, en años pasados, como promotor de actividades artísticas, Armando de la Peña Rodríguez, cuyo deceso generó un morboso silencio entre la prensa local, no pocos le debían… gratitud.
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