Nadie es indispensable
Eloy Dewey Castilla.
Un fino reloj suizo que tiene una maquinaría perfecta, requiere para su preciso funcionamiento un conjunto de piezas de calidad. Todas y cada una de ellas son necesarias para hacer honor a su prestigio y entregar lo que se espera: el tiempo exacto.
Si por alguna circunstancia alguna pieza fallará, se le tendría que reemplazar por una nueva -si antes no fue posible su reparación-.
Esto quiere decir, que todas las piezas son necesarias, pero ninguna indispensable. El reloj tiene que estar completo con todas sus piezas, pero las mismas son reemplazables.
Así en las organizaciones: Se tienen en puestos a personas que son necesarias para funcionar y poder entregar un producto de calidad, mas ninguna de las personas que desempeñan un puesto son indispensables. Son reemplazables.
Hay formas de ser más indispensable que necesario para blindar el trabajo sobre todo la experiencia, los logros obtenidos, actitud positiva, relaciones, etc.
La muerte inesperada de un miembro de la organización, obliga a buscar un reemplazo de inmediato para que continúe funcionando, más cuando es un puesto de dirección o la cabeza de la misma.
Por supuesto que todo relevo o reemplazo tiene repercusiones en las organizaciones y es más grande el impacto cuando la organización no está en su mejor estado o condición.
Si estuviera en buena condición, el nuevo ocupante solamente tendría que hacer lo que se venía haciendo y con el tiempo, familiarizado con todo el entorno, podría efectuar algunos cambios.
Sería ideal que aquel que es promovido dejase en perfecto estado su puesto para ser reemplazado por la nueva persona, sin imprevistos, problemas y totalmente documentado su puesto.
Sin embargo, en cualquier reemplazo la organización se desestabiliza, porque el nuevo elemento aún no es una terminal totalmente estable para la organización y por supuesto, porque no es conocida entre sus compañeros de trabajo.
En la administración pública es deseable que se tuvieran puestos estables o servidores públicos de carrera para evitar tener que reemplazar al menor número de elementos cuando hay cambios de titular cada X periodo de tiempo.
Por eso en nuestro país cuando hay relevos políticos cada 3, 4 o 6 años y en ocasiones de diferente partido, no se sabe qué esperar. Aparecen nuevos planes, nueva organización, nuevas personas que irán ajustándose y estabilizándose con el paso del tiempo.
Pero todos son necesarios y ninguno indispensable.
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