Presa de la Mula
Rufino Rodríguez Garza.
Este interesante sitio se localiza en los límites de Nuevo León y Coahuila; por un lado el municipio de Mina, donde se encuentra el lugar, y por el otro Ramos Arizpe. En el lado de Coahuila podemos hablar de más de cuatro sitios, todos de una riqueza inigualable por la gran cantidad de petroglifos plasmados en las rocas. Los antiguos pobladores no sabían de fronteras o límites geográficos (Lorenzo Encinas), por lo que la línea divisoria no cuenta para nada. Presa de la Mula y los sitios de Ramos Arizpe constituyen una zona arqueológica de grandes dimensiones. Los arqueólogos del INAH (M. Valadés Moreno), sólo la han señalado y no han pasado de modestas descripciones muy generales sin particularizar en detalles.
De Ramos Arizpe, en los alrededores de Paredón, mencionaremos un sitio con grabados y buenas pinturas: El Coyote, entre los barriales cercanos a la estación de Paredón El Huizachal, no confundir con el ejido Huizachal del municipio de Candela, que es importante por situarse al norte de la sierra de la Gavia. Recordemos que para Coahuila, el norte se destaca por sus tumbas, pinturas y sólo ese lugar, el de Candela con manifestaciones grabadas. Otros sitios son El Puente, El Cañón de Eslabones, Cerro Bola, La Biblioteca, y por supuesto Ojo Frío. En cambio por el lado de Mina tenemos El Delgado, Puerto del Indio y otros importantes sitios con abundante manifestaciones de arte rupestre. De todos estos sitios el que más ha llamado la atención ha sido el de Presa de la Mula.
El antropólogo Dr. William Breen Murray, supo del sitio hará unos 30 años y gracias a sus observaciones en un tablero de rayas, puntos y columnas identificó un preciso calendario lunar. Murray ha profundizado en los calendarios prehispánicos y con la participación del Dr. Aveni se llegó a conclusiónes muy interesantes. Es el período de gestación de los venados cola blanca (206 días). Esto demuestra que la gente del norte, los cazadores-recolectores, no eran tan bárbaros como nos lo han querido endilgar. Eran hombres que se hacían vivir en lo más inhóspito del desierto chihuahuense, vivían en estrecho equilibrio con la naturaleza, y todo cambió con la llegada de los europeos.
Los nativos, gracias a los marcadores grabados en las rocas, sabían en que momento del año tenían que moverse de sitio para lograr los frutos que la naturaleza generosamente proporcionaba, tenían que saber no sólo los períodos de recolección sino también cuando era más oportuna la cacería y para eso marcaban el paso del tiempo. Muchas de las cuentas a base de puntos y/o rayas son eso, cuentas calendáricas para el mejor aprovechamiento de los frutos y de la fauna propia del desierto. El arqueoastrónomo Dr. Aveni, gracias a Murray supo de este calendario y no sólo lo avaló sino que certificó que en efecto era un calendario lunar.
Presa de la Mula es un lugar mágico, se distingue por el calendario pero también por otros motivos allí representados. Muchos petroglifos son de significado desconocido, a los que llamamos abstractos, cuando no sabemos relacionarlos con motivos naturistas, pero para los nativos tenían su razón de ser. Como en El Pelillal, aquí vemos las “medusas” o “raspadores” según algunos estudiosos. Para otros se trataría de la representación de las “hondas”. Nosotros, José Flores Ventura y yo nos casamos con la idea de que se trata de un símbolo de territorialidad. La representación de Presa de la Mula, cambia en el sentido de que la “cabeza” está hacia abajo y en El Pelillal la conservan hacia arriba de donde cuelgan casi siempre dos “tirantes”, por lo que se le relaciona con hondas (S. Turpin).
Otro motivo muy común en toda la región, tanto de Nuevo León como de Coahuila son las astas de venado cola blanca. Este motivo lo observamos en diferentes tamaños según los espacios en que fueron grabados, así los podemos apreciar de 10 a 70 cms., también con diferente cantidad de puntas. En una de ellas contamos 31 puntas que coincide con un mes natural, de donde Murray asocia las puntas de las astas con cuentas lunares.
Hay también otros cómputos a base de rayas y/o puntos que algo contaban pues los hay desde 6 hasta 60 marcas o puntos.
Al igual que en Huizachal, El Puente y la zona de El Pelillal, aquí vemos una buena cantidad de cuchillos o navajas enmangadas. Unas muy elaboradas y no pocas en proceso de grabar, es decir sólo empezadas. En el Cerro Bola en los alrededores de Paredón se localiza el tablero más grande de Coahuila con este motivo: las navajas enmangadas, se llegan a contar en un sólo lugar más de 40 de estas exquisitas herramientas (Aveleyra). En más de un caso la navaja junto a una asta.
El motivo atlatl aunque lo hay es más bien escaso. Quizá porque el lugar es tardío, ya cuando la lanza entraba en desuso. Después de la “muralla” ( la sierra de San Marcos y Pinos y la Gavia) los grabados son casi inexistentes, con excepción de los de Candela, por lo que a los amigos interesados en petroglifos procedentes de Sabinas (Luis García Moreno) y de Nueva Rosita (Rodolfo López García) y del D.F. Ariel Colín les llame tanto la atención la cantidad de grabados en el sureste del estado.
El sitio de la Mula está descuidado, hay basura y algunos “recuerdos”.
El lugar tiene vocación chamánica, sitio de reuniones periódicas con grupos afines para intercambios tanto de útiles como de enlaces matrimoniales. Los ritos de tránsito, así como los de petición de lluvias y los de fertilidad y cacería, sólo aquí pudieron celebrarse.
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