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Enero 15, 2011
ENERO 2011, No. 262

Humberto, Rubén y los antimoreiristas

En la primera semana de enero de 2011 se consumó fielmente lo que el moreirismo anunció con muchos meses de anticipación: Humberto Moreira pediría licencia para separarse de la gubernatura once meses antes de que terminara su mandato, y Rubén Moreira se registraría como candidato del PRI al gobierno de Coahuila. También se cumplió con rigurosa exactitud lo que se había pronosticado con mucha anticipación: Guillermo Anaya Llamas, “El compadre”, sería el contendiente panista (perdedor de antemano) que enfrentaría a Rubén en las elecciones para gobernador en julio próximo.

A decir verdad, desde el inicio del gobierno moreirista se sabía quiénes serían los candidatos del PRI y del PAN que se disputarían años después la gubernatura de Coahuila, pero hasta hace pocos meses eran contados los que se atrevían a asegurar que Rubén sería el candidato priista, se argumentaba una serie de especulaciones para dejarlo fuera del proceso: que Peña Nieto no aceptaría que un hermano sustituyera a otro en el gobierno estatal, que se haría un gran escándalo mediático si se impusiera a Rubén, que el gobierno de Humberto Moreira terminaría mal, acusado de todo, etc.

Hoy la situación no admite suposiciones. Nadie mínimamente informado duda del triunfo electoral de Rubén Moreira, ni confía en los “notables” panistas coahuilenses que sólo han utilizado los puestos públicos para enriquecerse. Tal es el caso de Rosendo Villarreal y Ernesto Saro que son dos especímenes de la corrupción y la simulación.

La realidad actual tiene otro elemento que no se había considerado: Humberto Moreira es hoy el Presidente del CEN del PRI, y llegó a esa posición como candidato de la unidad priista, apoyado por todos los grupos de poder, por los gobernadores y ... por supuesto... por los sectores popular, obrero y campesino del Revolucionario Institucional.

El moreirismo cumplió cabalmente lo que había diseminado con anterioridad, incluso lo hizo con holgura, pues la búsqueda de la Presidencia nacional del PRI la mantuvieron en la discreción mientras cabildeaban los apoyos y amarraban los acuerdos. Lo que no se ha cumplido es lo que rumoraron los panistas y antimoreiristas. Seguramente algo pasó para que se detuviera la conspiración: ¿Se llegó a una negociación cupular? ¿Tuvieron miedo al enfrentamiento? ¿No encontraron datos duros para hacer denuncias? ¿O simplemente se dieron cuenta que habían perdido?

Sea cual fuere el motivo, lo cierto es que los antimoreiristas no reaccionaron cuando se suponía que comenzarían el aquelarre de la descalificación y los señalamientos. Rubén Moreira se inscribió como precandidato único del PRI para la gubernatura, y ninguno de sus enemigos dijo algo digno de repetirlo, sólo manosearon lo que ya se ha dicho.

También es cierto que Guillermo Anaya, con el pretexto de informar sus actividades como senador, comenzó su campaña para gobernador violando la ley electoral, dando entrevistas como candidato y repartiendo propaganda política en tiempos prohibidos, lo que demuestra que “El compadre” le está apostando a la provocación refugiándose en la ilegalidad, pero hay quienes insisten que la campaña negra panista no tarda en presentarse.

¿Qué persigue Anaya además de su ya ganada derrota electoral?

 
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