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JULIO 2011
Edición No. 269
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Hank Rhon simboliza la corrupta relación
México-EUA

Adolfo Olmedo Muñoz.
“Dos aviones de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) llamados “El Tigre” y “El Bandido”, eran utilizados por la Brigada Especial de la DFS para transportar cocaína que llegaba a Comitán, Chiapas, y Las Choapas, Veracruz, a donde arribaban los aviones cargados con cocaína del Cártel de Cali para transportarla a Tijuana. De allí, la droga se enviaba en camiones del gobierno estatal a EU, bajo la complicidad de ambos lados de la frontera. La coordinación de la operación la hacían los hermanos Arellano Félix, jefes del cártel de Juárez, quienes según un testigo que participaba en la transportación de la droga y el dinero, respondían presuntamente a los intereses de las familias Hank y De la Madrid. De esta operación estaban a cargo el entonces Secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, El director de la DFS Antonio Zorrilla Pérez, y el Gobernador Xicoténcatl Leyva Mortera.

Socio mayoritario del Hipódromo de Aguacalientes que servía como centro de acopio de la cocaína, Jorge Hank Rhon hizo importantes inversiones en hoteles, restaurantes, casas de apuestas y carreras de caballos y galgos en el norte de Baja California, y que esto lo habría conducido a asociarse directamente con Benjamin Arellano, con quien estableció una alianza para facilitar el traslado de coca por la república hasta depositarlos en EU. La Brigada Especial de la DFS, dirigida en esos años por el comandante Juventino Prado y los agentes Alberto Estrella, Rafael Chao López, el comandante Balbontinc y otros estaban al servicio de Jorge Hank Rhon. Cuando las aeronaves aterrizaban en el aeropuerto de Tijuana eran recibidas por el supervisor de la PGR José María Ortega Padilla, Edgardo Leyva Mortera “El Bambi”, hermano del gobernador Xicoténcatl, y por el procurador estatal Eliseo Aguiñaga Espinoza. Otros policías involucrados eran Alfredo Reséndiz Murrieta, director de Seguridad Pública municipal; Baldomero Juvera Cisneros, comandante de homicidios de Tijuana; el comandante Fernando Gastélum Lara, de la policía judicial en La Mesa, Tijuana; Antonio Cardoso, comandante de la Policía Judicial Federal; Antonio Vera Palestino y Victoriano Medina, guardaes- paldas de Hank Rhon, y su socio, Juan Arévalo de la Madrid. Para cruzar las aduanas, los agentes policiacos viajaban en cinco camionetas que tenían el logotipo del gobierno del estado o algunas de ellas hasta el nombre del gobernador Xicoténcatl Leyva Mortera. Entre los asientos de los vehículos se ocultaban de uno a dos millones de dólares, y cuando algún aduanal estadounidense detenía alguna camioneta, la clave para cruzar sin problemas era: “Soy agente de Xico”.

Lo anterior, es la transcripción condensada de una columna publicada el 28 de junio de 1999 por Miguel Badillo, quien a su vez había parafraseado algunos párrafos de una columna que, se dijo, nunca alcanzó a publicar el columnista Manuel Buendía, pues fue asesinado el 30 de mayo de 1984 (¡quince años antes!). Buendía, uno de los periodistas más críticos de los setentas y principios de los ochentas, había denostado con no poca frecuencia el intervencionismo impune en nuestro país de la CIA, a quien se le acusaba de haber desestabilizado a no pocos países en el mundo a fin de refrendar los intereses norteamericanos en el dominio mundial.

Como se le acusaba también a la propia “central de inteligencia” de haber inundado de cocaína y heroína, los mercados de la droga en todo el mundo, pero primordialmente el de los Estados Unidos. Hoy la DEA, “no canta mal las rancheras”.

No pocos reportajes de Buendía se publicaron en columnas y en libros, donde documentó como fueron infiltrados los mercados de las drogas en Guadalajara sin miedo a señalar al suegro de un expresidente, en el tráfico de estupefacientes entre la juventud estudiosa.

No sé si viva aún aquel aspirante a licenciado José Antonio Zorrilla, joven positivo que se inició allá por los sesentas en la carrera política como uno de los ayudantes de Amador Hernández, entonces líder de la CNC, lo cierto es que lo llevaron las circunstancias a figurar en 1985, como el principal sospechoso intelectual del homicidio del periodista Buendía.

Desde luego que Zorrilla no fue el único responsable de ese asesinato, el problema es que en nuestro país sigue siendo vergonzante el trabajo de investigación criminalística. Por lo menos, luego de varios años, se debiera dirigir una investigación que esclarezca los hechos delictivos que han marcado cambios de rumbo en nuestro desarrollo como país.

Más que temerario, sería pedir el esclarecimiento de asesinatos como los de Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz Massieu, Carlos Alberto Madrazo, Alfredo Vladimir Bonfil, Caritino Maldonado, sin contar los de Lucio Cabañas, Genaro Vázquez o la de los miles de desaparecidos que el sistema “borró” y que son del conocimiento público.

Se dice que lo más destacable de la caravana que encabezó el escritor Javier Sicilia, fue la cadena de testimonios de miles de familias que han perdido a uno de sus miembros. Algunas de cuyas muertes reivindican el heroísmo de un pueblo noble, representado por una mujer capaz de morir acribillada frente a sus asesinos morales e intelectuales a fin de desenmascarar el nivel de putrefacción que existe en la justicia mexicana.


Hace unas semanas, no lejos de Saltillo, se tiró a la calle el fiambre de un ex conductor de taxi que había permanecido “detenido” como “sospechoso”, nunca se supo de qué, pero “interrogado” por miembros del cuerpo de “marines” que ayuda en “su” guerra a Felipe Calderón. El hecho, a pesar de las denuncias de familiares no ha sido esclarecido y “La Marina”… guarda silencio.

México está entrampado. El sistema espoleado desde el exterior con la pérfida complicidad de inmorales mexicanos, han hecho de la investigación criminalística un sucio retrete y del silencio de los medios de comunicación el papel higiénico con el que se han ocultando al pueblo las verdades.

El pueblo está asqueado de tanta mentira, y más aun, se sabe que de verdades a medias, el sistema -y esto es toda la clase política y los tres poderes del gobierno a la mexicana- ha perdido toda credibilidad. Lamentable, porque lo que debió darnos una satisfacción, la captura de un capo, se viene abajo por la simple sospecha de: ¿Por qué se hizo, procesalmente, de manera tan desaseada? ¿Por qué no se hizo antes?, o tal vez es el petiso Presidente mexicano, quien quiere presionar a la administración de Obama, para que sea más “dúctil” en cuanto a desarme de la mafia mexicana. O sea, que los gringos dejen de ganar una millonada por el tráfico de armamento hacia nuestro país. ¡¿Ingenuo?!

Y bueno, ya se hizo dicha captura. Pero y ¿quién cree que el pueblo se traga la piña de que Hank Rhon es el único o al menos el último eslabón de una cadena que sigue abasteciendo de drogas y estupefacientes al mercado más grande en el mundo?

Manuel Buendía no es el único que ha hablado fuerte y claro, pero ni él ni todos los que han expuesto su vida a través del honorable oficio de periodista harán que cambie la actitud de los políticos. Hasta que el pueblo se los demande, y ya es hora de que se opere un cambio total hacia un nacionalismo que blinde a nuestro país de los carroñeros -propios y extraños- que en la política encontraron, desde hace poco más de dos décadas, el medio idóneo para parasitar al país.

Basta preguntarnos, ¿quiénes son los artífices de la “moderna” política a la mexicana? El “américan way of life” lo primero que nos importó fue la corrupción galopante que propicia -según ellos- mejores relaciones mercantiles. Corrompe y vencerás, no es más que una variante del divide y vencerás que hipócritamente han ejercido en todo el mundo durante su nada honrosa historia los norteamericanos.

Tal vez sea cierto que el partido más nacionalista que hemos tenido, se dejó infectar por la corrupción, que fue auspiciada por ese sector que, ardido por quedar fuera del esquema político postrevolucionario, mendigaron siempre una plaza del poder hasta logrearlo en el período de Miguel de la Madrid, desde la madriguera donde Salinas de Gortari urdió la reventa de México. ¡Y todo por lograr la dirección de la Organización Mundial del Comercio!, luego de que fuera -lamentablemente- Presidente de nuestro país.

El nacionalismo mexicano, reconocido internacionalmente hasta poco después de mediados del siglo anterior, cuenta aún con algunos reductos que han logrado preservar un ideario a la mexicana. Ellos saben quienes son. Como saben que hay muchas más voces en contra del imperialismo.

Como sabemos que orquestada desde un buró gringo, o desde Los Pinos, la jugada en contra de Hank Rohn no pretende acabar con el tráfico de estupefacientes ni de armamento, sino que fue una… poco inteligente acción en contra de un supuesto representante del grupo Atlacomulco del que proviene el próximo presidente de México, del que pretenden convencer de que es, como en su tiempo lo “fue” AMLO: “el peor peligro para México”.

Finalmente déjenme desahogar un poco por ahora anunciando que me gustará comentar en otra ocasión, el apestoso caso de Elba Esther Gordillo, a pesar de lo mucho que se pueda hablar durante este mes.

contacto@elperiodicodesaltillo.com
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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