Para la cultura:
más diálogo y mejor interlocución

José Luis Carrillo Hernández

Finalmente los ciclos se cumplen, igual los sexenios gubernamentales ritualmente cumplen sus tiempos y un nuevo gobernante está por tomar el poder, pero en este caso es muy distinto al de los sexenios anteriores, pues Rubén Moreira Valdez trabajó íntimamente con su hermano Humberto en este proyecto que seguramente refuerza las aspiraciones de ambos en el terreno nacional, ¡felicidades!, pero lo que es importante para los ciudadanos son las repercusiones que tiene en nuestras actividades, en el hogar o el entorno, en ese sentido pasamos de las propuestas a la realización.

Los artistas y creadores coahuilenses están a la espera de quién será el Secretario de Cultura, y si será un valioso interlocutor con este sector totalmente fragmentado, pero con grandes coincidencias, porque todos y cada uno somos fragmentos de la obra realizada con un espíritu ávido de manifestarse.

El burócrata poco sabe del esfuerzo y la fuerza del espíritu de los creadores, porque el burócrata no tiene motivaciones estéticas y parece ser que están vacunados contra el diálogo. Rubén tuvo la sensibilidad de dialogar a discreción con algunos representantes de estos círculos sociales ligados al arte y la cultura, no lo hizo en campaña porque los tiempos eran cortísimos y fue necesaria su atención en la elección que terminó en alrededor de 30 puntos por encima del compadre panista.

La gente sabe agradecer e ir más allá de las campañas negras; en cambio los artistas peleándose entre sí o contra “El Chino” Guerra tuvieron bastante para entretenerse, pues no representan nada, al menos así lo demostró el fallido debate sobre cultura y arte que algunos compañeros creadores de buena fe y otros de no tan buena, convocaron ingenuamente para ser despreciados por las dos opciones más competitivas del reciente proceso electoral: Anaya y Moreira.

Otros con una postura más institucional tampoco tuvieron la oportunidad del contacto y diálogo, no se fincaron compromisos directamente con este sector, no se habló cara a cara, los reducidos tiempos electorales impiden el diálogo y contacto directo con todos los grupos sociales, esto debe cambiar pues los electores requieren del acceso al diálogo con los candidatos y no sólo invitarlos a convalidar con su voto la elección. Ésta es una tarea que implica reformar la Ley Electoral.

Pero lo que hoy le interesa a los creadores es saber si el agraciado con la nueva Secretaria de Cultura tendrá el perfil que están demandando los de la talacha cultural y la sociedad en su conjunto, o será un nombramiento más, que pondere lealtades más que capacidades, talento y honestidad como cotidianamente sucede en política.

Las propuestas de Rubén Moreira en cultura, quien además es un hombre culto son: elevar al rango de secretaria al instituto de cultura, la creación de una Escuela de Artes Plásticas en Torreón, una compañía de teatro con escuela, más una compañía de danza, una orquesta sinfónica, sin embargo hay una gran cantidad de disciplinas excluidas, pero falta que se afine el proyecto cultural del nuevo sexenio.

Entonces ¿quién es cercano al nuevo gobernante capaz de ser digno depositario de su voluntad para ejercer la dirección de la cultura y las artes en Coahuila? No nos debe sorprender que repitan algunos de los que están actualmente y otros sean enrocados, y por tal razón no encontremos talentos ni caras nuevas.

Sin embargo queda la posibilidad que la cultura se beneficie con el nombramiento de un profesional con sensibilidad social y capacidad de convocatoria al diálogo. Una persona, hombre o mujer, que se identifique más con los diálogos de la cultura, la estética y la sociedad, que con los monólogos de la política que por lo general son sordos, excluyentes y demagógicos.

Los artistas y creadores no estamos peleando o compitiendo por espacios de poder político, sin embargo tanto unos como otros siguen narrando con su obra lo cotidiano y lo sorprendente que se manifiesta en nuestro entorno y entendimiento, todos son los cronistas del movimiento y las manifestaciones de nuestra sociedad. Los artistas y creadores locales en su obra nos hablan de nosotros mismos y diario nos van develando rostros, historias, visiones e imágenes nuevas, el arte nos permite -en manos de sus ejecutantes- redescubrirnos y replantearnos constantemente lo que somos, inventarnos y volvernos a descubrir, esto nos permite formarnos y reforzar una identidad regional casi inexistente.

Este es el trabajo de los artistas y los creadores, y los espacios que se demandan son escénicos, de exposición, de promoción, de más diálogo y mejor interlocución. Por lo pronto esperaremos a que se devele el misterio.