Derecho penal, daño colateral oculto
Apolinar Rodríguez Rocha.
El daño enorme que la Política Criminal de Prisión, establecido formalmente en México, está causando a la estructura social y amenaza con ser la puntilla que acabe con la Nación, el tránsito del sueño a la pesadilla, basta analizar el sistema penitenciario y percatarse. El sistema penitenciario con base en la prisión, es un sistema arcaico, que se basa en: La reclusión (segregación) del individuo en centros carcelarios, exclusión social del individuo que comete la conducta tipificada como delito.
El daño colateral de la reclusión (prisión).- Es falso que la pena de prisión segregue exclusivamente al individuo, en realidad parte y cercena el tejido social, divide familias, las prisiones o muerte civil, crea viudas, huérfanos civiles, se les priva de medios económicos de facto, de atención afectiva, se cercenan los vínculos familiares, laborales, económicos de los dependientes económicos, familiares, amigos, laborales, educativos del recluso y de sus interacciones sociales preexistentes, pero, el vínculo no se rompe nada más para el recluso, sino para los que con él interactuaban en libertad y poseían vínculos hasta entonces estables más o menos de duración prolongada.
El ahora reo, necesariamente, en libertad cumplía un rol social, (bien, regular, o mal), si esto es a sabiendas ¿entonces el estado al segregar al individuo debería sustituir de alguna forma el rol social de aquel que segrega?, para asegurar continúe la vida social de los que quedan afuera, de forma regular remediando los efectos transitorios en el medio social de la segregación de uno de sus miembros.
El fenómeno provocado requiere del Estado apoyo emocional, educativo, y hasta económico a los dependientes familiares y económicos del reo. Evitar u omitir esto (que son servicios que el Estado debe dar) es evadir la responsabilidad social del ejercicio del poder, es una violencia estructural que debemos remediar como Estado y como sociedad, no propicia más que aumentar, con los huérfanos y viudas civiles (del reo), el grueso de la población vulnerable, lo que a la larga no da más que producir ciudadanos que tengan resentimiento contra la sociedad que los hizo vivir en la orfandad, la viudez civil, y en el desamparo afectivo y económico. En fin, transforma la sociedad libre vinculada con el reo (hijos y familiares), en un semillero de muy potenciales criminales.
¿Cuánto destina el Gobierno para atender a los hijos de los reos, su educación, vivienda, salud, vestido, sustento, servicio psicológico, asesoría y ayuda de gestión para visita y convivencia? ¿Su reclusión (del reo) no es un mal necesario, para la sociedad? ¿No se debe entonces resarcir el sacrificio individual del reo (ser retribuido por su sacrificio en pos de la sociedad)? ¿Cuánto destina el Estado para atender a esposas o concubinas de reos, vivienda, salud, vestido, sustento, servicio psicológico, asesoría y ayuda de gestión para visita y convivencia? ¿O por el contrario, sufren vejaciones, pierden dinero, para visitar y enterarse de su familiar preso? ¿Las penas de prisión son para el reo, o para su familia?
¿El reconocimiento CONSTITUCIONAL de la existencia del crimen organizado, y la reglamentación especial para ellos, no es más que el reconocimiento a contrario sensu por el Estado de la existencia de una ausencia de gobierno de parte del Estado en el sistema penitenciario, (la política de olvido a los ciudadanos presos y a las prisiones no dio resultado)?
¿Los que deberían estar presos no son los funcionarios ociosos (espantapájaros) que no hicieron su trabajo y defraudaron al estado mexicano cobrando y no dando el servicio que se les retribuía?
De no atender ahora el fenómeno del daño colateral, pronto tendremos un mayor número de personas delincuentes en ese semillero, representando ahora un peligro potencial latente mayor al que en años recientes se ha presenciado.
“De verdad, sería más redituable a la sociedad dejar libres y vivos a los actuales delincuentes, que estar cebando con ellos a los delincuentes del mañana”.
La prisión no es la solución, el gobierno si lo es.
“Falta gobierno, sobran prisiones”.
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