Problema cultural

Luis Eduardo Enciso Canales.

Se dice que en política la forma es fondo, frase inmortalizada por el insigne don Jesús Reyes Heroles, misma que refleja la manufactura nacional de cómo estamos construidos culturalmente y con lo que se definen muchos de los criterios con los que se quiere resolver o incidir en determinada situación, ya sea social, económica, de seguridad, educativa, etc. En estos temas podemos observar durante los procesos pre-electorales y electorales, de qué están hechos los partidos y sus candidatos de acuerdo al carácter ideológico de cada grupo que abandera la causa, proyectando a contraluz su perfil y filosofía de lo que serán las acciones y los criterios de las políticas públicas una vez que llegan al poder gracias al voto ciudadano.

El gobierno federal es un claro ejemplo de lo que nos sucede por no saber elegir de acuerdo a la línea ideológico-política de quienes nos gobernaran, esta deficiencia que en México se traduce en miopía, es lo que tiene al pueblo sumergido en un modelo cultural del que devienen muchos de nuestros problemas, la pobreza, la inseguridad, la falta de empleo y lo que es y ha sido la madre de todas las crisis en nuestro país: la ignorancia, misma que resulta ofensiva en un mundo globalizado, que hoy se reconoce como la sociedad de la información. Se piensa, o al menos así se ha hecho creer, que todo está a nuestro alcance, que el internet y la telefonía celular nos acercan a la información, y la ley del mínimo esfuerzo es lo que domina y se apodera del ánimo de las personas, sobre todo de los más jóvenes.

Ahora hacemos ejercicio y conseguimos cuerpos esculturales con 15 minutos de termo activadores que trabajan mientras estamos en la oficina sentados o en la comodidad de un sofá en casa. La destreza física e intelectual que se aprendía desde la infancia con los juegos y los juguetes tradicionales ha sido substituida por la habilidad en los dedos que operan un teclado o un control de video juego. En la pasada elección para elegir alcalde en Torreón, el candidato de Acción Nacional, Chuy de León, arrojó el anzuelo de dar vales para regalar Lap tops con el fin de que los electores votaran por él, aplicando el candado de que la promoción sólo seria válida si ganaba.

Este tipo de prácticas se vuelven comunes cuando no hay propuestas de fondo, en el caso de Guillermo Anaya el estilo se ha hecho patente al poner espectaculares y promocionar su imagen por diferentes vías antes de los tiempos que marca la ley electoral, y ahora en plena campaña metiéndose a las oficinas de gobierno en una estrategia tramposa para ser denunciados y sancionados por la autoridad para luego victimizarse, y así lograr la lástima electoral, o bien en el peor de los casos provocar algún tipo de enfrentamiento que termine en violencia, que al cabo no son ellos los que recibirán el embate, sino la gente que contratan para este fin, copiando al gobierno federal su estrategia de enrolar a más y más jóvenes en los cuerpos policiacos o en el ejército, ya que la falta de empleos dignos los obliga a ser carne de cañón.

Todas estas acciones muestran y demuestran cual es la forma de hacer política de los partidos, manifestando la esencia de cada uno de ellos, en el caso del gobierno federal estamos padeciendo lo que representa Acción Nacional a la hora de gobernar, ha empobrecido a México de manera alarmante y nos tiene metidos en una guerra sin sentido, donde la luz al final del túnel no la vemos por ningún lado, en el que el ejecutivo se la pasa dando palos de ciego y los daños colaterales en aumento.

La falta de oportunidades galopa por las calles desiertas al caer la tarde, en donde el toque de queda no oficial transforma la dinámica social de lo que en otro momento éramos, dicen que a rio revuelto ganancia de pescadores, vivimos en un contexto donde la estructura cultural nos impide estar en unión y en comunión como hermanos que somos, es una lástima que se viva todavía en un modelo en el que el criterio imperante sea que hay que ponerse listos a ver que nos toca de las migajas, la falta de información y de educación nos tienen metidos en un círculo vicioso en el que sólo ganan los que más tienen, porque el pueblo se la pasa distraído en otros artilugios antes de interesarse en lo político. No podremos iniciar la reconstrucción del tejido social sin la participación conciente de los ciudadanos.