Juan Pablo II rumbo al altar,
Patrono de pederastas y pedófilos
El pasado Primero de mayo, Día Internacional del Trabajo, en la basílica de San Pedro en Roma se beatificó a Juan Pablo II, papa que duró 27 años en la cima del poder eclesial del catolicismo, y se espera que para septiembre de este año, Karol Wojtyla sea canonizado por el papa Benedicto XVI.
El evento parecido a la coronación de un Emperador, reunió a lo más granado de la cúpula gobernante del “mundo libre”, del mundo occidental que aún padece el oscurantismo de la religión católica, aquella que algún día tendrá que responder por el asesinato de millones de seres humanos que por tener una cosmovisión religiosa diferente, fueron exterminados.
Ejemplo de estos genocidios “religiosos” fueron los indígenas americanos, que durante el primer siglo de la colonia fueron asesinados millones de ellos.
La beatificación de Juan Pablo II derrochó lujo y pompa, seguramente para distinguirse de la modestia de aquel judío que predicaba a los desamparados, a los esclavos y a los débiles: Cristo. El acto sirvió para que las televisoras de todo el mundo occidental realizaran un reality show propio del poder terrenal y de la hipocresia de los hartos.
Pero lo más importante, es que los beatificadores de Karol Wojtyla desoyeron las voces autorizadas que desde el interior de la iglesia católica se oponían a elevar a beato al papa polaco.
Los inconformes con la beatificación de Juan Pablo II son reconocidos teólogos católicos, entre ellos el español Juan José Tamayo, Secretario General de la “Asociación de Teólogos Juan XXIII” y director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones.
Las razones de su oposición a la beatificación son temas conocidos por todo el mundo: Durante su reinado, Juan Pablo II presionó y marginó a los teólogos de la liberación, bloqueó a las comunidades de base, se negó al diálogo con los movimientos cristianos que optan por la defensa de los pobres, y encubrió, protegió y alentó con su preferencia a los pederastas y pedófilos que abundan en las filas del sacerdocio católico. Marcial Maciel, fundador y dirigente de la Legión de Cristo, es el ejemplo más conocido.
El beato Juan Pablo II, que pronto será un miembro más del santoral católico, se encamina a ser el Santo Patrono a quien lo pederastas y pedófilos encomendarán su espíritu y le dedicarán sus “obras” como ofrenda a su elevada santidad.
Por tal razón sus oponentes argumentaban que “Juan Pablo II llenaba las plazas y vaciaba las iglesias”. Karol Wojtyla es el responsable de los miles de niños y niñas que fueron violados por sacerdotes pervertidos durante su reinado, porque siempre protegió a quienes cometen -amparados en un hábito- estas prácticas antinaturales, inmorales y abusivas.
También, Juan Pablo II carga sobre sus hombros la responsabilidad de que su iglesia, sea hoy una de las principales entidades que los pueblos tendrán que combatir para encontrar una nueva vida que los religue con el Creador, pues la jerarquía católica se encuentra al lado del poder terrenal y disfrutando de las riquezas de oscuro origen en un mundo lleno de pobres...
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