El arte indígena en Coahuila
Rufino Rodríguez Garza.
Aunque trae colofón de 2010, el nuevo libro de la Dra. Sloveig Turpin (y Herb Eling), “El arte indígena en Coahuila”, comenzó a circular en Marzo de 2011. Excelente obra que ya hacía falta para todos a los que nos gusta el arte rupestre de Coahuila y del mundo. Los textos de la Dra Turpin son esclarecedores y ayudan a ubicar nuestro patrimonio en el tiempo y el espacio.
Por ejemplo, la tabla de la página 19 donde asocia algunos grabados y pinturas, tanto del norte del estado como del sureste con fechas tan tempranas como 3000 a.C., otras en el 900 a.C. y las más tardías del siglo XVI d.C., a la llegada de los europeos. De esta tabla podemos deducir que el atlatl, fué una herramienta muy antigua y que desapareció al inventarse el arco y la flecha.
Sin temor a equivocarme, diré que no hay otros lugares de la república con tantas representaciones grabadas del atlatl como el sureste de Coahuila, concretamente en lo que ahora es el municipio de Ramos Arizpe, y en pintura en Zaragoza y en las localidades del Tío Tacho, Cuatralbo y San Vicente. Otros lugares con grabados de este artilugio son sitios del municipio de Mina en Nuevo León.
Otro motivo que se relaciona con fechas tempranas es el que nosotros conocemos como “hongo” y que Solveig relaciona con el arroja piedras llamada “honda”. Sabemos que a finales del siglo XIX fué encontrada una “honda” en una cueva mortuoria de la región lagunera. Vale la pena resaltar que el motivo “hongo” lo hemos asociado con un símbolo de territorialidad, pues el dibujo sólo se localiza en una área delimitada de no más de 900 Kms. cuadrados, y fuera de allí ya no aparece en el resto del estado. Los indios coahuiltecos, al igual que los hopis del sur de USA, marcaban sus territorios para proteger sus áreas de recolección, sus aguajes y sus lugares sagrados y de cacería.
El discurso del libro El arte indígena en Coahuila era conocido. Hay revistas donde se han publicado parcialidades como ensayos sueltos y ahora los vemos reunidos y con un orden que lo hacen una obra didáctica y muy útil para los profesionales del tema y para los aficionados. Aparte de una antología del tema, la Escuela de Ciencias Sociales de la U. A. de C., que dirige el Dr. Carlos Manuel Valdés, de entre sus publicaciónes, destacan dos libros del área de Prehistoria, el del arqueólogo Arturo Guevara (El nomadismo en la Comarca Lagunera. Siglo XVII y XVIII) y ahora el de la Dra. Turpin.
Este libro es todo un alarde de ingeniería editorial. Los textos son en inglés y en español, y a pesar de las dificultades en la traducción, la obra se deja leer. Es agradable a la vista por estar sumamente ilustrada, tanto por fotos como por los dibujos de la arqueóloga Cristina Martínez. Todas las fotos a color. Entre fotos y dibujos contamos más de 150 ilustraciónes, y me dió gusto verme entre los colaboradores con alrededor de 50 fotografías. También se hace mención de mis cuadernos de notas. Se destacan los comentarios sobre el compañero José Flores Ventura y el Profr. Carlos Cárdenas.
Se puede no estar de acuerdo en algunos contenidos, pero en general la obra hacía falta en la bibliografía de Coahuila. Hay que destacar que no hubo acuerdo entre la autora y los editores en cuanto a la ortografía de algunas palabras, como por ejemplo en la palabra atlatl y/o ahtlatl, donde lo correcto sería escribirlo con “h”, pero que en el 99% de los escritos sobre el tema se escribe sin la “h” (ver Dictionary.com).
Otra palabra es la referente a ¿Catujanos o Cartujanos? En algunos pies de fotos aparecen interpretaciones que no comparto, por ejemplo en la figura 3.34 de la página 108 dice: “El venado en el estilo rayos X, es mucho más grande que la figura humana....”. Allí lo que observamos es un dibujo histórico, y no es un venado es una vaca (ver la cola y los cuernos). Donde las rayas en el cuerpo del animal nos señalan el color, en este caso una vaca pinta. El grabado es de los nativos, pero después del siglo XVI.
En un documento del siglo XVI, Francisco Cano informa a la intendencia de Guadalajara que en su viaje al norte, buscando minas, llega a lo que hoy es General Cepeda (1568) y en el inter, de Mazapil a este lugar, observó osos, venados y cíbolos, por lo que las huellas de la figura 3.36 de la página 109, seguramente son de este animal.
En la página 211 de la figura 6.14 dice en el pie de foto: “Este pájaro caricaturesco....”. No es pájaro, se ve claramente que es una tortuga, tiene 4 patas y no 2 como tendrían las aves, y lo que se ve como una cola enorme es nadamás que una punta de proyectil unida a la cola del reptil. La figura 3.1 de la página 76, en una segunda edición, tendrá que girarse 90° a la derecha para que se observe como está pintada en la roca.
Esta obra es para presumirse, felicitamos a la autora por el texto y a la Escuela de Ciencias Sociales por el tino de publicar libros que ayuden a entender la gran cantidad de manifestaciones de Arte Rupestre de Coahuila aún por descifrar. |