publicación Online
 
 
  ir a pagina principal regresar     
 
Edición No. 266 , MAYO 2011
ir a ediciones anteriores  

La Barreta recóndita

José Flores Ventura.

La gran cuenca de El Pelillal es un valle en forma de herradura de 20 kilómetros de largo por 15 de ancho localizado en el centro del municipio de Ramos Arizpe actualmente semidesértico, pero con mucha evidencia que en el pasado tuvo un clima más benigno con abundante agua que permitió el establecimiento de grupos humanos dejando una impresionante cantidad de vestigios arqueológicos, al decir verdad uno de los más importantes de América septentrional.

Las erosionadas montañas que rodean esta cuenca hacen posible la existencia de cientos de cañadas y cañones coronadas de crestas rocosas, todos convergiendo hacia el centro y casi todos ellos con cientos de petrograbados y unas 35 pinturas rupestres.

La clave del desarrollo de esta cultura, la de El Pelillal, que pudiera remontarse hasta cerca de los 10,000 años antes del presente, fue un extenso sistema lacustre que era alimentado principalmente por el río Patos y por varios afluentes provenientes desde las serranías circundantes a la cuenca; el clima templado hacia posible la existencia de vegetación dominada por encinos, mezquites y grandes pastizales donde predominaba diversa fauna que hoy ya no existe como el oso, bisonte y venado, éste último muy representado en pinturas y grabados; esto posibilitaba también la poca movilidad de estos grupos ya que aquí encontraban sustento para sobrevivir sin la necesidad de recorrer grandes distancias.

Una de las cañadas, las más alejada e inaccesible es llamada La Barreta, recóndita entre los pliegues de la sierra y con sus siete kilómetros de largo ha permanecido casi intacta, contrario a las otras, ésta posee pocos grabados, unos 30, pero espectaculares y raros. Muy en el fondo de la cañada algunos grabados con representaciones abstractas se esparcen por las cuestas de los cerros y casi a mediación un conjunto de rocas grandes representan los característicos cuchillos enmangados, puntas de flechas alineadas y hondas, pero es una roca monolítica de 3 por 1.50 metros, la más llamativa, nombrada por nosotros como el tablero de los “hongos”, ya que en una de sus caras se halla toda una magnifica distribución en doble fila de 28 hondas con algunas otras simbologías como las astas de venado y una hilera de flechas colgadas hacia abajo entre otras.

Esta asociación de simbologías es exclusiva de la cuenca de El Pelillal aunque con variantes en cuanto a la distribución ya que en al menos una decena de tableros se observa bien ordenadas las hondas, puntas de flecha colgadas y las astas de venado con alguna otra asociación extra, esto demuestra sin duda una idea común de lo que hubieran querido representar nuestros antepasados al hacer estos grandes conjuntos de grabados, hasta ahora ésta es la más recurrente asociación de ideas en las representaciones rupestres que se conozca en el sur de Coahuila.

Las representaciones de hondas, nombradas comúnmente por nosotros como “hongos”, es una evidencia del gusto por grabar simbologías armamentistas que añadidas a las puntas de flecha, cuchillos enmangados, atlatls hacen de la Cultura de El Pelillal única entre las culturas del septentrión, no necesariamente tendría que tener connotaciones de guerra sino de cacería ya por la extensa representaciones del venado en muchas formas.

El recorrido a través de la cañada es extenuante ya que en esta época y por la forma de “V” convexa que tiene, el calor se acumula irradiando hasta más de los 45ºc aunque el paisaje es espectacular por los pliegues de la sierra semidesértica totalmente en abandono absoluto, dueño solamente de las águilas en el cielo y los reptiles en la tierra.

Ya casi para salir de esta cañada, en una de las cuestas laderas un grupo de grabados rupestres emergen del aluvión, la mayoría son comunes como las flechas, improntas de venado y círculos, pero resalta inmediatamente una extensa representación garagoleada como si fuera un gran laberinto formado por líneas bien definidas y profundas que siguen un patrón bien determinado, con clara idea de lo que se estaba realizando dada la perfecta armonía y distribución del trabajo en la cara de la roca, incluso unos de los juegos de líneas, el superior, se prolonga hacia la parte posterior de la roca donde se enmarca una representación solar.

La rareza de este grabado radica en que no se ha encontrado otro igual en el sur de Coahuila en los miles que se han observado, solamente algunos muy pequeños pero no tan grandes y elaborados como éste. En el Estado de Sinaloa se tienen registros de algunos grabados muy similares en las cercanías del Pacifico, es la única referencia conocida hasta ahora para el nuestro.

Al final del camino se abre un paisaje vasto de otro gran valle conteniendo también muchas representaciones rupestres en otras cañadas, pero por el momento La Barreta ha revelado parcialmente uno de sus más bellos tesoros guardados, prueba de la grandeza de la cultura de El Pelilllal y de los pueblos que lo habitaron.

 
                     
                             
presiona sobre la imagen!
 
 
paleoaventuras@hotmail.com
www.flickr.com/photos/26673777@N04/
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino