¡Yo también estoy hasta la madre!
Manuel Padilla Muñoz.
Durante su visita a Torreón, el presidente Felipe Calderón dijo que el ¡Ya Basta! debe ser aplicado al crimen organizado, porque son ellos los que secuestran, matan y dictan las normas de conducta social en Coahuila. Una verdad a medias con la que trataba de deslindarse él mismo así como a la clase política nacional de una responsabilidad que no han cumplido, y de llevarnos a una “guerra” contra el crimen organizado que no se justifica en que la sociedad civil pone a los miles de muertos.
Se supone que a nuestros gobernantes les pagamos jugosos salarios para que nos brinden protección a nuestras personas, a nuestras familias y a nuestras propiedades. Y no han cumplido por lo que resultan ineficientes. La ineficiencia es también corrupción. Si no pueden cumplir con su primera obligación, deben renunciar. Pero no lo hacen; su cinismo llega a los límites de tratar de evadir su responsabilidad y brindar, con su ineficiencia y corrupción, impunidad a miles de delincuentes que nos han secuestrado en una inédita ola de inseguridad en que nos debatimos y donde nuestras vidas están en peligro día con día. El presidente espurio cree que los mexicanos somos ignorantes. De eso ¡ya estoy hasta la madre!
La esencia del estado tiene como primera responsabilidad crear armonía y convivencia social entre los mexicanos, para vivir con tranquilidad, tener seguridad y progresar como seres humanos y como sociedad. Los gobiernos, sobre todo a partir del 2006, no lo han cumplido, de tal forma que hay estados como Michoacán y Tamaulipas donde los gobiernos han sido rebasados por el crimen organizado. Coahuila y la Comarca Lagunera estamos a punto de llegar a ese extremo. ¡De eso, yo también estoy hasta la madre!
De los procesos electorales en Coahuila, que se realizan con dinero público y los programas sociales están hechos a manera de propaganda electoral para el partido gobernante y el culto a la personalidad de sus personajes cupulares que tienen como rehenes a los cargos públicos mediante un vulgar remedo de democracia a la que han sepultado en aras de sus intereses particulares, de grupo y de partido. En donde, como en Torreón, en el gobierno municipal no se sabe quién manda, si el alcalde o el tesorero municipal. De esto ya ¡estoy hasta la madre!
Y de la procuración e impartición de la justicia ni qué esperar. Los crímenes no son investigados y, por tanto, no hay presuntos culpables detenidos. Las bandas de delincuentes comunes, del secuestro y del crimen organizado. El reino de la impunidad. Ministerios públicos y jueces dedicados al enriquecimiento ilícito. El licenciado Juan Carlos Rivas, agente del Ministerio Público en la Laguna. Por poco más de 10 mil pesos dejó en libertad a un presunto ladrón que fue detenido cuando le robó el celular a mi nuera. Es solamente un ejemplo de los miles que existen diariamente en la supuesta “Procuraduría” de Justicia Laguna II. De casos como este ¡Ya estoy hasta la madre!
Los laguneros hemos perdido la capacidad de asombro. Hasta hace poco tiempo, uno o dos crímenes conmovían la conciencia de nuestra sociedad. Hoy, ni las cuatro o cinco ejecuciones diarias lo hace. Ni siquiera el artero crimen de Carlos Berlanga Valdés, conocido ganadero y socio del Grupo Lala, persona muy apreciada en nuestra sociedad. Ni siquiera la pasmosa indolencia de las organizaciones empresariales y sus dirigentes que solamente amenazaron con un paro de labores y de pagos de impuestos, pero que las autoridades saben bien no cumplirán porque la mayoría de esos empresarios son proveedores de los gobiernos estatal y municipal y los tienen bien controlados. Hasta hace poco tiempo, esos organismos y sus dirigentes encabezaban las causas sociales de los laguneros. De toda esta impunidad, ¡ya estoy hasta la madre!
La información es más que elocuente; “México llena sus arcas de oro. El Banco de México compró 93.3 toneladas del metal precioso durante febrero y marzo, para llegar a las 100.15 toneladas de reservas, con un valor de 4 mil 638 millones de dólares. Con la compra, México se situó en la posición 33 del ranking mundial de países por volumen de reservas de oro.” Otra más: “Alta burocracia devora nómina. Una revisión del “Análisis de plazas y remuneraciones” del gobierno federal muestra que 31 mil empleados de las dependencias del gabinete legal ganan entre 1 y 3.3 ¡millones de pesos! al año. Investigadores afirman que impera “la lógica del botín.” De un gobierno panista rico con más de 50 millones de mexicanos pobres, 40 de ellos en la “extrema pobreza”, eufemismo para designar a los miserables, ¡ya estoy hasta la madre!
De no poder salir a las calles de Torreón, con mi familia, sin estar expuestos a las balaceras que siembran el pánico y dejan muertos inocentes; de asistir a alguna fiesta familiar sin el temor de ser “rafagueados” por los sicarios. De que los del crimen organizado dicten las normas de conducta social, que determinen a qué horas podemos salir de nuestras casas, a qué lugares podemos acudir y a cuáles no, ¡ya estoy hasta la madre!
A pesar de la ola de inseguridad que nos abate, de la falta de empleo, de la carestía de la vida cada vez más galopante, de que la macroeconomía prospere y la microeconomía, la de la clase trabajadora decrezca, de que los ricos sean más ricos y los pobres cada vez más pobres, de que el futuro de nuestros hijos y nietos sea cada vez más incierto y nadie haga nada por resolverlo y, al contrario, nos atiborren con miles y miles de spots publicitarios tratando de convencernos de que en México, Coahuila y la Laguna, todo está bien, que vamos progresando, cuando la realidad demuestra todo lo contrario, ¡estoy hasta la madre!
De este calor sofocante que en estos días ha llegado en la Laguna hasta los 40 grados centígrados -¿estaríamos mejor con López Obrador?-, ¡estoy hasta la madre!
Por esto y mucho, pero mucho más: ¡Yo también estoy hasta la madre!
Primavera del 2011. Coahuila de los Moreira.
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