Si hay algo que no
te gusta, repórtalo
Eloy Dewey Castilla.
Es muy fácil limitarse a criticar cuando algo no nos gusta. Pasársela refunfuñando de cómo es que las cosas van mal y nadie hace nada por corregirlas.
Hay muchos otros que sólo observan y se encogen de hombros y no les preocupa lo que sucede porque piensan que no les incumbe o que la situación no les corresponde.
También están los que dicen ¡a mí qué! Ó ¡y qué puedo hacer!
La sociedad actual no está en su mejor momento y hemos sido relegados a ser sólo el efecto de las cosas y las decisiones.
Si usted formara parte de un grupo pequeño, seguramente no toleraría que algunos de sus compañeros estuvieran holgazaneando, perdiendo el tiempo y no hicieran la parte de trabajo que les corresponde. Saben que si el control se pierde, la estarían pasando mal y sus resultados irían hacia abajo, y podría llegar a ser tan grave la situación que sus cargos estarían en riesgo porque su rendición de cuentas sería muy pobre.
En un grupo positivo, la timidez se dejaría de lado y todo aquello que no les gustara o que fuera incorrecto, lo denunciarían: los daños causados, robo, ocio, pérdida de tiempo, incumplimiento, uso indebido de sus materiales, y tantas cosas incorrectas. Habría acción y el grupo se impondría por sobre los individuos que no están actuando bien.
Pertenecer a un grupo que está logrando lo que se propone, organizado y con disciplina vería sus esfuerzos recompensados, estaría estimulado y en muy buena forma para seguir adelante.
Dejar pasar las cosas, continuar con un ambiente de flojedad, descuidado y poco estimulante para la producción sería un campo propicio para que intempestivamente alguien interviniera con la espada desenvainada en busca del orden por sobre cualquier justificación que se quisiera dar.
Tener que recurrir a la fuerza cuando se pudiera haber logrado el orden desde el principio. Hacer a un lado a los pocos que les gustaba el desorden y la arbitrariedad.
Si sus miembros hubiesen sido intolerantes con los pocos vivales y deshonestos ninguna intervención radical y por la fuerza habría sido necesaria.
Se paga un precio por no preocuparnos por lo que sucede y el ¡A mí qué!
Si hay algo que no te gusta y sabes que es incorrecto, mejor repórtalo y denúncialo. No te integres al grupo de los encubridores.
Mejor a tiempo.
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