Los creadores y la cultura estatal
José Luis Carrillo Hernández.
Muy acertada la decisión de Rubén Moreira al anunciar anticipadamente quienes ocuparán las distintas secretarías de su gobierno, y aunque no sabemos cómo vayan a operar, se puede percibir la preocupación del gobernador electo porque estos nombramientos cubran las expectativas que como candidato despertó en la ciudadanía durante su campaña.
Sabemos que no todos quedarán contentos con estos nombramientos, pues muchos esperaban ser incluidos en esta lista, sin embargo los sectores interesados ya pueden clarificar lo que será la próxima administración estatal, como en el caso de la cultura, dependencia que ha sido constantemente cuestionada por la opacidad con que manejaron los recursos y programas.
Fue sin duda el Icocult una de las dependencias que más encono causó en el presente sexenio, pues constantemente se ventilaron acusaciones de corrupción y falta de transparencia en el manejo de los recursos.
Sin embargo, con el nombramiento que hizo Rubén Moreira en favor de la lagunera Sofia García Camil para ocupar lo que será la nueva Secretaría de Cultura pone en su lugar a los que participan de esta corrupción, se detiene la confrontación y se abren espacios para el diálogo con los distintos círculos estéticos que permanecieron al margen del Instituto, en este sentido se habla positivamente de la capacidad de diálogo que tiene García Camil, así como de su preparación y experiencia en el medio cultural.
Seguramente la futura funcionaria ya está preparando lo que será el proyecto cultural del sexenio de Rubén Moreira, pero no sabemos si el Icocult seguirá operando o será desmantelado o absorvido por la nueva Secretaría.
Tampoco sabemos cuál será el organigrama de la nueva Secretaría ni quiénes serán los principales colaboradores, pero esperamos que así como Rubén ha sido cuidadoso de buscar los mejores perfiles, pero sobretodo que no pesen sobre ellos acusaciones o presunción de actos de corrupción, así sean nombrados los colaboradores de Sofia García Camil, ya que ellos tendrán en sus manos la relación que el nuevo gobierno tenga con todos los creadores, pues ellos manejarán los recursos y programas estatales.
Hoy sabemos mucho de la mecánica de cómo se han beneficiado algunos pocos en perjuicio de los más. El club de amigos que “administró” la cultura dejó muy mal parado a su benefactor Humberto Moreira, porque el contacto que su gobierno tuvo con este sector fue a través de este grupúsculo, por lo que no debe sorprender la desconfianza que manifiestan los creadores.
Sofia García Camil tiene una oportunidad de oro, el ser la primera titular de esta nueva secretaría le permitirá plantear una nueva relación que inspire confianza y su labor sea auditada, de tal manera que la ciudadanía esté enterada de cómo y en qué se invierten los recursos. Pero García Camil debe ser muy cuidadosa de no dar concesiones a individuos, grupos o asociaciones que han encontrado en el presupuesto de la cultura la satisfacción de su comodidades.
Rubén Moreira ha insistido en el tema de la información, la rendición de cuentas y la transparencia, pues sabe lo bastante cuestionada que está la clase política y burocrática, y posiblemente pondrá en manos de los coahuilenses algún instrumento que permita vigilar la actuación de los funcionarios, tal vez Rubén no podrá vigilarlos a todos, pero la ciudadanía si.
Está pendiente una agenda con una serie de planteamientos que hicieron los distintos grupos de creadores y artistas que no pudieron ser escuchados por el entonces candidato, pues los cortos tiempos de campaña lo hicieron imposible, en cambio anuncia como parte de su proyecto de cultura la creación de una escuela de teatro, una compañía de danza y una escuela de Artes Plásticas en Torreón.
Sin duda estas propuestas buscan satisfacer necesidades, pero existen muchísimas más, como la falta de contenidos artísticos y culturales en la educación de los niños, lo que ha derivado en una nula formación de públicos y de prospectos a las artes y la cultura.
La falta de coordinación de los tres niveles de gobierno para brindar servicios culturales de calidad a los distintos segmentos de la población, que incidan positivamente en la convivencia y armonía social, y con una mayor transparencia en la aplicación de los recursos, ya que una gran cantidad de ellos se aplica en la contratación de eventos o personalidades del espectáculo cuyo único fin es llenar plazas y cosechar aplausos.
Los coahuilenses desean que los recursos sean aplicados en la capacitación, presentación y en la promoción de los talentos propios, nuestros creadores están demandando un trato respetuoso y ser escuchados, muchos de ellos se sienten agraviados por el desprecio que sufrió su trabajo creativo frente al de otros pocos que fueron constantemente favorecidos promocional y económicamente, alguien tiene que explicar cómo es posible que un actor que vende su “humilde” trabajo al Icocult pueda vacacionar en Europa.
Corregir desequilibrios, garantizar a través de un sistema estatal de creadores su participación e inclusión, el acceso a la seguridad social y servicios médicos de calidad, el derecho al trabajo, generando e incentivando un mercado de las artes hoy prácticamente inexistente, son tareas que entre otras están pendientes, esperando que sean llevadas a la mesa de diálogo, para que se conviertan en programas que generen y promuevan el gusto por la cultura.
Fe de erratas: En la pasada edición 271 correspondiente al mes de septiembre, en mi comentario “Al rescate de los museos ateneístas” hice mención de la colección de arte sacro y virreinal de Julio Torri, por lo que debió de decir colección de arte sacro y virreinal de don Artemio de Valle Arizpe. |