Señales de peligro
Eloy Dewey Castilla.
La aprobación de un crédito por 33,867 millones de pesos a un plazo de 20 años nos dice que las finanzas del Estado no están en su mejor momento, y por lo que se habrá de pagar intereses y abonar al capital en los próximos años, le restarán maniobrabilidad a los programas de inversión y gasto.
Es un hecho anormal por lo que estamos en una condición de peligro.
El programa de reordenamiento financiero que habla de incrementar los ingresos y disminuir los gastos, implica austeridad y racionalidad para sanear las finanzas, independientemente de lo que se refiere a transparentar las cuentas y los balances.
Implica adelgazar el aparato burocrático, cancelar y/o eficientar gastos, priorizarlos y rendición de cuentas con indicadores de gestión claros.
Conforme evolucionen los ingresos en lo futuro, las próximas tres administraciones estatales le harán frente a este cuantioso adeudo.
De su cuidadoso manejo, dependerán las futuras inversiones que requiere el Estado.
En la administración pública, las necesidades son ilimitadas y los recursos para hacerles frente son limitados por lo que cada gobernante se enfrenta a esa disyuntiva.
Nunca alcanzarán los recursos para satisfacer las necesidades.
Por eso, toda administración pública en los tres niveles de gobierno, estará tentada a “endeudarse” para adelantar la obra pública y proporcionar satisfactores a sus gobernados.
En las economías occidentales se prefiere eso aunque implique pedir prestado. No se quiere un sacrificio presente en aras de un beneficio futuro.
Se quiere un beneficio presente con un sacrificio futuro.
Cualquier organización obra con sensatez para evitar un sobre apalancamiento que ponga en riesgo su viabilidad. Conservan “cartas” o un “colchón” para eventualidades. Se apegan más a las leyes naturales y no recurren a arbitrariedades.
El caso de Grecia es un ejemplo actual al igual que una buena cantidad de estados de la Unión Americana que ya muy apalancados vieron disminuidos sus ingresos por la caída de la economía norteamericana y tuvieron que cancelar y/o disminuir fuertemente sus gastos para salir, a flote así como también disminuir sus inversiones o posponerlas.
El proceso está en marcha.
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