Deuda y terrorismo

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Endeudamiento.- La deuda de los estados y municipios ronda en 320 mil millones de pesos. Y en este dineral está la deuda de Coahuila asumida por Humberto Moreira, a quien se acusa de endeudar al estado. El problema no radica en si se endeudó, sino de que parte del dinero se haya ido a su bolsillo o al de cómplices. El PAN sugiere eso, pero el obispo de Saltillo, Raúl Vera, dice: “Hay que confrontar la deuda con la obra realizada y con otros gastos” estamos muy a tiempo porque el gobierno que empezó Moreira aún no termina, Jorge Torres tiene forma de explicarlo y además la obligación.

El gobierno de Moreira explicará la obra, gasto y fin de los créditos, cosa que Felipe Calderón no podrá ni querrá hacerlo. Llevó la deuda nacional, de menos de dos billones de pesos a cinco. Esto es lo inaudito, no lo que deben los estados. Lo que debe Coahuila sobre todo, es obligatorio auditarlo, el PAN lo exige. Cree que electoralmente le beneficia, pero calla la pavorosa deuda que contrató Calderón por ineptitud y mala fe, probablemente. Eso es lo que Diputados y senadores tienen pendiente, pero no… dejan pasar toda tontería y desatino de Calderón para capitalizarlos en las elecciones del 2012. Esto, según mi criterio: Son barrabasadas de Calderón y canalladas del PRI.

La deuda de Coahuila representa $ 11, 201.00 pesos per capita, la federal nos da una cifra, per capita de $ 40, 170.00. Esta realidad es más puntual que la propaganda del PAN y de columnistas y comentaristas prepagados en diarios, radio y TV. La federación nos engaña y miente. No nos respeta como ciudadanos, nos ve como clientes, nos victimiza con trapacerías como la del Estadio Santos, donde, a 40 minutos de juego, la balacera -inducida por políticas de Estado- acabó con el cuadro y logró causar pánico a millones de personas dentro, fuera del estadio y en todo el país. O, acaso… ¿usted cree, apreciable lector, el cuento que un carro blanco en un retén militar y con policías en el entorno, abrió fuego contra ellos y no hubo muertos, heridos y menos detenidos? Luego del horror, terror y más de mil balas disparadas. Luego… Olmos, nuestro presidente, pide más presencia militar y policías federales para Torreón. ¿Casualidad?

Terrorismo.- ¿Es una necedad pensar que es un acto terrorista?... ¿es amarillismo suponer que fue un atentado a propósito para inducir a la población a aceptar la llegada de más policía federal y militarizar al país?... no lo creo y lo se… ¿acaso no soy un experto en cosas del Medio Oriente y terrorismo que llegó para expandirse al orbe como enemigo inventado por EEUU para su intervencionismo, leitmotiv de su existencia? Es necedad pensarlo y decirlo… no, al expresarlo se ve la canalla de la militarización como panacea que resolverá el lodazal, la iniciativa Mérida.

La cuestión es clara y desnuda. En Torreón, al día siguiente del atentado en el Estadio Territorio Santos Modelo, nuestro alcalde pide la presencia de la policía federal y ya llegan cientos. Luego del incendio terrorífico en el Casino Royale de Monterrey, la policía federal llega con 300 cuicos y ocupan la ciudad para “garantizar” la seguridad.

Experiencia e “inteligencia” acumulada por quienes esto sabemos, nos dice no descartar ninguna hipótesis. Ambos casos son terrorismo para infundir terror y espanto. Renglones atrás digo ser experto en cosas del Medio Oriente y terrorismo. Unos opinan que es producto de mi calentura y exhibicionismo, otros, no pocos, aseguran que mis expresiones son pendejismo. Puede ser cualquiera de las apreciaciones pero, pensar mal es acertar. No es casual la llegada de policías federales a Torreón y Monterrey después de los atentados y menos es lo que la autoridad federal pretende hacer antes de las elecciones del 2012. Quieren el control de la población para hacer lo que les venga en gana e inducir -como en el 2006- los comicios hacia un fraude que permita a la ultraderecha, a la oligarquía, a trasnacionales y a Estados Unidos, garantizar que la izquierda no llegue a Los Pinos y asegurar sus intereses, no los de los mexicanos. O, ¿usted que opina apreciable lector?