publicación Online 4 de abril de 2011
 
 
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Edición No. 265 , ABRIL 2011
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La crisis económica mundial: una oportunidad para crecer

Jesús Salas Jáuregui

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y
países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia. Como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la
inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar superado”
Albert Einstein


Resulta ya un lugar común hablar del desmoronamiento del sistema económico mundial a gran velocidad. Que se da en el marco de múltiples manifestaciones críticas; en los aspectos: energético, alimentario y climático. El poder de los estados unidos y la unión europea, con sus filiales, llámese Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, están contundentemente debilitados.

El paradigma neoliberal está siendo seriamente cuestionado pero más allá también está en duda la vigencia del sistema económico global; hoy se ha colapsado el sistema financiero global; que los países y sus gobiernos del hemisferio norte han tenido que recurrir a tomar medidas que los movimientos sociales habían venido enarbolando por años, como es el caso de las nacionalizaciones bancarias.

Éstas por supuesto son estabilizadoras en el corto plazo y una vez pasada la tormenta es muy probable su reprivatización, esta coyuntura crítica nos ha llevado a pisar un terreno desconocido.

Los efectos serán graves. Se nos está conduciendo a una sensación de profunda inseguridad, la pobreza y las dificultades económicas aumentan en todas partes, impactando a las capas más empobrecidas de la población; estas situaciones siempre atraen a grupos antidemocráticos que se aprovechan del miedo para fines extremistas y retardatarios.

Es necesario formar poderosos movimientos sociales, contra el neoliberalismo, que pueden ir creciendo en la medida en que se pueda informar a la gente, que de por sí, ya muestra signos de indignación, preocupada por la crisis ecológica y el aumento de los precios, especialmente de los alimentos y la energía.

Los movimientos se harán más grandes cuando la recesión empiece a notarse y las economías caigan en la depresión. La gente debe participar, atendiendo demandas alternativas que sean practicas y factibles de forma inmediata.

Es urgente poner en marcha medidas convincentes y aportar muchas nuevas ideas que ya se intentaron en épocas pasadas y fueron desestimadas. Las alternativas se sentaran en el bienestar de la gente y del planeta, para ello es indispensable; un control democrático de las instituciones financieras y económicas, se desprende de aquí una propuesta programática anti crisis:

Que en el sector financiero se pueda concretar en la nacionalización de la banca, pero no sólo los activos malos, la creación de instituciones bancarias basadas en las necesidades de la gente, la transparencia del sistema financiero.

Por otra parte, es necesario que el poder legislativo y los ciudadanos supervisen al sistema bancario, que se implemente una política de préstamos con tipos de intereses mínimos, para cubrir necesidades sociales y ambientales para ampliar la creciente economía social que lleve a una reforma de los bancos, con base en objetivos sociales y ambientales que sean determinados democráticamente.

Al mismo tiempo, proteger las remesas de los inmigrantes y sus familias, restringiendo la comisión y los impuestos en las transferencias; terminar con los privilegios fiscales, aplicar rigurosos sistemas fiscales progresivos, aplicar un sistema tributario que evite la evasión de impuestos, aplicar tarifas de impuestos en las importaciones de mercancías de lujo y otras mercancías producidas localmente, como medio para aumentar la base fiscal del estado, con el propósito de apoyar la producción social y poder reducir así las emisiones de bióxido de carbono.

En lo que se refiere al empleo es impostergable: llevar a cabo un programa de construcción de obra pública con participación de la gente, planteando sus necesidades más sentidas, para reactivar la economía y generar empleos, de manera particular, que se atienda la falta de servicios públicos y de vivienda en beneficio de la gente más pobre de los centros urbanos y de las ciudades de la frontera, orientar el gasto público, para que el destinatario del presupuesto sea la gente.
Estos son sólo algunos elementos de carácter general que pueden servir para paliar la crisis que vivimos y que apenas está empezando, cabe señalar que es importante llegar más a fondo y asumir compromisos para hacer posible otro mundo, tomando como eje central del cambio al ser humano, este es el punto de partida y de llegada.

Tenemos que darnos la mano para formar una gran cadena de hermandad y solidaridad que nos dé la fuerza y la inteligencia suficiente para revertir la amenaza a la vida del planeta.

Es inaplazable sumar esfuerzos, saberes, capacidades, de todos aquellos que quieran participar en estas tareas que reclaman un gran compromiso; sólo seremos capaces de salvar a la humanidad.

Si recuperamos los principios de solidaridad, la complementariedad y la armonía con la naturaleza, en contraposición al imperio de la competencia, la ganancia y el consumismo de los recursos naturales. Para entender y actuar en consecuencia, es necesario el crear un nuevo modelo de ciudadanía, que actué para: transformar las instituciones políticas del mundo, cambiar el modelo económico, moralizar las acciones de gobierno de algunos gobernantes y finalmente pensar de manera diferente, con la plena convicción de que como lucidamente lo acuñó Ignacio Ramonet, otro mundo más justo y más humano es posible.

 
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