Un lastre los cuatro inamovibles
Jorge Arturo Estrada García.
Arrogantes e incapaces, llenos de excusas y malos resultados. Llegaron a sus cargos sin méritos. Fueron designados por el gobernador, y le fallaron estrepitosamente. Son un lastre ya muy grande, al ocaso de la administración estatal. Sus desaciertos, abrieron enormes flancos que son explotados electoralmente, por la oposición. Y sin embargo, tienen puestos que les permitirían trascender al sexenio. Son los inamovibles del moreirato.
Poco discretos y nada acertados en sus expresiones públicas, el presidente del Poder Judicial, Gregorio Pérez Mata, el titular del Satec, Javier Villarreal, el Fiscal Jesús Torres Charles y el consejero presidente del IEPC, Leopoldo Lara Escalante, han destacado por su ineptitud y sus estrepitosos fracasos.
Sus trayectorias no son brillantes. No cumplen el perfil para los cargos que ocupan. No tienen oficio político. Ni respeto, por los ciudadanos. Con soberbia y pueriles argumentos, intentan cubrir sus deficiencias. Les encanta el protagonismo, pero frecuentemente sus palabras exhiben sus incapacidades.
Sus malos resultados los pagamos los coahuilenses. Y ya, los costos son altísimos para sus mecenas.
El magistrado Gregorio Pérez Mata, en cinco años, no ha avanzado ni un ápice en la implementación de los juicios orales. “Tenemos mucho tiempo, todavía faltan seis años para cumplir los términos”, expresa.
Mientras, los juzgados coahuilenses hacen padecer a los ciudadanos su tortuguismo y excesiva burocracia. La peor justicia es la que llega demasiado tarde. Esos juzgados trabajan con las uñas ante la falta de recursos. En contraste, Pérez Mata se da la gran vida con sueldo abultado y viáticos.
También, el magistrado ha logrado llevar a la insolvencia al Poder judicial. Ya no ajusta para pagar los seguros de vida a los jueces y magistrados. Ha inflado la nómina, contratando a decenas aviadores y protegidos. Los acreedores se desesperan por la falta de pago. Lleva cinco años remodelando el edificio del bulevar Coss y no ha podido terminarlo. Y aún así, se estuvo promoviendo como sucesor de Humberto Moreira en el interinato.
El titular del SATEC, Javier Villarreal, es el responsable de haber quebrado las finanzas de Coahuila. La deuda pública de la entidad supera los 7 mil millones y los pasivos en el gasto son de más de 12 millones, según los enterados. Las obras y programas están detenidos. Los proveedores y constructores no aguantan más, y al despacho del gobernador Jorge Torres llueven las quejas.
El funcionario, nunca aprendió a presupuestar. Maquilla las cifras, inventa indicadores y cada que da entrevistas las cambia. Ya nadie le cree. Su desorden financiero lo llevó a usar fondos federales etiquetados en el gasto corriente. Los funcionarios sufren para cuadrar las cifras. Las auditorías federales llueven y los escándalos estallarán en pleno año electoral.
Javier se la pasa persiguiendo al ex gobernador Moreira en sus giras por todo el país. Igual, que lo hacía, cuando el entonces gobernador recorría los municipios coahuilenses. Mientras, el Gobierno de la Gente y su imagen, se desgasta por los graves problemas económicos.
El Fiscal, Jesús Torres Charles permitió que Coahuila padezca, prácticamente, indefensa la violencia y la inseguridad. El funcionario está muy molesto, porque ha sido llamado a cuentas por los ciudadanos, y porque las balaceras ya no se mantienen ocultas. Los coahuilenses, a través de las redes sociales de Internet lograron que regularmente se emitan reportes de las ciudades de Coahuila.
Eso, no es poca cosa. Ni 100 jóvenes muertos en los antros de Torreón lo habían logrado. El nuevo gobernador Jorge Torres, le dictó la instrucción y se desmoronó su versión de que “aquí no pasa nada”, “son hechos aislados” y la “culpa es de la federación”.
Jorge Torres, intentará crear una nueva policía con apoyo federal, Con nuevos mandos y nuevos policías. Con estrictos controles de confianza. Las policías de Torres Charles, no han sido aprobadas por el sistema Nacional de Seguridad. Ni por los ciudadanos.
La inseguridad y la violencia en las calles de Coahuila, ha molestado enormemente a los ciudadanos. Lo que ha prendido la alerta en los campamentos electorales.
El consejero electoral, Leopoldo Lara Escalante, ha conseguido rápidamente que la mayor parte de los coahuilenses dude de la imparcialidad y capacidad del árbitro electoral.
Lara Escalante está muy lejos de ser un representante ciudadano. En su trayectoria profesional, no acumuló prestigio, tampoco destacó como un luchador por la democracia, ni siquiera goza de reconocido respeto entre sus pares.
Por lo que más se le conoce, es por llevar la cazuela del chicharrón a las fiestas de sus amigos, o por sus exabruptos contra quienes le critican su mal gusto para hacer campañas de medios. O, por su falta de tolerancia, ante los partidos que reprueban sus actuaciones.
El IEPC, vive su etapa más obscura en su historia. Y Lara Escalante, sólo aporta desprestigio. Desprestigio que traerá problemas. Es lo malo de soltar chivos en las cristalerías.
Así, vemos que estos cuatro inamovibles, finalmente destacaron por su pésimo desempeño. Luego de varios años de observarlos, sus promotores, ya estarán pensando que son un lastre para el futuro.
Y que nada bueno aportan para el proyecto de Rubén Moreira. Y que así como los inventaron, igual podrían ser desechados.
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