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Febrero 14, 2011
FEBRERO 2011, No. 263

El asalto de Ojo Frío

José Flores Ventura.
La región de lo que hoy es el valle seco de Anhelo-Paredón estuvo salpicada por innumerables ojos de agua y ríos que provenían de los cuatro puntos cardinales: por el norte desde el valle de Espinazo, Nacapa y Reata (hoy Coss); por el oeste el del Patos, río que nace en la Sierra de la concordia y atraviesa todo el municipio de General Cepeda y Ramos Arizpe; por el sur el río La Encantada que nace desde el Puerto de Carneros pasando Saltillo con el nombre de Arroyo del Pueblo y de ahí hasta Paredón. Por el este desembocan todos ellos en un solo río adentrándose en Nuevo León con el nombre de río Salinas, Pesquería hasta el río Bravo y morir en el Golfo de México. Se puede considerar al valle de Paredón como el drenaje natural del sureste de Coahuila desde épocas muy antiguas, así atestiguadas por los restos de criaturas extintas como caballos, mamutes y mastodontes que afloran en las erosionadas deltas de los arroyos (Pabellón II del Museo del Desierto).

Estas condiciones ambientales ofrecieron una gran oportunidad de desarrollo a nuestros antiguos antepasados, dejando un impresionante legado arqueológico en grabados y pinturas rupestres en las cuestas de las serranías que curiosamente también desembocan aquí en los cuatro puntos cardinales. Los grupos que habitaron esta región no debieron ser muy distintos a aquellos que lo hicieron en la cuenca de El Pelillal, cuenca de Nacapa, los de Icamole o los de Boca de Potrerillos, ya que las representaciones rupestres tienen muchas similitudes en todos estos sitios e incluso, por su posición estratégica y enclavada en medio de estos grandes centros arqueológicos, pudo haber sido punto de reunión para aquellos.

Recientemente en una incursión por el lugar conocido como Ojo Frío, a 3 kilómetros de Paredón, en los límites de nuestro estado con Nuevo León, descubrimos (el Ing. Rufino Rodríguez y un servidor) un grabado histórico de una escena como aquella de la Florida en General Cepeda (Ver Encuentros de dos mundos, El Periódico de Saltillo No. 260), donde se ve representada un posible asalto entre dos naturales con arco y flecha contra un colono que lleva un arma de fuego en una mano y en la otra las riendas de un caballo. Esta representación rupestre inequívocamente hace referencia a un hecho real sucedido en algún momento en las incursiones europeas a esta región o cuando ya estaban establecidos; ¿en qué momento?, es difícil averiguarlo pero haciendo historia, este valle fue paso obligado desde la fundación de Monclova y otras poblaciones más al norte así como sus continuas repoblaciones desde 1577 a 1914, siendo paso obligado para exploradores, soldados, misioneros, gobernantes, presidentes, expediciones de exterminio contra los naturales y épocas revolucionarias, aunque para ese entonces ya no existían las etnias que poblaban estos lares.

La primera vez que se tiene noticias de los europeos en esta región fue en 1577 donde después de la fundación oficial de Saltillo en el mismo año, el fundador Alberto del Canto pasa por el valle de Anhelo hasta el Cerro del Mercado donde descubre algunas minas cerca de lo que después fuera la población de Castaños. Posteriormente en 1580, Luís Carvajal y de la Cueva inicia la exploración y colonización del norte de Coahuila pasando por esta región así como en la segunda fundación en 1582 de la Villa de Nueva Almaden (hoy Monclova), luego de esta época hubo levantamientos de poblaciones en valle de Anhelo, ya que tiempo después en su peregrinaje evangelizador y repoblamiento, Fray Juan Larios junto a Balcarcel el 18 de noviembre de 1674 une las poblaciones San Pedro y San Pablo de Anaelo (en ese entonces semi abandonadas) bajo el nombre Anaelo que en nuestros días es conocida como Anhelo (David Piñera, Visión Histórica de la Frontera Norte de México, Vol 5 p106). El día siguiente, bajo una enramada en el desierto, Fray Juan Larios dijo la primera misa en más de 100 años en este territorio. El día 20 de noviembre llegó y tomó posesión de Santa Isabel de la Oya, hoy Joya y el 22 de noviembre de 1674 hace posesión y fundación de Santa Cecilia de Castaño (hoy Castaños).

Un dato adicional al registro histórico escrito y que valida lo arriba mencionado es el hallazgo de un grabado en una sierra cercana al valle donde se lee perfectamente Anaelo, justo como dice el documento que se escribía el nombre de esta población en el siglo 17 y parte del 18. Es también de resaltar que el nombre original de Anaelo proviene de una lengua nativa, quizás de los Rayados ya que ellos junto a Fray Juan Valverde fueron los primeros que fundaron una pequeña doctrina en ese valle en 1604 (Historia del Nuevo Reino de León (1577-1723), Eugenio del Hoyo, 2002).

Al analizar el petroglifo encontrado y bautizado por nosotros como “El Asalto” y buscando referencias bibliográficas encontramos que en efecto, los asaltos a vaqueros, pastores, pobladores europeos o castizos eran una actividad constante para ciertos grupos de naturales que habitaron la región. De hecho, la visita de Fray Juan Larios a estas tierras en 1674 era para pacificar estas etnias por medio de misiones. Sin embargo, las referencias más contundentes se basan en la declaración hecha por Gerónimo Camargo, un natural de Coahuila, que así nombraba a la misión de San Miguel de Cuagüila, fundada por fray Juan Larios en 1675 con naturales de las etnias bobol, quezal y gicocoge, las tres pertenecientes a la rama coahuileña.

Tras una serie de homicidios y robos en los alrededores de Saltillo, su alcalde mayor atrapa a Gerónimo y le hace un interrogatorio largo e interesante que tiene lugar en Parras y en el cual expone una gran cantidad de datos importantes (Carlos Valdés, 2001, Gerónimo Camargo, Indio Coahuileño). Entre estos datos resalta que este personaje, que casi raya en lo mítico, continuamente viajaba de su natal “Cuagüila” a hacer atracos en las inmediaciones hasta Saltillo y Parras, en grupos comandados por un capitán de nombre Juan Sánchez. En algún momento de 1773 declara que algunos de sus compañeros, en las cercanías de Anhelo, flecharon y mataron a un caballo y a un vaquero humo. Sus continuas andanzas por la región de Anhelo quedaron en la declaración y por ser paso obligado lo menciona en varias ocasiones: “Y que allí estubieron un día, y de allí arrendaron para Cuaguila por el serro de Anelo, y de allí a la Voca de los tres Ríos, y fueron a dormir a San Marcos y S(an)ta Mónica, y de allí a las Quatro Siénegas” (op.cit.p. 30).

Este mismo año, y después de haber bajado por el camino real desde Monclova, menciona dos homicidios cometidos por su grupo cercas del actual ejido de Mesillas, unos 10 kms. al sur de Anhelo.

Posteriormente y antes de la captura de Gerónimo, su grupo pensaba robarse caballos de Anhelo: “Y que de allí salieron p(ar)a S(an) Bernavé, de donde despacharon a Antt(oni)o y a Domingo para que bieran si podían llevarse la cavallada de Anelo” (Op. cit. p. 36).

El documento menciona muchos atracos cometidos en el triángulo formado por Coahuila (hoy Monclova), Saltillo y Parras; valianse del arco y flecha así como de cuchilllos y hachas para matar a caballos, bueyes, mulas, así como a los pobladores de los sitios donde cometían estos delitos. Suponemos que las bestias las mataban para comérselas, pero también las usaban para transportarse o para hacer intercambios con ellas (Sheridan, 1999 p.27, p.35-36). En los asaltos siempre intervenían en grupos y en ocasiones se preparaban antes haciendo cuicale o mitotes (danzas ceremoniales) y fabricando puntas de flecha (op. cit. p32), generalmente arriba de los cerros que aprovechaban para espiar a sus posibles victimas y evitar las cuadrillas de soldados.

La relación de los datos tan exaltados de los asaltos en el documento con el grabado descubierto no dejaría de ser meramente una coincidencia si es que no existieran más de éstos como aquel de La Florida, además cercano a este sitio también se observa un toro con dos personajes indefinidos con el mismo estilo al del “asalto”. Otras evidencias de colonización en esta región son una fecha de 1711 y la palabra “anaelo” que es el nombre de la población más antigua del valle.

Sobre quién pudo haber hecho el grabado es algo más complicado definir que el de asociarlo a un suceso real, éste pudo haber sido hecho por los mismos naturales, ya que eran sitios de culto dada la gran cantidad de representaciones rupestres en el lugar en las que se incluyen un chamán y representaciones de diversos animales entre otras muchas formas, pero el documento nunca menciona sobre esta actividad por parte de la pandilla de Gerónimo ni que tuvieran centros de culto, pero esto quizás se debía a que para ese entonces las tradiciones de sus ancestros ya habían sido casi olvidadas por la transculturización.

El estilo con el que fue realizado la escena es idéntico al de los grabados más antiguos, pero la forma de representar las personas difiere de las formas antropomórficas que se hallan desde la Cuenca de El Pelillal y regiones anexas, esto pudiera ser por el mestizaje y por la influencia de la cultura europea y tlaxcalteca que en ese momento se estaba dando con mucha fuerza, pero tiene mucha afinidad con el grabado de la “batalla” de La Florida, aunque algo escueto en cuanto a representaciones detalladas de la indumentaria y utilería representada por aquella.

En el sitio de Ojo Frío convergen los drenajes naturales mencionados anteriormente, y tanto en el pasado como actualmente son fuente de agua para el abastecimiento de los pobladores de la región. En otro pasaje de la declaración de Gerónimo menciona el uso del río Patos, en este caso en el lado de Nuevo León muy cerca donde ahora está el grabado del “asalto” que ahí toma el nombre de Río Salinas: “Y que de allí desembocaron p(o)r el cañón de la Pesquería; y que otra bes arrendaron para atrás, y que entraron p(or) el Puerto de las Salinas. Y que allí cortaron unas cañas de castilla” (Op. Cit. p. 32). Luego declara un hurto de un caballo en el mismo curso del Río Salinas en una población llamada San Gregorio: “Y que de allí tiraron para San Bernavé, y que de allí bolvieron a reconoser otra bes p(ar)a Las Salinas. Y que llegaron a S(a)n Gregorio y arrebataron una manada /de rusias/ y a un muchacho q(ue) benía en un caballo rusio, y que a gritos les quitó la manada” (Op. Cit. p. 33).

No deja de ser fascinante pensar que el grabado del “asalto” corresponda a un hecho real registrado en la declaración de Gerónimo, aunque hay altas posibilidades que sea a un suceso en la historia de la región no necesariamente tendría que ser el de este personaje, la niebla del tiempo nos hace deliberar con las posibilidades así como maravillarnos con ellas.

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