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Febrero 14, 2011
FEBRERO 2011, No. 263

Las lecciones de Guerrero
Salvador Hernández Vélez.

Las encuestas y los analistas fallaron
El estado de Guerrero es otro ejemplo que los encuestadores no son dueños de la verdad absoluta. Los resultados electorales contrastan con sus pronósticos. Una diferencia impensada, nadie la previó: 42.74% frente a 55.92%; es decir, 13.2% entre el ganador y el perdedor el día de la encuesta real: el de la elección.

Ni analistas ni empresas encuestadoras sobre intención de voto publicadas anticipaban tal desenlace: con tantos puntos porcentuales de diferencia. Algunos atinaron que podía ganar Ángel Aguirre, pero dudaron a partir de la grabación de la plática sostenida con la senadora perredista Claudia Corichi. Tal vez ahora las casas demoscópicas se tratarán de escudar en que las balas y las trapacerías les dificultaron la realización de su trabajo. Ninguna en su momento señaló que el candidato Manuel Añorve, alcalde con licencia del municipio más importante del estado, tendría voto de castigo como lo muestra el hecho que el PRI haya perdido los siete distritos locales de Acapulco.

La fiesta terminó en paz
A pesar de los señalamientos del revoltijo que se dio entre las alianzas de los diferentes partidos, de la competencia hostil y despiadada, y del clima de violencia política y criminal, se sentía que todo podía pasar en Guerrero, nadie auguró que la fiesta electoral terminaría en paz y un marcador con una gran diferencia que las posibles impugnaciones se antojan ociosas. Pero si debe hacer reflexionar a los analistas.

El bloque de la izquierda “salva la cara”
A diferencia de las malas cuentas de Zacatecas, ahora el bloque de la izquierda partidista, el chuchista, salva la cara, y parece que de ésta manera amortigua el fracaso de la administración “perredista” de Zeferino Torreblanca en Guerrero. Esta victoria le da fuerza a los chuchistas rumbo a la próxima renovación de la dirigencia nacional y en la definición de su candidato hacía el 2012. Marcelo Ebrard, por su parte, obtiene un aliado más para sustentar sus aspiraciones presidenciales, así como mayores márgenes de maniobra partidista y renovación de la cercanía con Nueva Izquierda. ¿Este triunfo de la izquierda acaso no está marcado por su extravío político-ideológico? Su ambición por el poder los hace perder congruencia ideológica y trayectoria política. Es sorprendente la capacidad para congeniar con sus acérrimos adversarios, hasta permitieron que al final el PAN se sumara al último cuando no lo necesitaban.

El PRI la tenía y la dejo ir
La tenía, era suya y la dejó ir. El PRI era el contendiente opositor en Guerrero, al no resolver bien la contienda interna de su candidato a la gubernatura permitió que una de sus gentes en rebeldía fuese abanderado de otro partido, y ahí están los resultados, el tricolor en la antesala de la sucesión presidencial y del cambio de dirigencia empezó el año perdiendo. El dolor de cabeza de PRI se repite: no elige bien a su candidato, no logra la unidad y viene la ruptura. En consecuencia, un priista dolido juega a las contras, lo hacen candidato los de otro partido y pierde el tricolor. Esta es la receta que tratará de aplicar la oposición en el Estado de México, alquilar aquel ex priista que no alcance hueso, al hombre convencido a romper con su partido, al que se indisciplina a la decisión interna y, así integrar la posible coalición ganadora.

La lección de los electores
La jornada de Guerrero se desarrolló sin la violencia esperada, sin los desmanes de las inestabilidades político-partidarias anunciadas. Por ello la conducta político-electoral de los guerrerenses es digna de elogio, no le sacaron a ejercer su derecho y salieron a votar. Aunque hubo de todo, desde los “cien locos” de la hija de la ex-gobernadora Amalia García, la senadora Corichi hasta violencia física y verbal, pasando por propaganda negra, intervenciones telefónicas ilegales que revelaron apoyos también ilícitos, y la exhibición de la PGR ahora convertida en el gobierno calderonista en actora político-electoral para golpear a los del tricolor.

Las lecciones de Guerrero son para todos. Cada partido o actor político decide si las reflexiona, analiza, desmenuza con bisturí o las deja pasar dentro de la vorágine del caudal político de nuestro país.

 
jshvelez@hotmail.com