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Febrero 14, 2011
FEBRERO 2011, No. 263

La nueva ola de la espiritualidad
Eloy Dewey Castilla.

¿Cómo lograr un balance entre la velocidad del mundo material actual y las exigencias de la serenidad del ser?

Lo efímero y lo banal dejan al individuo en un estado de insatisfacción permanente que lo ha llevado a replantear su esquema de vida.

En efecto, el hartazgo pide a gritos la paz interior. No con sustitutos y placebos para aparentar la calma, la reflexión y el sentido de vida.

En todas partes del mundo hay un clamor por darle la justa importancia al ser, a su expresión espiritual más profunda al margen de lo cotidiano que no ofrece su dignificación.

Demasiado oropel y poca esencia.
Se observa una creciente corriente al misticismo, al reencuentro del yo, a las expresiones religiosas que llevan al replanteamiento de lo valioso intransmutable.

Da la impresión de que se han llevado las cosas al límite, que nos hemos excedido tanto que tenemos que transitar a una nueva era que le dará importancia a lo más fundamental de la vida o a retornar a los básicos de la misma.

Como que ya acabamos de presenciar los exabruptos y calamidades que han pisoteado los derechos humanos y todos los valores que los encierran.

Hasta cierto punto consciente del acontecer y menos susceptible al engaño.
Es un decir ¡ya basta!

Queremos paz interior y exterior.
Desde nosotros mismos, la familia, nuestro planeta tierra y la humanidad completa.

Nos vamos alineando poco a poco en aproximaciones sucesivas con aportes valiosos por doquier.

Es un poner a consideración la nueva ola a la espiritualidad que detonará con nuevas formas de organización e inventiva, para revolucionar el estado actual que ya no da ni ofrece lo que es perdurable e importante para el ser humano y sus necesidades de sobrevivencia.

Sabemos tan poco hasta el momento, que no nos satisface vivir con tanta ignorancia. Falta mucho por investigar y conocer.
Vamos saliendo del pantano en que nos metimos.

 
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