El Museo de Artes Gráficas
José Luis Carrillo Hernández.
Y finalmente el tan anunciado Museo de las Artes Gráficas, abrió sus puertas. Obra inconclusa del sexenio pasado destinada a albergar un extraordinario lote de la obra gráfica del creador de la catrina, José Guadalupe Posada, nombre que llevaría este recinto por más de un año, pues en su fachada se leía “Museo de la Estampa José Guadalupe Posada”, pero para evitar la duplicidad con otros museos, las autoridades decidieron cambiarle el nombre.
Así fue inaugurado este nuevo espacio museográfico en una ceremonia bastante política, con un recinto abarrotado por la burocracia que acudió al lugar más como porra del gobernador que como invitados a disfrutar de esta colección de arte y de las nuevas instalaciones. Valdría la pena que los invitados, a quienes los canapés, la jamaica y las copas de vino les impidieron hacer el recorrido, regresaran con toda la familia a visitar este recinto y poder disfrutar las piezas que componen esta exposición permanente, así como los videos donde se muestran algunas de las técnicas más importantes que los grabadores usan en su trabajo.
Sin duda es un espacio didáctico, con gran cantidad de obra, lo que permite al público formarse una idea de lo que es el grabado y un poquito de la historia de la gráfica, muy en especial la parte dedicada a José Guadalupe Posada que compone la mayor parte de la obra de gran valor artístico e histórico que aquí se nos muestra, y que ha influenciado grandemente el arte en México, como es el caso de los muralistas y el taller de la gráfica popular.
Junto con Posada destaca Manuel Manilla al que es muy fácil confundir con Posada, pues trabajaron juntos. También destacan las piezas de los miembros del taller de la gráfica popular, primero los linóleos del fundador de este taller Leopoldo Méndez, además de Pablo O’Higgins y la coahuilense Elena Huerta entre otros de extraordinaria factura, que vale la pena pararse frente a ellos y dejarse llevar por esas imágenes que nos remontan a través de trazo y líneas a la emoción y las circunstancias en las que el autor las creó.
Enseguida se encuentra la generación del rompimiento. Aquellos cuyo discurso dejó de ser militante y comprometido, donde la forma tomó nuevas rutas, representados en José Luis Cuevas, Vicente Rojo, Manuel Felguerez y Toledo entre otros como Gilberto Aceves Navarro, Luis Nishizawa, los Leñero, etc. También puede observarse una pieza de Gerardo Cantú y otra del maestro fundador del taller de grabado de la Secretaria de Cultura, Fernando Flores Sánchez, para cerrar con los creadores ganadores de premios importantes.
Desafortunadamente nunca falta el prietito en el arroz, y este Museo no pudo estar ajeno al influyentismo, y es la presencia de una galería privada de muy reciente creación, propiedad de un ex funcionario público que se está colgando de este nuevo museo para hacer negocio, cosa que sería justo si en ella estuvieran también presentes otros esfuerzos que los artistas locales han realizado para enriquecer la plástica coahuilense y que tienen muchísima más producción, conocimientos y méritos en la gráfica que el propietario de esta advenediza galería, así el nuevo museo nace con el virus del oportunismo de los que están siempre al acecho y cacería de los negocios al amparo de las instituciones
De nuestra parte siempre hemos mostrado oposición a este tipo de situaciones que demerita la noble tarea de la divulgación y la promoción de la cultura, por lo que creemos que debe abrirse el abanico de posibilidades para todos y no sólo para el que tiene más saliva, creo que hay que recordar que los verdaderos creadores están en sus talleres trabajando y no en las oficinas o antesalas de los servidores públicos, donde estos merolicos merodean constantemente con la lisonja en la boca.
Pero esto de ninguna manera empaña la nobleza de este nuevo espacio museográfico, le invito a que lo visite, que recorra sus pasillos y se deje llevar por ese mundo de sensaciones visuales dadas entre el blanco y el negro le aseguro lo habrá de disfrutar. |