Rodolfo Gaona Jiménez (VI)
Alberto Santos Flores.
Con la llegada de don Venustiano Carranza como encargado de la Presidencia de la República, en 1914, y como consecuencia del trato frecuente y amistoso que Victoriano Huerta le procuraba al torero Rodolfo Gaona, se le persigue y se le incautan los bienes por lo que éste se marcha a España. Dice: Carranza ya no quiere toros…
El año 1915, fue un gran año para Gaona después de su gran temporada anterior, pero nada más sumó 35 corridas, y fue el primer año que se queda fuera del abono de Madrid desde que tomó la alternativa. Ese año los Gallistas iniciaron una campaña es su contra. La ofensiva inició con un recurso que ejerció Joselito exigiéndole a las empresas que nadie fuera de primer espada en las corridas que él toreaba sino su hermano Rafael, con eso ya quedaba excluido de las combinaciones porque siendo más antiguo no había de salir atrás, las empresas se resignaban al mandato de José. De él no podían prescindir, aparte del gran cartel que tenía, controlaba la mayoría de las ganaderías de Andalucía y contra él no podían estar porque con él estaba Rafael su hermano que todavía significaba peso en los carteles y estaba Juan Belmonte que se dejaba llevar por la corriente.
“De suerte que yo pagué el pato”. Comenta Rodolfo en sus memorias refiriéndose a esta guerra en su contra. “Porque ya no era un muchacho a quien dejara ‘Ojitos’ en España. Era yo un hombre que había aprendido lo bastante para no tolerar que nadie le tomara el pelo a un torero cuya categoría le obligaba a respetarse y hacerse respetar y acepté la guerra, continua diciendo Gaona, en la plaza también sufrí las iras de los Gallistas y por si fuera poco apareció un periodiquito titulado ‘The Kon Leche’ que lo pagaba Joselito cuyo único objetivo era mi persona y me ponía de oro y azul en todos los números ya que al parecer los demás toreros no existían”.
“Pero en contraparte apareció otro periodiquito redactado por amigos míos que se llamaba ‘Café con Media’ que se enfrentó resueltamente al ‘The Kon Leche’ y dio la voz de alarma a los aficionados y descubrió lo que había entre bastidores, pero el daño ya estaba hecho, sin embargo su campaña no fue infructuosa y para el año siguiente José siguió exigiendo ser el primer matador, tuvo que contentarse muchas veces a ser el segundo”.
“No obstante todo lo acontecido alcance triunfos en todas partes, muy especialmente en Pamplona en donde clavé un par de banderillas que los aficionados lo conocen como el ‘Par de Pamplona’, fue un gran año. Un año de pelea constante dentro y fuera del ruedo”.
“El Par de Pamplona”, es una hazaña realizada el 8 de julio de 1915, por el torero mexicano Rodolfo Gaona dentro de las fiestas en honor de San Fermín. A continuación transcribo un párrafo de la publicación de Revista de Revistas no.1439 del 19 de diciembre de 1937 por el periodista Cronos: “Los palitroques quedaron enhiestos juntos los arpones en el área de una sortija, fue un par irreprochablemente igualado, surgió la ovación inmensa tres veces hubo de recorrer la circunferencia del redondel dando las gracias a los que incesantemente lo vitoreaban y no había final. La ovación entusiasta se repitió luego de arrastrado “Rodillero” que era el nombre del toro y no fue por la faena y la estocada, sino por el extraordinario par, que desde aquella, tarde fue llamado El par de Pamplona, la ciudad lo tomaba como un galardón de su propiedad por haber sido grandioso y único”.
Rodolfo fue un hombre apuesto y guapo con un toque de exotismo y distinción que atraía a las mujeres. Actrices y cupletistas del Madrid de princi- pios del siglo XX se sintieron atraídas por el torero. Tuvo incluso una novia antes de conocer a la actriz Carmen Ruiz Moragas, también perteneciente al mundo del espectáculo, la cupletista Paquita Escribano cuya madre estaba obsesionada en casarla con un torero, lo que sólo era posible asegurándose de la virginidad de la cupletista que en aquellos años compartía cartel con otras artistas no menos famosas.
Paquita Escribano era una mujer de extraordinaria belleza y gracias a los esfuerzos de su madre sostuvo un corto romance con Rodolfo, y probablemente quiso más al torero azteca que la mujer con la que desgraciadamente se casaría más tarde.
Carmen Ruiz Moragas, además de hermosa, fue una mujer de gran cultura y personalidad que deslumbraba a los hombres no sólo por su belleza, sino por su elegancia y talento escénico. Tanto que pronto llamó la atención del Rey Alfonso XIII. Que tenía gran afición por el teatro y por las actrices y cupletistas con las cuales trotaba de lecho en lecho, pero en Carmen encontró la pasión que era incapaz de despertarle la propia Reina Victoria Eugenia.
Por aquellos años, Carmen conoció al famoso y apuesto torero Rodolfo Gaona que como era de esperarse cayó rendido y se enamoró irracionalmente de ella. Los padres de Carmen veían con muy buenos ojos esta relación, pensaron que el matrimonio con el torero impediría que su hija fuera una más de las amantes del Rey, y se convirtiera en una persona respetable, finalmente esta relación acabó en boda, pero para desgracia de Rodolfo este matrimonio resultó una tapadera para ocultar los amores de la actriz con el Rey.
Pero la relación entre Gaona y Carmen iba de mal en peor, los públicos en los ruedos ante una mala actuación le gritaban comentarios crueles alusivos a la situación de su matrimonio, pronto se percató de que había una tercera persona en su relación con Carmen, y que el rey era el verdadero amor de su mujer y no él.
Pronto vino la separación a poco más de un mes de su boda, los comentarios sobre el fugaz matrimonio era motivo de conversación en las tertulias y en los cafés estaba en boca de todo el mundo, creándole mala fama hasta en su propio país, no sólo como esposo cornudo y burlado por una mujer, sino comentarios malintencionados que apuntaban que la causa de su separación había sido su presunta homosexualidad.
De ser una persona abierta y simpática, Rodolfo pasó a ser agrio, tosco, desconfiado, solitario y huidizo. Desanimado comienza la temporada 1918 donde había individuos que lo seguían por todas partes para injurialo y no dejarlo torear, y aún así completa 61 corridas y en 1919 únicamente 26, no porque le faltaran contratos sino porque no quiso torear por su estado de ánimo. Finalmente en 1920 tiene noticias de que nuevamente se habían permitido las corridas de toros en México y decidió enfrentar una última prueba en su patria, y si ésta fallaba quitarse definitivamente de torero. Por fin regresa a su tierra y reaparece en la Plaza del Toreo y esa tarde fue de enorme éxito para él.
“Ante semejante acogida yo sentí que renacía, empecé a olvidar el pasado. Y al verme entre los míos cobre bríos, tuve tardes magníficas y estuve por encima de todos, ya no pensé sino en quedarme aquí para siempre”.
Para 1921 fue electo Presidente Álvaro Obregón a quien le tocó conmemorar el centenario de la Consumación de la Independencia, ésto ocurría en un ambiente de exaltación nacionalista post revolucionaria que caracterizó muchos aspectos de la vida nacional, que significó la búsqueda de los eslabones comunes de identificación cultural de mexicanidad y promoverlos como símbolos de una genuina expresión del alma mexicana, como el tequila, la charrería, la música de mariachi y el toreo con su personificación suprema en Rodolfo Gaona, sin menoscabo de otras figuras como el millonario y ex general Vicente Segura (de quien hablaremos en la próxima entrega). El temerario Luis Freg y Juan Silveti.
El festejo de la conmemoración se programa para el 11 de septiembre, la plaza del Toreo llena a reventar, en un ambiente de gran patriotismo, la asistencia oficial del Presidente Obregón acompañado de su invitado especial, el genial don Ramón de Valle Inclán. Gaona obtiene un gran éxito y estrena un pase nuevo de su invención que se llamó precisamente “Pase del Centenario”. El público entusiasmado lo proclama “Benemérito de la Patria”, mientras tanto Obregón y Valle Inclán de puro gusto aplaudían al alimón los aciertos de la lidia.
Dice Ignacio Solares en un divertido relato que escribió: “buen humor el de don Ramón. En una foto que conservó Obregón estaban los dos en la Plaza de Toros la Condesa, aplaudiendo juntos, cada uno con la mano que le quedaba, ya que Valle Inclán era manco del brazo izquierdo y Obregón del derecho”, el primero lo perdió en un bar madrileño tras una discusión y Obregón a causa de una herida en la batalla de Celaya. Cuatro años más siguió actuando Gaona únicamente en México, finalmente se retiro de los ruedos el domingo 12 de abril de 1925. Y nunca más se volvió a vestir de luces.
A Rodolfo por su grandeza dentro del toreo, le llamaron el Califa de León, Petronio del Toreo, Indio Grande, Sumo Pontífice de la Tauromaquia, Benemérito de la Patria, entre otros adjetivos. Para concluir estos relatos de algunos aspectos de la vida de este gran torero, trascribo aquí una opinión del maestro José Alameda: “Gaona es el primero que, sin haber nacido en España, ocupa con total desahogo un puesto de primera línea en el toreo”.
En la espuerta: El par de pamplona no solamente quedó en la retina de los aficionados que lo vieron y que lo apreciaron en ese fugaz momento artístico, también quedó en la retina de la cámara fotográfica de “Rodero” que inmortalizó el histórico par.
Alfonso XIII, tuvo dos hijos bastardos con Carmen Ruiz Moragas, fruto de su apasionado romance. Cuentan que cuando Carmen estaba en el lecho de muerte agonizante, le pide a su ama de llaves que cuando falleciera le untara los labios con canela y hierbabuena pues estaba segura de que su amado vendría a despedirse, y así sucedió, encontrándose Alfonso XIII en el exilio. En Francia, cruzó la frontera en el más absoluto secreto y fue hasta Madrid a despedirse de su amada (falleció el 11 junio de 1936, contaba con 38 años). EL actual Rey de España Juan Carlos I de Borbón es nieto en línea directa de Alfonso XIII.
Bibliografía: José Alameda, Juan Pellicer, José Coello U., Benjamín Hernández F, Guillermo Ernesto Padilla, Revista de Revistas, Mis Veinte años de Torero, Diario deportivo Esto.
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