Los platos rotos
Josè María Mena Rentería
Serán los coahuilenses que trabajan honestamente y pagan impuestos, los que finalmente tendrán que cubrir el costo de platos rotos. Lo harán vía impuestos, durante los próximos 20 años -mínimo- para saldar la mega deuda por 36 mil millones de pesos, más intereses, provocada por delincuentes que prófugos, investidos estuvieron alguna vez como funcionarios públicos en el gobierno del estado bajo el mandato de Humberto Moreira Valdés.
Ésa es, dentro del caso que ha generado una indignación ciudadana sin paralelo en la historia de le entidad, la única verdad incontestable mientras el ex gobernante de Coahuila ha sostenido, en aras de una inocencia imposible, haber sido víctima de engaño por parte de subalternos a cargo de las finanzas estatales durante su administración.
Dar por valedero tal argumento es llegar a la conclusión de que durante casi seis años, el gobierno del estado de Coahuila estuvo en las manos irresponsables de quién adelantara frivolidad y no el rigor de mando que atañe a los ubicados encargos de elección popular, tesis que durante la pasada administración, es obvio, quedó a la altura del betún de los zapatos.
Una caterva de bandoleros fue, en suma, la que estuvo vigente y actuó en contra de los intereses de los coahuilenses, cuya confianza, depositada vía sufragios en tiempos electorales, fue apuñalada por la espalda por subalternos “expertos” en finanzas que sin duda alguna, hubiesen provocado el estupor de Ali Babá y sus 40 ladrones además de dejarlos con la boca abierta y en condición de párvulos.
Al decir de Humberto Moreira Valdés, el ex titular del Sistema de Administración Tributaria de Coahuila, (SATEC), Javier Villarreal, y el ex administrador de Políticas Públicas de la misma dependencia, Sergio Fuentes, le presentaron información falsa sobre la deuda pública del estado.
Tal argumento es admitir del todo que cualquiera que lo pretendiese podía verle verdes los ojos al entonces gobernante, cándido, al grado de admitir como viable, a la primera, información referente al manejo de miles de millones de pesos.
No. No fue así. Humberto Moreira Valdés ha estado, invariablemente, a una distancia sideral de la desidia o la omisión. Hecho también incontestable es que el tema de la mega-deuda, ensalivado, llevado y traído permanece en calidad de insondable misterio porque nadie avala lo que al respecto sostiene el ex gobernante de Coahuila.
También circulan, hasta hoy día, versiones que erosionan la imagen y persona del presidente Enrique Peña Nieto, quién como candidato del PRI, sostienen los enterados, apoyado fue con recursos que salieron de empréstitos como los concertados por el Gobierno del Estado de Coahuila durante la aciaga etapa a la que se hace referencia en éstas líneas.
A priori, el presidente Enrique Peña Nieto, dejó establecida su intención de hacer de México, un país mejor para los mexicanos. De hecho, el acontecer de la nación obliga al primer mandatario a buscar y promover un destino positivo para más de 110 millones de ciudadanos de los que 50 millones enfrentan condiciones de pobreza.
En tal cruzada, no tiene cabida, ni siquiera el recuerdo de lamentables y pantagruélicas exhibiciones como la que se suscitara en el estado de Coahuila donde en el presente busca aparecer como inocente, llamándose a sorprendido, el ex gobernante Humberto Moreira Valdés.
Dentro del caso, la verdad es una sola e incontestable: 36 mil millones de pesos, más intereses, pagarán los coahuilenses durante al menos dos décadas para cubrir las mega tropelías de rapaces “ex funcionarios” prófugos, del Estado de Coahuila, a los que la Procuraduría General de Justicia de la entidad –lujo innecesario para el presupuesto- no ha ubicado y mucho menos detener.
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