Virtudes y desviaciones del
sindicalismo en México (IV)

“Nuestro derecho del trabajo no es derecho público ni es derecho privado, es social.”
Lic. Antonio Galván.

Jesús M. Moreno Mejía

Al triunfo de la Revolución Maderista se multiplicaron las organizaciones obreras, y por ello en 1912 se constituyó la Casa del Obrero Mundial que terminó coordinando el movimiento obrero del país.

Fue posible el avance de las organizaciones obreras gracias al apoyo dado al movimiento de Venustiano Carranza, al enfrentarse al usurpador Victoriano Huerta, pero también a las huestes villistas y zapatistas.

Por ello que al triunfo del constitucionalismo, inicialmente y luego con los diferentes regímenes revolucionarios, el movimiento obrero gozó de toda clase de prerrogativas basadas en el derecho y autonomía sindical.

El objetivo principal de los sindicatos en torno a la Casa del Obrero, era la defensa de los trabajadores, por lo que sus principales actividades eran la reivindicación de salarios más justos y jornadas de trabajo de menor duración, pero también la educación de los obreros en la búsqueda de la emancipación proletaria, mediante la posesión de talleres y fábricas.

La Casa del Obrero Mundial tuvo una corta duración en virtud de las metas que perseguían, pues algunos de sus dirigentes nunca estuvieron de acuerdo en apoyar al régimen y fueron encarcelados, antes y después de la Decena Trágica, en tanto que otros líderes se entregaban ciegamente a los dictados de Carranza y olvidaban los intereses de la clase trabajadora.

Fue en 1916, al declarar la Casa del Obrero una huelga general ante la crisis económica que padecía el país, cuando Carranza tuvo una reacción fulminante: decretar la pena capital a los dirigentes huelguistas y la orden de desalojo violento de la sede de la organización, desapareciendo así la Casa del Obrero Mundial, incluyendo el anarquismo sindical.
Posteriormente se creó la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), fundada aquella por Luis N. Morones el primero de mayo de 1918, junto con Vicente Lombardo Toledano, defensores del sindicalismo.

El primero de ellos fue secretario general de la CROM, quien en 1919 junto con 70 líderes de esa organización fundaron el Partido Laborista Mexicano, al cual no tenían cabida políticos profesionales, sino solamente quien fuera líder trabajador que luchara por la justicia y la democracia.

Lombardo Toledano, por su parte, también participó en la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), teniendo el apoyo de un grupo de jóvenes intelectuales, del que formó parte, conocido como “Los siete sabios”, pero con diferente ideología, pues mientras aquel creó el Partido Popular (posteriormente designado como Partido Popular Socialista (PPS), Manuel Gómez Morín formó el Partido Acción Nacional (PAN).

Los siete sabios tomaron diferentes rumbos, e incluso entraron en conflicto lombardistas y moronistas, perjudicando el movimiento obrero, y por ello surgió una nueva corriente sindicalista unificadora, encabezada por Lombardo Toledano y Fidel Velázquez, surgiendo entonces la CTM.

A la nueva Confederación ingresaron numerosos sindicatos, entre otros los mineros, ferrocarrileros y electricistas.

Resultaría prolijo reseñar mayores detalles de lo que vino después, pues todo puede resumirse con el título de esta serie de artículos: Virtudes y desviaciones del sindicalismo en México, pero sobresaliendo lo negativo de la actuación de los líderes de la mayoría de las organizaciones que se supone luchan por dar protección a sus agremiados.

Incluso los representantes de la iglesia católica, como seguramente coincidirán los ministros de otras religiones, han declarado públicamente que los líderes sindicales deben retornar a sus orígenes, velando por los derechos del trabajador y defenderlo ante injusticias patronales.

El presidente del Comité de Comunicación de la Diócesis Pastoral de Torreón, Ignacio Mendoza Wong, señaló en días pasados a la prensa que los sindicatos han sido manejados para arreglar agendas personales, cuya situación nadie se atreve a negar en todo México.

Por lo que hace a la nueva Ley Federal del Trabajo, el abogado Antonio Galván, escribe en el periódico El Heraldo del Bajío:
“El siglo XXI le está cobrando la factura a la Ley Federal del Trabajo por haberse abusado de ella en las relaciones de la cadena productiva patrón-obrero; creo que todos somos responsables pues ya insostenible la perversión o chantaje en que a veces ha caído, al grado de extorsionar y abusar de ella algunos malos mexicanos”.

Hay quienes emplean alabanzas a la nueva Ley Federal del Trabajo, especialmente los representantes del sector empresarial, mientras otros se refieren a la misma como una forma de esclavizar al trabajador, en tanto que el ex Presidente Felipe Calderón opina que con la reforma laboral “Todos salen ganando”.

Podríamos hacer un desglose pormenori- zado de todos y cada uno de los capítulos de la nueva ley, pero trataremos de sintetizar aquí sólo tres capítulos:

Contratación y despido: Los contra- tos serán por tempo- rada, de capacitación inicial y a prueba, con períodos de 30 días para trabajadores en general y hasta 60 días para personal de confianza. La pregunta obligada es ¿quién sale ganando?.

Condiciones de trabajo: Obligación patronal de publicar el Reglamento Interior de Trabajo y Contrato Colectivo, que incluirá pensión alimenticia mientras dure la rela- ción obrero-patronal; incorporación de un capítulo especial sobre productividad, ligado a la formación y capa- citación, etc.

También se incluye en el capítulo relativo a las condiciones de trabajo, beneficios para las madres como la ampliación del período de lactancia hasta un término máximo de seis meses (Muy bueno).

Litigios labora- les: Se impone en las demandas laborales un tope de doce meses a los salarios caídos, y si el juicio se prolonga más del año el monto se actualizará a razón de un dos por ciento del equivalente a 15 meses de salario.
¿Usted, amable lector, qué opina sobre la nueva Ley Federal del Trabajo?