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Enero 2011
Edición No. 275
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¿Dónde está Rubén?

A 40 días de iniciado el sexenio de Rubén Moreira Valdez, y a una semana de “estrenar” un Congreso estatal supuestamente renovado, se siente la ausencia del gobernador. Parece que sigue gobernando de lejos Humberto Moreira, o lo peor, que continúa haciendose cargo del despacho gubernamental Jorge Torres López, el muñeco de ventrílocuo.

Por un lado, la inercia de seis años de humbertismo parece no tener fin, y sigue deteriorando la imagen del gobierno del estado con la opacidad, la inseguridad, el encubrimiento, la nula acción de las policías y de los aparatos de justicia, lastre que ahora se ha recrudecido con la violencia en las calles. Un gobierno sin programas sociales ni obras públicas, con miles de millones de pesos pendientes por pagar a proveedores, y con alcaldes ansiosos y necesitados por continuar con el suicida endeudamiento, ahora de los ayuntamientos coahuilenses.

Por el otro lado se ha fundido la indignación, la especulación y el odio, generado por la burla y cinismo con que se ha manejado el asunto del enorme endeudamiento que Humberto Moreira contrató a espaldas de los coahuilenses con la complicidad de muchos de los que continúan en el poder.

Esto y muchas cosas más se han agravado con el aumento a los impuestos y a las tarifas de los servicios gubernamentales, y con la reducción de presupuesto a las instancias gubernamentales como la Secretaría de Salud que ya no tendrá 1,300 millones de pesos, sino solamente 300, de tal manera que el inicio del gobierno rubenista se antoja conflictivo, tanto en lo económico como en lo social y político.

Lo cierto es que enorme deuda de Coahuila obligó a Rubén a modificar sus planes de gobierno. Seguramente Humberto Moreira también a él le ocultó el total de la deuda, pues en su campaña por la gubernatura Rubén nos dijo que la deuda coahuilense era menor a un punto del Producto Interno Bruto, pero en diciembre pasado afirmó que era del 8 por ciento.

La deuda pues, es la causante de que el gabinete de Rubén sea heterogéneo, parece una coalición de grupúsculos, una unión de personajes con diferentes intereses y visiones, algunos de ellos conocidos por sus mañas. También a la deuda se le debe que ese mismo gabinete haya tenido algunos cambios sin estar en funciones, como el caso de Fomento Económico cuyo primer titular era Salvador Jalife, y luego fue nombrado Javier Guerrero.

Tal vez por eso, se ven improvisadas las decisiones gubernamentales, algunas hasta parece que no fueron pensadas como aquello de: “Coahuila, ¡aquí se sonríe!”, que muchos coahuilenses tomaron como burla. O la insistencia sobre los horarios de venta de bebidas embriagantes y los tables dance, que son medidas preventivas que debieron hacerse hace seis años. O la convocatoria a un nuevo pacto social, a una nueva constitución, nombrando a un grupo de abogados, encabezados por José Fuentes García, que tiene 40 años haciendo reformas a la medida y a pedido del gobernante en turno.

De ahí, que las circunstancias creadas por el endeudamiento requieren de otro trato, de gobernar de frente a la sociedad y con su participación. Por eso nos preguntamos: ¿Dónde está Rubén? El Rubén que conocimos debatiendo, esgrimiendo sus puntos de vista, el que se preparó durante años para gobernar el estado, el político más informado, el intelectual, el socialdemócrata, el que conoce y quiere a Coahuila, el que se enfrentó al cáncer, el que mucho aprendió de su roce con la muerte... Lo necesitamos...

 
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