El Premio Estatal
de las Artes
Coahuilenses
José Luis Carrillo Hernández.
Recientemente, la secretaria de Cultura, Ana Sofía García Camil, hizo una serie de planteamientos públicos a través de los cuales manifiesta lo que serán las políticas y lineamientos generales que aplicará en su gestión. Señaló, entre otras cosas, que conservaría y enriquecería los festivales que venía desarrollando el extinto Icocult, lo que parece acertado pues es necesario institucionalizar las acciones culturales que generan espacios y escenarios para la manifestación y el disfrute de las artes y la cultura.
Entre estos festivales está el del Rock Coahuila, donde algunos grupos musicales locales fueron objeto de cobros ilegales por parte de los organizadores, para poder presentarse ante el público, también sirvió en su última edición para presentar casi anónimamente el concurso de pintando la letra de una canción de Rock como el Premio Estatal de la Artes.
Sin duda que la plástica coahuilense y sus creadores están ávidos de estímulos y plataformas que les dignifique su trabajo, para que sea re categorizado frente a la sociedad y vaya más allá de las miserias con que el gobierno ha tratado a los verdaderos creadores. Por eso no causó sorpresa que en el último momento a este concurso se le disfrazara de Premio Estatal de las Artes, y que la convocatoria circulara en forma selectiva y a destiempo, dejando fuera a muchos artistas plásticos, la mayoría ni se enteró, otros vieron en la temática una limitante y la falta de un jurado serio y confiable para no participar, además por un mendrugo de veinte mil pesos como premio a lo mejor de las artes visuales coahuilenses. Esto resultó en una mofa para los creadores, que de la cultura oficial es el sector más despreciado.
Pero veamos por qué: Los pintores, escultores, grabadores y fotógrafos son los que con su obra llenaban las galerías oficiales, a cambio el gobierno aportaba la publicidad, invitaciones, brindis y en algunas ocasiones hasta canapés, un representante importante del gobierno o el mismo gobernador acudía a la inauguración acompañado de la clase política, lo que generaba una atmósfera donde los creadores ofertaban su trabajo.
Sin embargo todo cambió con “El Chino” Guerra y compañía, a partir de entonces los artistas sirvieron de relleno en las galerías sin público y sólo un grupo muy reducido fue convocado. Hubo también el pequeño sector de los privilegiados, que fueron los más favorecidos con becas y estímulos que rebasaban cifras de veinte, treinta y cuarenta mil pesos, viajes, concesiones, equipos y materiales con cargo al erario público, además compra de obra.
Con “El Chino” Guerra se terminó la poca promoción y divulgación de la obra de los creadores, se cancelaron las invitaciones, los carteles, los brindis, los refrescos y canapés. Los creadores más viejos fueron desechados, los colectivos e independientes nunca recibieron apoyo ni facilidades, reinó la exclusión, los creadores nunca estuvieron en un lugar importante ni de respeto en los últimos seis años. El arte y la cultura no interesó al gobierno de la gente.
Por eso hablar de un premio de las artes coahuilense exige un planteamiento serio, respaldado por el gobernador y un jurado reconocido e incuestionable para ser creíble, capaz de convocar a todo el abanico de manifestaciones plásticas y creadores en un foro múltiple e incluyente de la plástica coahuilense. Esto generaría la participación de cientos de creadores que se pondrían a producir obra de la mayor calidad al ser convocados públicamente a este premio, o tal vez la secretaria de Cultura deba ir más allá, y convocar a una bienal regional o nacional lo que sin duda sería magnífico.
El resultado de estos concursos a lo largo del país son muy positivos y se han convertido en foros que nutren la riqueza y la producción plástica del país y sus entidades. La titular de Cultura sabe también que a las artes y creadores coahuilenses les hace falta este tipo de estímulos y espacios para manifestarse y generar expectativas positivas para las artes en Coahuila. No es justo que sólo los actores, músicos y poetas sean pagados por sus interpretaciones y lecturas. Y que a los pintores se les exijan obras inéditas, con contenidos propios, montadas y enmarcadas, suficientes para poder llenar las paredes frívolas en lo que están convertidos los espacios museográficos del gobierno del estado, y a cambio de ello ni un papel membretado, sellado y firmado que lo avale curricularmente, hasta en esto se vieron miserables en el sexenio pasado.
Sin embargo los planteamientos que hace el nuevo gobierno a través de la secretaria de Cultura son alentadores y pudiera decirse que en Coahuila a la cultura se le sonríe. Pronto nos daremos cuenta si es una sonrisa seria o una burla más. |