De gorgojos y atole con el dedo
José María Mena Rentería.
Gorgojos: El deplorable rol que como alcalde exhibe ilimitadamente -un día sí y otro también- el alcalde Eduardo Olmos en el municipio de Torreón, permite establecer su proclividad a las poses.
Tal concepto permite establecer el amago que recién exteriorizó, consistente en rechazar recursos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, (SNSP), por 31 millones de pesos para Torreón.
Su argumento: La cifra de 31 millones de pesos para atender el rubro de seguridad, rebasa en apenas uno, el monto de lo aplicado a dicho renglón en 2011.
Así pues, Eduardo Olmos tuvo a bien amenazar con rechazarlos si dicha cifra se mantiene “dado que los índices delictivos no fueron tomados en cuenta”.
Tal celo no cabe por parte de Eduardo Olmos cuyo actuar como presidente municipal ha tenido como sello distintivo un grisura sin paralelo.
Con y sin recursos el diario acontecer del municipio de Torreón se ha distinguido por la ineficiencia oficial, no sólo la representada por Eduardo Olmos, sino también la que atañe al gobierno del estado, aureolado de tintes dinásticos cuya brújula de acción, dañada, da por determinar rumbo errático.
El combate a la delincuencia requiere más que de recursos, de gobernantes y policías sensibles para con la comunidad.
Ésa que en el municipio de Torreón vive desde hace años un clima de violencia con el que nada ni nadie en lo oficial ha podido siquiera menguar.
Más recursos para atender lo que no se atiende no se justifica, sólo que el alcalde Eduardo Olmos no lo entiende, seguramente presionado por el caos administrativo que distingue, desde su inicio, a su gestión como Edil de esos cuyo paso por el cargo puede perfectamente, equiparase al corcel de Atila.
Tronar de chicharrones: La Coparmex-Laguna ya no es integrante del Comité del Impuesto Sobre Nómina, (ISN), “por las pistolas” del gobierno del estado de Coahuila que recién conformó un nuevo comité y dejó “chiflando en la loma” a los integrantes del mencionado organismo empresarial.
Víctor Alducín, su presidente, considera tal proceder parte de la opacidad del gobierno del estado, que durante 2011 en una ocasión solamente, se reunió con el comité del ISN.
Según el directivo de la Coparmex, la intención es crear un nuevo comité del ISN para al actual darle carpetazo. Tal es la forma utilizada, añadió, por el gobierno del estado.
Así pues, tintes jalicienses, con perdón de los tapatíos, debe haber de por medio… por aquello de que cuando se pierde se arrebata.
Cuello blanco: Treinta y cinco mil millones de pesos, más intereses que los contribuyentes de Coahuila a querer y no, pagarán durante más de 20 años, es el monto de la mega-deuda “herencia” del “inolvidable” “gobierno de la gente”.
El tiempo ha transcurrido y la trepidación que a nivel nacional causaran auténticos delincuentes de “cuello blanco” parece menguar.
Algo inadmisible, tomada en cuenta la calidad de vida de los coahuilenses, fustigada por un gobierno recaudatorio como nunca se había visto y padecido, dueño además, de un cinismo al que da forma el silencio cómplice que guarda en torno a tan vergonzante capítulo. Algo que ni mandado a hacer para el capítulo “Aunque Usted No Lo Crea”.
Más gorgojos: Vergüenza y más vergüenza invade a cualquiera que, propio o extraño, se ubique en la Plaza de Armas de la ciudad de Matamoros, porque el que debiera ser paseo público distintivo de la ciudad convertida está en muladar. Algo que no ven las autoridades encabezadas por el alcalde Guillermo del Real Castañeda, cuyo cuerpo edilicio se distingue por cobrar quincena tras quincena lo que no devenga.
En la Plaza de Armas “grafiteados” pueden verse hasta los troncos de los árboles mientras que detallistas fijos y semifijos hacen allí lo que les viene en gana. Más ajada no puede estar la Plaza de Armas a cuya vera situado está, por la calle Pabellón, el edificio de la Presidencia Municipal por lo que sucede, en el presente, albergue cuatrienal de proclives a succionar y morder las mamas del precario erario público, gravado con el compromiso de pagar 400 mil pesos mensuales a Banobras por un préstamo de 53 millones de pesos contratado por la administración 2006-2009 de cuya aplicación no se informó -ni antes, ni después- hasta hoy día.
Atole con el dedo: Antes de dejar el trapecio que le permitiera alcanzar la gubernatura de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, como ejecutivo estatal afirmó que los recursos destinados a la construcción de la mal llamada “Gran Plaza” estaban etiquetados y que nada detendría su edificación. El resto de la historia es de sobra conocida por los torreonenses, que hasta hoy día no han podido dar con organismos ciudadanos a los que el gobierno del estado, durante el sexenio anterior, hayan sido consultados o pedido opinión acerca del proyecto que como sacado de la manga sirvió, en primera instancia, para que pescadores a río revuelto hicieran de las suyas mediante la adquisición de fincas urbanas a precio de oro.
Eso por una parte, por la otra, ahora resulta que, según el alcalde de Torreón, Eduardo Olmos. El gobierno del estado en tiempos que lastima recordar, “no dejó tirada la obra”.
En base a tal dicho, adelantar cabe que lo mismo puede decir sin que sangre de la boca el presidente municipal de Torreón en turno; que el gobierno del estado no dejó tirada otra obra del Distribuidor Alianza, cuyo término no tiene para cuando. Para usted, amable lector, quedan las deducciones. |