El sentido evolutivo de la sociedad mexicana:
Constitucionalismo Social
base de progreso y libertad
La mayoría de la población de distintas edades habla de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con frases e intuiciones afirmativas, exhibiendo con ello una propiedad de entendimiento y aplicación de su contenido, empero las más de las veces su configuración contextual es ignorada por un alto porcentaje de quienes integran este amplio universo de habitantes.
Muy pocas personas se detienen en el trascurso de la vida a leer su importancia, alcance y compromiso que la misma Constitución abarca en las relaciones jurídicas, sociales, administrativas y organizacionales que la misma norma política comprende, para el cabal entendimiento de estado, individuo y sociedad, cuyo contenido está compuesto por nueve Títulos, 130 Artículos, además de Transitorios sobre reformas constitucionales a diferentes artículos.
Destaca en su configuración las garantías del hombre, del ciudadano, del ser mexicano; la soberanía nacional, las formas de gobierno, las partes de la integración federal y del territorio nacional; cómo y de qué manera funciona la división de poderes, poder Legislativo, integración del Congreso, de la iniciativa y formación de leyes, sus funciones de fiscalización superior, así como de las facultades del poder Ejecutivo y del Poder Judicial; las responsabilidades de los Funcionarios Públicos y el Patrimonio Nacional; de los Estados de la Federación y el Distrito Federal; del Trabajo y la Previsión Social; Prevenciones Generales; de las Reformas a la Constitución; de la inviolabilidad de la Constitución.
Más sin embargo, volvamos a qué son en las ideas de Platón y de Aristóteles, de dónde surgen los primeros signos conceptuales que dan a los seres humanos los principios de asociación y entendimiento para vivir en sociedad, estructurando sus funciones, describiendo al Estado, al individuo y a la interrelación que se da dentro de una comunidad para su desarrollo de principios, valores y afinidades indispensables dentro de su propia existencia asociativa.
Para nosotros como pueblo mexicano, mucha de esta razón integradora Constitucional, la encontramos bajo los conceptos claramente liberales de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y la aportación que se desprende de los enciclopedistas con motivo de la Revolución Francesa, para dar cabida a la función del estado, así como a los derechos y obligaciones concernientes al hombre y del ciudadano dentro de un compromiso social para la creación del Estado moderno.
Añádase también las contribuciones del Congreso de Cádiz 1812, quienes a iniciativa de don Miguel Ramos Arizpe y don José Mejía Lequerica aportaron los primeros reconocimientos a la igualdad de todos los habitantes del imperio y una amplia amnistía para los delitos de orden político cometidos en América y en Filipinas, en esa constitución en defensa de la monarquía, cabe señalar que se lograron algunos avances en torno a las garantías de libertades y de los derechos individuales.
Serían estos indicios seguramente los que dieran pie en los albores libertarios para que don José María Morelos, promulgara la constitución de Apatzingán, bajo el título de Constitución para la Libertad de la América Mexicana, bajo lo cual se buscaba crear una plataforma legal que aportara el fundamento de una sociedad para vivir en libertad, igualdad y fraternidad dando continuidad a un liberalismo social mexicano que difícilmente se puede precisar sus orígenes ideológicos según lo anota don Jesús Reyes Heroles.
El propio desenvolvimiento de la sociedad teniendo como pauta la Independencia Nacional, se enfrasca en una lucha entre dos disyuntivas de estado: la centralista bajo la influencia de la concepción monárquica clerical militarista, y la federalista bajo la cual se buscan las figuras legales republicanas de democracia representativa, de autonomía, soberanía e integración de poderes estatales,
Es esta lucha encarnizada de sensibilidades perceptivas encontradas entre centralistas y federalistas, la misma que se prolongaría en nuestra república por más de tres décadas, en donde los primeros impulsaron un orden autócrata, contra un mandato liberal que promovían los criterios que comulgaban con el federalismo.
Es hasta el 5 de febrero de 1857, cuando el Congreso Constituyente promulga la Constitución con un alto contenido liberal, democrático e individualista, dándole al país una dimensión de orden republicana, representativa, popular y federal, sustentada en los principios liberales, como una orden de ideas que ejercen los partidarios de un sistema federal, el mismo que considera al derecho como producto de la voluntad humana en cuanto supone que la razón individual es en conciencia la libre voluntad de quien la ejerce.
Propugnando por la libertad en todas las actividades concernientes a los aspectos tanto en lo económico, político, social, ideológico y de conciencia, es éste un orden civil y legal de avanzada para su tiempo, liquidando militarismos, así como ligaduras ominosas que sometían gravemente al pueblo.
Se inscriben en esta Carta Constitutiva las garantías individuales, incorporando a la misma el derecho de amparo, además de conceptos de soberanía, territorialidad, eliminación de cese a la coacción civil para el cumplimiento de los votos monásticos, dentro de las que destaca la versión literal en ella, cuando puntualiza:
"Nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales, sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento. La ley no puede autorizar ningún contrato que tenga por objeto la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de educación o de voto religioso. Tampoco puede autorizar convenios en que el hombre pacte su proscripción o destierro".
En esto persiste el legado histórico de los hombres y mujeres de la época de la Reforma con el presidente Benito Juárez a la cabeza.
Es mediante un Constitucionalismo Social, producto de las luchas generacionales pasadas, el punto de partida para concertar socialmente la construcción de un orden legal, mismo que de vigencia de respuesta a desafíos que México y su realidad tienen ahora.
En esto y más debe de mantenerse el compromiso ideológico de las generaciones de hombres y mujeres libres de esta patria que es de todos, la cual debemos conducir en conciencia sin claudicaciones, a mejor puerto de dignidad en todos los aspectos. |