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Febrero 2011
Edición No. 276
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La pobreza y el sueño mexicano

Apolinar Rodríguez Rocha.

Es verdad, la pobreza si existe, pero, esta sólo existe cuando existe la riqueza.

La palabra “pobreza” sin embargo, siendo de uso corriente,  no es ella tan corriente; ni tan conocida, aunque sí muy mentada: Pobreza no es solamente la ausencia de recursos económicos: sino la ausencia de bienes, cuando se entiende que bien es todo lo deseable y bueno, material o inmaterial, extendemos las fronteras de la pobreza a todo lo humano.

Así hablamos de “pobre estado de salud” a los de salud quebrantada;  “pobre de espíritu” a aquel de espíritu asustadizo; pero podremos hablar de “pobreza de fe “ a quien de ella carece; “pobreza cultural “ a quien tiene ausencia de preparación académica; “pobreza de alma“ a quien es un desalmado; pobre de inteligencia, a quien tiene las funciones intelectivas reducidas; los amigos son una gran riqueza, quien no tiene amigos, es pobre, pero más pobre aún es el que no tiene ni siquiera enemigos.

Resulta curioso que se asocie el término de pobreza a ciertos sectores específicos de la población, sin embargo no es algo ilógico, es algo exacto y concreto asociar la pobreza con los sectores vulnerables de la sociedad; lo que no resulta, por contrario, lógico, es que a pesar de la plena identificación de los factores de pobreza, y de los grupos vulnerables,  no se realice una actividad efectiva, eficiente y constante para erradicarla.

La desigualdad, es algo propio del ser humano, y por otra parte, la desigualdad económica es algo característico del capitalismo; más no sólo eso, es además una cualidad del capitalismo, esto es la asignación del trabajo, el reparto social de las labores, exige la desigualdad para el dinamismo capitalista, para su perpetuación es indispensable la existencia de los pobres y clases bajas: son los pobres los que sostienen con su actividad productiva, como recurso humano, la riqueza y estatus de las clases burguesas (improductiva) en un perfecto pacto social, carente de leyes, un pacto lógico y natural entre los factores de la producción, libres patrón y trabajador para contratar entre sí, conforme a las leyes de la oferta y la demanda, de principios de libre y sana competencia, esto es en un capitalismo ideal y libre.

Sin embargo, al implantarse en el modelo democrático mexicano, se alteran los factores de la producción:  donde el trabajador  con su producción no sólo ha de sostener a los empresarios burgueses, sino también a una numerosa clase política y sus excesos, la mayor parte de la población nacional está empleada en puestos oficiales, desde el señor Presidente de la República, hasta el más humilde barrendero, la nómina oficial es sobreabundante, para agravarla viene a verse dañada por el Federalismo, este enemigo de la pobreza que navegando en el capitalismo con bandera “blanca”, bajo el seudónimo de “democracia”:  al insertarse en el modelo capitalista, viene a ser un zángano para el pueblo, para todos hay lugar: para los delincuentes las cárceles, pagadas por el pueblo, todos sus servicios y operadores jurídicos propios del sistema penal y penitenciario, médicos, celadores, jueces, abogados, ministerios públicos, peritos, legisladores que hagan y redacten leyes;  y para los políticos: puestos públicos pagados por el pueblo, sus altos salarios y prestaciones, sus servicios e instalaciones,  secretarias, auxiliares, choferes; y esto sucede en todos los servicios prestados por el Estado de primera  segunda y ulteriores necesidades: Luz, agua, teléfono, alimentos, PROFECO, INFONAVIT, SEP, derechos humanos, DIF, seguro me extendería un libro o varios, tomos enteros requeriría tan sólo para enumerar los nombres de dependencias oficiales de México, sería bueno contarlos, para saber ¿qué hay más, si mexicanos o dependencias públicas?

Ese monstruo que se oculta bajo el mote de Federalismo: el Federalismo desde el punto de vista político, se ha utilizado para la creación multitudinaria de oficinas y puestos públicos; la creación es arbitraria para cada nivel, de los tres de gobierno (Municipal, Estatal, Federal): hablando desde el punto de vista de la organización socioeconómica, bajo la máscara de las competencias, existe enmascarado en los entes públicos de todos los niveles un acuerdo de repartición del erario público: la aristocracia, subdividida en partidocracia, con exclusión casi absoluta de la plebe, de los ciudadanos ordinarios y por supuesto de los pobres; cuando los primeros son el promedio económico de la población y los segundos la mayoría numérica; por lo que democráticamente sus opiniones (de las mayorías) no gobiernan la economía, sino la que esto hace es la voluntad de la aristocracia,  que son los menos en número. Si la mayoría no gobierna la economía, entonces tenemos una democracia coartada.

Más aun el IMSS, IFE, EL INFONAVIT, fuerzas armadas y otros entes estatales y paraestatales, supuestamente de seguridad social, se han convertido  a través del derecho Fiscal, a la fuentes de empleo, en auténticas tiendas de raya y a los trabajadores (deudores cautivos) en sus víctimas como mártires, descuento directo en nómina, como impuestos o derechos, que mantienen sumida en la pobreza a la población: ciudadanos que requiere ahora de asesores financieros para no ser transados, al contratar, por las empresas de Estado, con intereses y contraprestaciones más altos incluso que las empresas privadas.

El Federalismo, es en realidad una técnica de unidad nacional, de los señores feudales (líderes políticos y capitalistas) de las entidades Federativas, y de las localidades Municipales, que surgen como semillero, por grado, de la alta aristocracia y partidocracia nacional.

La unidad política se logra manteniendo “contenta” la aspiración política de los entes políticos locales y Estatales, en la esperanza de las aspiraciones políticas.

Sólo en casos muy extraordinarios logra colarse, a la aristocracia o partidocracia, algún escalador social: los estamentos políticos de la democracia capitalista si funcionan, pero como frontera entre clases sociales, la forma más evidente de ello lo son los monopolios Estatales (Concesionados); en materia de bienes, se habla que los bienes estatales son irreductibles a propiedad privada, igual algunos servicios sólo pueden ser prestados por el Estado, esto en la realidad es una farsa y una simulación a la competencia desleal, estos bienes y servicios ( muy redituables en su mayoría) son concesionado en forma arbitraria principalmente a políticos, (sus familiares o amigos).

Es tiempo de que para la creación, permanencia y subsistencia de cada  puesto público, se nos den al pueblo (asociaciones de usuarios) razones  de necesidad para la existencia o subsistencia de los mismos, utilidad, eficiencia y efectividad de cada uno de ellos en lo individual.

Mientras, este dinamismo social y económico impulsado de la desigualdad social: que marca la lucha entre clases sociales y que hace funcionar la maquinaria de la productividad, genera la energía del capitalismo; varios errores tiene en la práctica el capitalismo, tanto en el campo productivo, como en el campo político:  la sobreproducción de los bienes, la sobreexplotación de los recursos naturales, la avaricia y la codicia, el derroche y despilfarro de la alta aristocracia, y partidocracia o clase burguesa, y  el empobrecimiento de toda índole de las mayorías traducido en inhumanidad, esto último marca una incongruencia manifiesta  entre capitalismo y democracia , demuestra que en el capitalismo corporativo no existe democracia sólo individualismo egoísta.

Es preciso regular a través de la legislación, democratizar el capitalismo y no capitalizar la democracia, justificar económicamente el poder político, administrar sus costos de gobierno y administración sabiamente.

El experimento democrático del capitalismo en el sindicalismo, devino en ineficiente, debido a que se vició la institución en sus representantes, corrompiendo el capital a la institución y a los representantes, transformándolos de algo bueno (representantes) a algo dañino (testaferros del capital) para el resto de la sociedad, las llamadas conquistas sindicales, han devenido en vicios de ociosidad y capitalismo de los sindicalizados, que así llegaron a engrosar el número de los zánganos  que pesan sobre la clase baja comerciantes, pequeñas empresas, campesinos y obreros, principalmente los sindicatos de Estado.

Es necesario replantear la función y facultades de los sindicatos; donde el sindicato y el patrón funjan como titulares, en igualdad no en los contratos sino en la administración económica de las empresas, en  esquema democrático de la economía; y resuelvan en común, en revisión contractual, únicamente sobre salarios, el reparto de las utilidades del trabajo y crear el fondo de desempleo, al igual que el fondo de contingencia económica empresarial y sobrevivencia, subsistencia y explotación racional de las fuentes de empleo.

México contrario: el Impuesto sobre el producto del trabajo, impuesto vil este, pagar por trabajar. Este impuesto idealmente debería ser dividido 50% para el fondo en fideicomiso de contingencia económica de las empresas, y el 50% para el Estado (Municipios, Estados y Federación) para fomentar el empleo, debe ser un impuesto limitado en su cantidad y proporción a las necesidades económicas generales, al no hacerse así el Gobierno se trasforma en un Estado administrador (seudo socialista).

“La desigualdad y la pobreza en México son necesarias, para que muchos aristócratas y partidocratas mantengan los beneficios y prerrogativas, a través que las masas sean manipulables democráticamente por el estómago (necesidades).  “Los pobres representan muchos votos y los venden a costo bajo”  “Que desalmados políticos, les pagan los votos con sus propios impuestos, no con su patrimonio” ”Que analfabeta, en democracia, el pueblo acepta que se le paguen los votos con sus propio dinero y luego se suman al crimen, por falta de oportunidades de desarrollo”.

 “Me resisto, como muchos, no aceptaré que México sea un país de mediocres, que denigren su nombre, su buen apellido y su raza vendiendo votos a cambio de su dignidad y pobreza futura”. “Pobre es quien no tiene recursos económicos, pero más pobre aun quien ha perdido la dignidad y todavía aplaude a cambio de alimento, tal actitud es indigna de un mexicano, crea indignidad al gobernado e indignidad al gobernante”. ¿Será acaso tiempo de realizar, en México, el sueño mexicano (Democracia)?

 
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