Perspectiva, factores y matices del proceso electoral 2012
Apolinar Rodríguez Rocha.
En cuanto se abre el diccionario, nos damos cuenta que el orbe jurídico, se desarrolla, en el limbo jurídico del deber ser, por ello, no es extraño escuchar palabras como justicia, civilidad, democracia.
Hablar de la primera, sin embargo, entraña rememorar un catálogo inmenso de conceptos que en el significado de la palabra se engarzan; remontar los conceptos al verdadero significado de la frase, nos acarrea cierta dificultad:
Un término resalta y reclama primigenia sobre todo otro, la democracia como expresión máxima del Estado de Derecho; aquel que reconoce que el Estado sólo tiene un origen y una finalidad, el bien del ser humano, arranca a la lógica, a las máximas y toda razón la afirmación basta “DIGNIDAD HUMANA”, me explico: La dignidad humana es sobre todo, la razón primera de la teoría del pacto social de ROUSSEAU; lo es también de la teoría republicana norteamericana, y del constitucionalismo francés, el concepto se robustece con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; en realidad la justificación primera y última de todo Estado de Derecho lo es el hombre: los Estados, las leyes, las normas y las sociedades se crearon por el hombre y para el hombre.
Resulta absurdo pretender distinguir entre interés de Estado e individuo, por el contrario es el colectivo de individuos lo que le da existencia material y la voluntad como ente y sujeto colectivo, en lo artificial se ha pretendido poder confrontar los intereses del Estado al del individuo; sin embargo, tal es una extraña falacia y una falsa apreciación: el individuo y el Estado deben tener comunión, por necesidad, de tal entendimiento depende la paz social; el pretender lo contrario es pretender la subsistencia de la violencia estructural, y el socialismo sobre los derechos humanos: donde el individuo es sujeto de sacrificio en pro de la colectividad; el apreciarlo desde la perspectiva criminológica nos permite desmentir tal afirmación, jamás y bajo ningún concepto el individuo es sujeto de sacrificio en pro de la mayoría, el individuo goza de igualdad de derechos a los que goza cada uno de los integrantes de la mayoría, de donde sacrificar al individuo contra su voluntad no es mérito de civilidad sino defecto de racionalidad; donde el principio de respeto a la dignidad humana proviene y se manifiesta, debe significar el enfrentar, en conjunto, las adversidades, donde el sacrificio común, voluntario, refleja civilidad y es preferible al sacrificio individual involuntario que es una barbarie.
Por desgracia, esta vez ,se distinguieron en el proceso electoral tres intereses manifiestos, y una degeneración del republicanismo: el Estado como ente presentó un interés distinto al interés de los individuos, y los entes colectivos denominados partidos políticos se les concedió facultad de súper poder, el poder de humillar y denigrar al ser humano, a la ciudadanía mexicana; ostentosos y poderosos pasearon los partidos políticos sus ejércitos por todo el territorio nacional, arrojando tortillas a los mexicanos hambrientos y famélicos; para esto previamente cuidaron muy bien de no engordar a los ciudadanos y hambrearlos, no vaya ser que se cree una revuelta y pretendan liberarse del yugo de la dependencia al paternalismo estatal; cuidaron muy bien de desfalcar antes las arcas públicas, para tener excusa de retrasar los satisfactorios a la población vulnerable y que cuando llegara estuvieran en pleno proceso electoral, plena campaña, creando las necesidades para aparecer después ante los sectores vulnerables como los héroes del cuento y así condicionar la intención del voto, manipulando el temor de los ciudadanos dependientes y famélicos de que les fuere retirado el apoyo estatal, extrañamente derrochado al por mayor por todos los entes del federalismo, los Estados y los Municipios: los administradores del erario público, elegidos por elección directa de los partidos políticos, en tal práctica han humillado a mi pueblo; los votos cautivos que arrastraron el mayor número de votos al virtual ganador EPN provinieron de dos sectores de votos cautivos: 1).- Los empleados públicos, que bajo el deseo de permanencia en sus empleos (ante la amenaza de cambio de régimen) ante un potencial triunfo del partido de oposición; por este temor manipulado por los titulares de los poderes ejecutivos, se les incorporó a las huestes partidistas “libremente”, y a las estructuras electorales de los partidos políticos, en fin variados motivos, todos matizados con la dependencia económica a sus empleos, guiaron el sentido del voto de los empleados públicos; extraña manera diríamos, si consideramos que los empleados públicos son los únicos que no laboraron en general el día 1º de julio del año 2012, sus labores son de horario inglés de lunes a viernes, cosa contraria a los obreros que en sus explotados trabajos hubieron de laborar ese día, lo mismo sucedió con traileros, camioneros, choferes de autobuses, reporteros de fuentes noticiosas, soldados, que laboraron ese día, no es de extrañarse la ausencia de votantes, mucho menos las preferencias de los electores que votaron, la mayoría miembros activos del partido PRI en Coahuila diría activos, pero trabajadores activos, de multiplicar el número de trabajadores del régimen nos percatamos por el simple número ordinario de trabajadores estatales, sumados al gremio magisterial, el resultado de la elección es producto de los votos cautivos del régimen, aquellos que han sido comprados a cambio de un empleo de Estado (claro vota a favor del régimen la familia del trabajador cautivo).
La Ley debe ser igual para los iguales y desigual para los desiguales, por tanto no es posible que el voto cautivo de los empleados públicos tenga el mismo valor (legítimo) del voto no cautivo, es decir: el voto de quienes forman parte del régimen de Estado del partido vencedor forman una estructura (colectiva) humana que comparten un interés común al partido en el poder que es a la vez partido candidato; sus voluntades están viciadas, por imparcialidad y dependencia, debería excluirse a los miembros del Estado, trabajadores del Estado votar, pues sus viciadas voluntades ya se conocen, de antemano, votan así disfrazados a favor de sí mismos.
Es falso que se vote por el candidato, se vota por un partido político y obvio, sus agremiados, que son, de ganar su candidato, quienes ocupan los cargos públicos y quienes vivirán el próximo sexenio del erario. Deberían por lealtad excluirse de votar. Ya que su voto no es imparcial, sino deshonesto. De seguir obstinados en el de derecho igual de voto, impiden que el Estado pueda excluir del los puestos públicos a grupos corruptos de poder, pues el Estado de convierte en guarida de ladrones asociados en partidos políticos.
La corrupción entraña ahora la mayoría (burocrática) sobre las minorías (populares o clases vulnerables) sin embargo se han asociado esta vez, debido a la dependencia al populismo o gobierno de dadivas. Los pobres “sectores marginados”, la realidad es que la mayoría de los beneficiarios de los programas públicos lo son las propias lideresas miembros de los partidos y sus familias, acostumbrados a vivir sin trabajar del erario público.
Un grupo enorme de ciudadanos la mayoría profesionistas libres y pensantes, además de un gran número de convencidos de rescatar la dignidad humana de la ciudadanía mexicana, eligieron un rumbo distinto apoyando al hombre del proyecto de nación ANDRÉS MANUEL LOPEZ OBRADOR.
Gran frase la de él, al referirse a quienes excitan a la revolución, “no cumplen”. Así hablaré yo esta vez, lo peor de quienes hablan de democracia, partidos políticos, es que no cumplen, ni la respetan, ni la quieren, al contrario la evaden y la asesinan, igual a quienes hablan de salud y de justicia.
Esto se vio, cruelmente, en Coahuila enmarcado por la pobreza producto de la violencia y del desplazamiento de población, por la guerra contra el narcotráfico y de las víctimas del delito. Y de las víctimas de la naturaleza por la prolongada sequía en el campo y como corolario la inmensa mega deuda de Coahuila, que potenciaron la pobreza y la vulnerabilidad a la compra de votos. |