Parras de la Fuente, oasis educativo
Alfredo Velázquez Valle.
Fundada en 1598, Parras de la Fuente ha sido un verdadero foco de la actividad del hombre en medio del paraje abrupto que le circunda.
Es el padre Juan Agustín de Espinoza quien estableció esta Misión que en sus inicios perteneció al reino de la Nueva Vizcaya hasta 1785, cuando es incorporada a la Provincia de Coahuila por las Reformas Borbónicas aplicadas en todos los territorios del Imperio español.
Capital de esta provincia durante algún tiempo y elevada a ciudad en 1868, Parras ha concentrado una importante actividad agrícola e industrial que ha experimentado, desde hace mucho tiempo un desarrollo sostenido.
El cultivo de la vid, su industria vitivinícola y el posterior desarrollo de la industria textil han dado a esta ciudad un carácter propio que se ha visto plasmado en variedad de aspectos que permiten entender no sólo su prosperidad económica, sino también su calidad educativa y su desarrollo cultural.
El Gral. Andrés S. Viesca y Don Francisco I. Madero son un claro ejemplo de lo que esta antigua y próspera ciudad ha aportado al devenir histórico no sólo del Estado de Coahuila, sino del país. Aunque universales, estos hombres forjaron su carácter en su niñez y es en Parras, en el seno familiar, donde podemos encontrar los sólidos principios que forjaron su carácter; templanza y principios de los cuales echaría mano la República en tiempos azarosos.
Detrás de todo ello se encuentra, además, la presencia de la labor cultural llevada a cabo en la ciudad que desde sus albores ha tenido prioridad por la instrucción de sus habitantes. Misión de franciscanos y jesuitas, esta tierra ha cosechado los frutos que sus educadores han sembrado con paciencia en las fértiles parcelas de sus aulas.
Constancia de lo anterior es el propio Gral. Viesca, quién vencedor en la Batalla de Santa Isabel contra el ejército invasor francés (1866), no sólo se ocupó de guerrear contra el imperialismo trasnochado de Napoleón III; también dedicó tiempo al problema educativo siendo gobernador de su Estado natal. Impulsor de la primera Ley Reglamentaria de Instrucción Primaria (1867) y creador del glorioso “Ateneo Fuente”, este hombre ejemplar dio los primeros pasos para dotar a la escuela primaria de una legislación que le organizara y le uniformara en sus objetivos educativos, además de establecer los principios de gratuidad, obligatoriedad y laicidad.
Quizá sea esto mismo lo que explique, el por qué esta ciudad haya mantenido una constante en lo que a su aspecto educativo concierne; inclusive, cuando los años aciagos de la dictadura porfirista tocaban fondo y el pueblo moría de hambre y sobre explotación, este rubro se mantuvo con un buen nivel en la ciudad en comparación a otras regiones del Estado menos afortunadas.
Sostenidas en lo económico por el Municipio y supervisadas en lo técnico administrativo por una Comisión de Instrucción Pública también municipal, las escuelas primarias de Parras mantuvieron un número considerable de alumnos y para el año de 1898 las condiciones educativas marchaban bien.
Existían, para este año y los siguientes ocho, una Escuela “Modelo” para niños, otras dos de niños y tres para niñas, todas oficiales.
De entre estas escuelas la única que contaba con los seis años que abarcaba la educación primaria era la Escuela “Modelo” que, dividida en tres departamentos, ofrecía para sus alumnos un programa completo de materias como Lengua Nacional, Aritmética, Geometría, Geografía, Historia, Instrucción Cívica, Economía Política, Ciencias Físicas y Naturales, Moral, Dibujo, Caligrafía, Canto, Gimnasia e Inglés.
El nombre del Director de dicha escuela era el profesor José Gálvez; Primer Ayudante Jacinto E. Téllez y Segundo Ayudante, Ricardo Luna. Los sueldos respectivos eran los siguientes: $100.00 para el Director, $35.00 y $30.00 para el Primer y Segundo Ayudantes.
La Escuela No. 1 para Niñas de esta ciudad, contaba con los primeros cuatro grados de educación primaria que se le denominaba “elemental” y las materias de enseñanza variaban poco pero significativamente, ya que se incluía en dicho programa curricular la materia de Costura y desaparecían las materias de Canto y Economía Política.
Elena Ramírez es el nombre de la maestra Directora de dicha Escuela para Niñas y contaba con una Ayudante de nombre Isabel Ramos. Los sueldos sensiblemente inferiores a los devengados en la Escuela Modelo, eran para la Directora $40.00 y $25 para su Ayudante.
Cabe destacar que en lo que respecta a la materia de Moral, a niñas y niños se les hacía hincapié en la importancia que tenían los lazos familiares y los deberes que los hijos debían observar para con los miembros de la parentela, en especial con los padres.
En el primer informe de inspección que se tiene sobre las escuelas de Parras de la Fuente y que corresponde al mes de octubre de 1903, y que fue elaborado por el Inspector del Distrito de Parras y Viesca, Profr. Benjamín Muñoz, se consigna el estado físico en que se encontraban las escuelas de la municipalidad, y a excepción de la Escuela Modelo -que se reporta en excelentes condiciones- los restantes edificios escolares estaban, según informaba el profr. Muñoz, en buenas o regulares condiciones. Algo sumamente inusual para las restantes escuelas primarias del Estado.
Con lo que respecta al recurso humano, este primer informe señala la necesidad de un Director para la Escuela Oficial No. 1 para Niñas y Ayudantes para los restantes planteles. Si bien la falta de maestros fue una constante, las observaciones anotadas por el profesor Inspector, al menos hasta mayo de 1909, fue para el desempeño de los profesores, negativa.
A continuación el primer informe integro que sobre las escuelas del Municipio redactó el profesor Benjamín Muñoz en octubre de 1903.
“Con satisfacción manifiesto a usted que las medidas dictadas en este año por las autoridades de esta ciudad, han dado resultados muy satisfactorios, pues es verdaderamente notable el mayor impulso que día a día se está dando a la instrucción obligatoria.
En efecto, la matrícula en las escuelas oficiales ha aumentado de tal manera, que ya se hace indispensable un empleado más en la Escuela Modelo, otro para la Escuela No. 3 de Niños del Rosario, y una Ayudante para la Escuela No. 2 de Niñas en la que en años anteriores sólo había unas 20 o 25 alumnas a lo más.
Hoy la matrícula general en todas las escuelas asciende a 568 alumnos de ambos sexos y la asistencia diaria a 463, lo que pone de manifiesto la apreciación de tales medidas.
Se esperan, además, los libros de texto y útiles que faltan para dotar convenientemente las escuelas y ya me ocupo de arreglar los empleados que se necesitan con aprobación de las autoridades.
Intereses particulares de la profesora Sofía Santos Coy, la obligarán a separarse de su empleo para el día 20 del próximo noviembre.”
Libertad y Constitución, Parras de la Fuente a 29 de octubre de 1903
Benjamín Muñoz (rúbrica) C. Director General de Instrucción Primaria en el Estado, Saltillo.
Archivo histórico, SEDU estadísticas caja 25
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