Mecánica Nacional

“Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.
Martin Luther King.

Luis Eduardo Enciso Canales.

El mundo es un campo de batalla: actividad y pasividad, audacia y temor, dependencia e independencia, optimismo y pesimismo, ambición y resignación, vida y muerte, y mil contrarios más. En una sociedad como la nuestra compuesta por más de 112 millones de habitantes según el último censo de población elaborado en el 2010 por el INEGI. El problema adquiere grandes dimensiones para México, ya que ante tal multiplicidad los problemas que enfrentamos se diversifican y se va perdiendo la objetividad, distorsionándose con ello lo que “debería ser” y lo que en “realidad existe”, o lo que nos dicen qué pasa y lo que en realidad sucede, es en este sentido que el ciudadano de a pie se ha reducido a ser un simple espectador de un partido de tenis, o más bien ante lo vertiginoso de los tiempos en un asistente más a un juego de ping pong.

Pero esto obedece a una manera del ser mexicano, el arte ha dado cuenta de esto y se ha manifestado de diferentes maneras para exponer una realidad que resulta avasallante, pero por lo mismo incomprensible para la gran mayoría, haciendo de éstos una caricatura en donde sólo nos resta la burla de nuestra triste realidad.

“Mecánica nacional” es una película mexicana filmada en la década de los 70s hace ya casi cuarenta y un años, dirigida por Luis Alcoriza, pero su vigencia sigue calando hondo, sólo basta echarle un vistazo para de inmediato contextualizarla, es el caso también de las películas “México, México ra ra ra” (1976), y “La Grilla” (1980) de Gustavo Alatriste, “Los olvidados” (1950) escrita y dirigida por Luis Buñuel. Emilio Carballido en el teatro, con “Silencio, pollos pelones, ya les van a echar su maíz”, pone sobre la palestra una historia que bien podría ocurrir en cualquier lugar del México de los 60 o de la actualidad.

Guillermo Bonfil Batalla, en su libro México Profundo; una civilización negada, nos habla de un México que en realidad es discontinuo, considerablemente diverso, contradictorio en infinidad de sus aspectos, injusto e incongruente, caracterizado particularmente por la existencia persistente de grupos sociales y culturales con proyectos de vida particulares y frecuentemente antagónicos. Con muy pocos rasgos y a veces nulos puntos de encuentro para la realización de tareas comunes y menos todavía con sentimientos que pudieran hacernos pensar en destinos compartidos, esta actitud permanece particularmente en pueblos que como México, su matriz cultural cuenta con el elemento rector de ser producto de una raíz mesoamericana, de ahí deviene el carácter popular del pueblo, y por otra parte el autor también nos habla del antagonismo de los grupos hegemónicos que son la minoría, pero son los que se han apropiado del poder, una clase altamente influida de un pensamiento occidentalizado que a su vez rechaza y niega a ese otro México profundo, ese que somos pero que a la vez no podemos ver que somos.

En la actualidad estamos una vez más frente a la posibilidad de un nuevo ciclo en la reorientación de la política nacional, estamos en la víspera del arranque de un nuevo proceso electoral para elegir Presidente de la República, renovar el Congreso y la Cámara de Senadores, pero nuestros problemas ahora son de mayores dimensiones, en contraste el nivel del debate y el diálogo político se encuentra en su nivel más bajo histórico, el caldo de cultivo es idóneo para la aplicación de todo tipo de descalificaciones, guerras sucias, jaloneos de los grupos de poder ante una sociedad dividida, enfrentada, pisoteada y ninguneada, el cambio no se dio con la “alternancia”, el país está dando un giro de 360° y se enfrenta ante el inminente regreso del PRI a Los Pinos.

Los más avezados como la escritora Elena Poniatowska se vuelven clarividentes intelectuales, será por eso que avizoran más claramente los cambios, ella pronosticó; no le den más vueltas, el próximo Presidente de México será Enrique Peña Nieto, tiene todo a su favor, lo dijo el pasado 8 de noviembre en entrevista exclusiva al periódico 24 horas que dirige el periodista Raymundo Riva Palacio, autodefinida como feminista de tiempo completo, consideró en ese momento que Josefina Vázquez Mota sería una excelente candidata a la Presidencia de la República, pero fuera de tiempo porque México aún no está preparado para ser gobernado por una mujer.

A este país le falta mucho por recorrer pero para poder reencontrarse es preciso reconocer antes esa mecánica nacional de negación, de descalificaciones mutuas, de quedarnos con lo que no es nuestro, y echarle la culpa a alguien más, de encontrar mil maneras de auto justificarnos, ¡a que le tiras cuando sueñas mexicano! Plasmó de nosotros mismos el querido “Chava” Flores, educamos a nuestros hijos desde pequeños a ponerse listos, no a estudiar, a poner trabas y luego a enojarnos cuando nos la aplican a nosotros, a grillar y a tranzar, y a la vez criticar eso mismo.

Hemos desarrollado un doble lenguaje y una doble moral, los medios sobornan al gobierno y si no acceden lo atacan, la gente nos quejamos del sistema, pero todos queremos vivir de él, debemos desenterrar el espejo del que habla Carlos Fuentes en su libro El espejo enterrado, para poder mirarnos de frente y entender todo lo que somos, ser capaces de ser autocríticos, ya no es tiempo de ofertas que plantean soluciones mágicas a nuestros problemas comunes, estamos llegado al límite, el tiempo se agota, con crisis globales, deterioro de los recursos naturales, cambio climático, violencia sistemática, crisis de valores, profundos rezagos educativos, una brecha cada día más amplia de desigualdad, etc.

Es oportuno ya, exigir que se eleve el nivel del debate, para no seguir sólo delegando el futuro de nuestros hijos a “alguien”, es hora de cambiar esa mecánica nacional que nosotros mismos generamos y mantenemos, por eso gobiernos van y vienen, y nosotros seguimos siendo los mismos.